Los argentinos contemplamos azorados la llegada del Fondo Monetario a nuestro país como colofón de un largo proceso en el que uno a uno, la alianza Radical/PRO Cambiemos fue destruyendo los fundamentos de la soberanía económica de nuestro país. Si bien los despidos y las políticas aplicadas en los últimos dos años mostraban hacia donde se dirigía este camino, el retorno al FMI fue un impacto que a muchos los despertó del engaño que desde diciembre de 2015 el Macrismo había urdido con mucha eficacia para convencer a la población: que venían a construir un “país mejor”. De pronto cayó el manto de encubrimiento y afloró la realidad.

Habíamos advertido de múltiples maneras que Cambiemos no venía a construir, sino a destruir los avances logrados por el pueblo y la Nación durante los años de gobierno Nacional y Popular, y a tratar de que esta experiencia no se repita en el futuro, al menos inmediato.

Este proceso, cuyos efectos hoy se nos presentan por los medios de comunicación oficialistas como “crisis cambiaria”, no es producto de una catástrofe natural, sino de las políticas puestas en marcha por la gestión de la nueva Alianza neo conservadora desde 10 de diciembre de 2015.

El Gobierno de Cambiemos, con sus funcionarios que conservan su dinero fuera del país que administran, involucrados como propietarios o testaferros de compañías offshore concebidas exclusivamente para la ilegalidad, la evasión de impuestos y el lavado de dinero, vino a construir un país para pocos, a excluir a los incluidos, a desmantelar las instituciones y organismos que procuraban igualdades, a entregar nuestra economía a las multinacionales y en la medida de lo posible también nuestra soberanía.

Para lograrlo, debía reprimir la protesta y desfinanciar y debilitar a un Estado que trataba de equilibrar las fuerzas para impedir al Poder Financiero llevar a cabo su estrategia de miseria que hoy está sembrando por el Mundo.

Por eso:

a) Equipó y entrenó a las fuerzas federales y policiales (incluso en el exterior) para la represión interna.

b) Planificó actos violentos por medio de infiltrados en las marchas masivas de protesta para justificar la represión indiscriminada. Intervino con fuerzas federales asambleas internas de trabajadores en fábricas, deteniendo delegados, como es el caso reciente en La Virginia.

Con el aval del Presidente y de sus Ministerios de Seguridad y de Justicia sus fuerzas represivas mataron por la espalda a militantes populares como a Rafael Nahuel en el sur para demostrar que avanzan “contra viento y marea” según palabras textuales del Presidente.

c) Eliminó los controles a la comercialización de divisas para facilitar la fuga de capitales y con ella la riqueza producida por el trabajo en estas tierras.

d) Derogó las retenciones al comercio exterior de granos y minerales que permita una distribución más equitativa del ingreso. Cabe destacar la crueldad de algunas de estas decisiones por las consecuencias sociales que tienen, como por ejemplo la de derogar el 100% de las retenciones a los granos que inciden directamente en el costo de los alimentos de los argentinos, mientras que, a los otros granos como la soja, solo se las reduce.

e) Multiplicó el endeudamiento del país en moneda extranjera y generó lo que el “mercado” definió como “La Bomba de las Lebacs”.

 f) Construyó una “bicicleta financiera” nefasta permitiendo el ingreso de capitales golondrinas que hicieron enormes negocios con tasas del 40% a pagar por el Banco Central, para luego tener asegurada la fuga de divisas sin ningún control y garantizada con dólares que ingresó como deuda pública.

Cambiemos también vino a cambiar la matriz productiva que se estaba tratando de construir en Argentina, que se basaba fundamentalmente en la posibilidad de frenar la primarización de las exportaciones, e incentivar la industrialización, el desarrollo científico independiente, la protección de las Pymes y el desarrollo del Mercado Interno para posibilitar un país que incluya a los 40 millones de argentinos.

En su lugar promueve una estructura productiva oligopólica, elitista, clasista, donde unas pocas empresas imponen los precios al resto de la economía con la destrucción de los fundamentos de una economía soberana, que pueda orientarse hacia el bienestar de las mayorías.

