Tristán Bauer dice que está sorprendido por las repercusiones que está teniendo su película. No esperaba que el trailer circulara de ese modo, multiplicado en cadena. Tampoco creía que fuera verdad que Laura Alonso pudiera llegar a burlarse de la muerte de Santiago Maldonado en un tuit. Lo cierto es que, días antes de su estreno, El camino de Santiago ya está hablando de un tema que moviliza a la sociedad argentina, de todas las maneras, en tiempo presente. También habla desde el pasado, advierte el director, ya que toma como punto de partida la conquista al desierto. Y en futuro, porque en una causa que sigue caratulada como desaparición forzada de persona es mucho lo que resta todavía por saber. El próximo 1º de agosto, cuando se cumpla un año de la muerte de Santiago Maldonado, el documental de Tristán Bauer tendrá su preestreno en el ND Teatro, y luego podrá ser visto en varias salas del país.

“Dice ‘dirección Tristán Bauer’, pero debería decir de un grupo de compañeros y compañeras, porque realmente fue una producción en equipo”, asegura el realizador en diálogo con PáginaI12. También afirma que es injusto que se lo presente como “de Bauer y Florencia Kirchner”, ya que esta última fue una de las guionistas, junto con Omar Quiroga. “Y está también el trabajo de investigación de Juan Alonso, de los productores, y de todo el equipo construyendo un documental, que no se hace como un largo de ficción, con un guión rígido que se sigue. Sobre todo en este caso, porque se fue haciendo mientras se desarrollaban los acontecimientos. Yo destaco la actitud humana y profesional de Florencia, su dedicación; nunca había trabajado con ella y fue un placer, tiene una gran solidez. Pero insisto, los ochenta minutos del documental son el trabajo de un equipo”, resalta.

El camino de Santiago. Desaparición y muerte de Santiago Maldonado tiene la voz en off de Darío Grandinetti guiando el relato central. También cuenta con numerosos testimonios; entre otros, uno logrado en la sede de United Colors of Benetton en Treviso. Allí, durante una conferencia de prensa por un lanzamiento de la marca, un joven italiano le pregunta