Para lograrlo destruyó a la Industria Nacional mediante:

a) La dolarización de las tarifas de los servicios e insumos esenciales, combustibles, gas, electricidad que provocó un incremento irracional, tenía en cuenta solamente el beneficio de las empresas proveedoras en su mayoría en manos de sus “amigos/socios” sin tener en cuenta el daño en la industria y en la vida de los argentinos.

b) La apertura indiscriminada de las importaciones, privilegiando el trabajo extranjero por encima del de nuestros trabajadores y la desaparición del mercado interno, que había servido de motor de crecimiento.

c) Como método anti inflacionario, deprime el consumo interno que permite el bienestar de las mayorías, promoviendo el desempleo y la baja del salario a través de la intervención ilegal de las paritarias libres, imponiendo límites absurdos a las negociaciones colectivas frente a una inflación retroalimentada reconocida por el INDEC lo que provocó que el salario promedio argentino pasara de U$S 589 a U$S 384 en los últimos 2 años, de ser el más alto de Latinoamérica hoy ya se encuentra en el quinto lugar.

d) Ataca a la educación pública gratuita en todos sus niveles, al desarrollo científico independiente con el propósito de desmembrar la producción autónoma de conocimiento y lo hace a través de embestir contra el Conicet, el INTA, el INTI, el SENASA, la CNEA, y otras instituciones que además con sus controles protegen la salud de los argentinos. Es fundamental señalar que para llevar adelante este plan siniestro fue y sigue siendo necesario callar voces y ocultar errores e infamias. Por eso desmantelan a todo aquel medio de comunicación masivo que se oponga a la estrategia de Cambiemos, sean estos públicos, como Radio Nacional, la TV Pública, Canal Encuentro, la Agencia de Noticias Télam, etc. o privados como es el caso del ataque permanente que sufre por ejemplo C5N, tanto en lo económico como en el boicot a sus transmisiones con interferencias constantes.

No es necesario aclarar que este proceso represivo, que manipula a la “Justicia”, encarcela opositores sin causas o sin procesos constitucionales, como es el caso de Milagro Sala o Julio de Vido por nombrar algunos prototípicos, no es privativo de Argentina, sino que es un plan de dependencia compartido y aplicado también en otros países del Cono Sur.

La paralización de la UNASUR es otro aspecto más del mismo dispositivo y la detención de Lula en Brasil o el intento de encarcelar a Rafael Correa en Ecuador, sumados a los constantes embates al gobierno democrático de la República Bolivariana de Venezuela, son tal vez el paso más importante dado hasta el momento por el poder hegemónico de las corporaciones Financiero/ Mediáticas lideradas por Estados Unidos para destruir el sistema político democrático soberano de América Latina.

La Democracia Liberal fue históricamente controlada por ese “poder Hegemónico” y sobrevive en la medida en que el Poder se pueda servir de ella y no contradiga sus necesidades monopólicas.

Siempre que la Democracia se mostró disfuncional a los intereses de ese poder, este reaccionó deslegitimando a gobiernos y políticos populares, acusándolos generalmente de corrupción para luego derrocarlos y reemplazarlos por Gobiernos que representen sus intereses e implementen políticas contrarias a las mayorías populares.

La deslegitimación, la proscripción y los golpes de mercado fueron herramientas que las minorías económicamente poderosas utilizaron a lo largo de los años bien para debilitar, condicionar o derrocar a los Gobiernos surgidos del voto popular, bien para impedir su acceso al gobierno. Cuando esto no le alcanzó, impusieron su voluntad mediante dictaduras  sangrientas.

Argentina, Brasil o Ecuador, con sus particularidades, viven hoy el mismo proceso, debido a que los avances políticos y económicos logrados por los sectores populares de ambos países como otros de América Latina no son tolerados por el poder financiero global ni por sus representantes, las oligarquías vernáculas.

Los intereses de las mayorías populares colisionan con los de las minorías privilegiadas, la distribución de la riqueza con la acumulación, la explotación de los pueblos con la Justicia Social.

Hoy los medios hegemónicos de ambos países se esfuerzan en describir las acciones del Poder Judicial de Brasil, Argentina o Ecuador como un proceso de “La Justicia” para perseguir la “corrupción” cuando en realidad se trata de la más descarada acción política de la élite económico-financiera gobernante para proscribir a aquellos líderes populares a quienes no le perdonan haber sacado de la miseria a enormes sectores populares afectando los intereses económicos de los poderosos, sin que esto significara que sus ingresos dejaran de ser enormes y la concentración del capital financiero se frenara. No se trata solo de un problema económico sino civilizatorio.

Es que el poder global no acepta que se instale en la conciencia de los pueblos la idea de que ellos, tienen derecho a participar de los beneficios de un país que les pertenece y a vivir en una sociedad más equitativa e igualitaria. El Poder impone la lógica del lucro de los sectores poderosos por sobre la lógica de una vida digna de los pueblos. Cuando está en juego el lucro de los poderosos, la salud pública, la educación, la seguridad social, los salarios de los  trabajadores, la vida del pueblo en su conjunto debe resignarse y garantizarlo.

Se rebajan salarios, se despiden trabajadores, se cierran escuelas, se vacían hospitales públicos, se reducen los beneficios que el PAMI otorgaba a jubilados, se dejan de lado servicios indispensables como los que brinda el SENASA, se sacrifican los avances científicos desmantelando el INTI, pero se garantiza el lucro de las petroleras, las multinacionales agropecuarias o los sectores financieros.

La elite gobernante trata de naturalizar la pobreza en la población, presentándola como un fracaso ocasionado por el comportamiento de los individuos, ocultando que en realidad es consecuencia del sistema político y de la organización económica social que impone desde arriba y ante la cual las personas sin una acción de conjunto, resultan impotentes.

El gas, el agua, la energía eléctrica dejaron de ser Servicios Públicos con carácter de derechos adquiridos por la población, para pasar a ser uno de los rubros más rentables de las empresas a las que pertenecen en su mayoría los funcionarios de Cambiemos, aunque esto signifique que amplios sectores de la población vea deteriorada la calidad de vida que históricamente tuvieron y otros queden totalmente excluidos. Semejante empobrecimiento de las mayorías se presentó como “sinceramiento” frente a los “desastres económicos” que decían haber heredado del “gobierno anterior”, (curioso eufemismo para no mencionar a Cristina Fernández de Kirchner). Así, las políticas de inclusión que beneficiaron a esas mayorías se muestran como gastos ilusorios e insostenibles que el país no estaba en condiciones de soportar.

Todos los daños ocasionados al pueblo y a la Nación, se presentan como sufrimientos inevitables que Cambiemos debe infringir debido a la “pesada herencia” que dejó el Kirchnerismo, ocultando que en realidad son el resultado de sus políticas en defensa de los intereses de sus “amigos”, del poder financiero, sin dejar de tener en cuenta una enorme cuota de torpeza e improvisación de este grupo de evasores “offshore”.

Como afirma un legislador santafesino, “el problema no es la herencia sino el heredero”. Efectivamente, si observamos con la perspectiva que nos da el transcurso del tiempo, realmente las presidencias de Néstor Kirchner y Cristina Fernández de Kirchner, dejaron una pesadísima y difícil herencia al gobierno Radical/PRO, que no es otra que la experiencia irrefutable de que es posible aplicar políticas que no castiguen al pueblo.

Recordemos que durante el gobierno Nacional y Popular, mientras se construían más de 1.000 escuelas, se ponían en marcha planes como la Asignación Universal por Hijo, el plan Conectar Igualdad, Procrear, Progresar, se ponían en órbita satélites nacionales, se repatriaron miles de científicos, se construían 5 millones de puestos de trabajo, se incorporaban 3 millones de jubilados al sistema y se creaba el Plan de Sustentabilidad del Anses que garantizaba el cumplimiento presente y futuro con los jubilados, se fundaban 9 Universidades Nacionales, etc. Se pagó la deuda al FMI y se desendeudó al país llevando su Deuda Externa Pública al 30% de su PBI, habiéndola recibido de la Alianza Radical Liberal con el 170% del PBI, con la mayor crisis de pobreza, indigencia y desocupación de la historia.

Como hemos dicho, ha sido necesario mucho contubernio judicial, mucha labor mediática machacando sobre una corrupción que nunca termina de juzgarse, mucho énfasis en estigmatizar al Kirchnerismo y todo lo que aparezca próximo a las ideas y políticas sostenidas por esos gobiernos. Mucho esfuerzo simbólico para desterrar de la conciencia del pueblo aquella experiencia de que otro país es posible, respetando y reconociendo derechos, aumentando la calidad de vida.

Sin embargo, si la memoria es resultado de una lucha política que se inscribe en el cuerpo de cada uno de nosotros, frente al hambre, la incertidumbre del ¿tendré empleo mañana? O el atropello cultural antipopular, la contundencia del paro de las centrales de trabajadores (CGT, CTA de los Trabajadores, CTA Autónoma) y movimientos sociales (Ctep) y empresariales (Apyme) de hoy, las masivas movilizaciones de las mujeres en el Pañuelazo y el Ni una Menos, las luchas de los docentes, de los obreros reclamando por cierres de las fuentes de trabajo, de las multisectoriales contra los tarifazos, deja claro que desde abajo se articula una lucha por ese otro país, incluyente, generoso y posible.

El triunfo que el pueblo azteca le posibilita a López Obrador en las elecciones de México nos fortalece aún más como Latinoamericanos en la lucha contra el poder hegemónico y resalta la vigencia del proyecto de Patria Grande. Ante esta realidad de degradación del Estado de Derecho de las Instituciones de la Democracia y de pérdida de las Conquistas Sociales de nuestro pueblo asoma la esperanza de la lucha decidida que está dando nuestro pueblo.

Carta Abierta Rosario, a 10 años de su nacimiento, llama a la lucha de todos por la unidad y movilización en las calles, para continuar enfrentando al gobierno oligárquico neo liberal entreguista de la Alianza Cambiemos, y a defender los derechos adquiridos, la soberanía nacional, la independencia de los poderes financieros internacionales, y la justicia social para nuestro Pueblo.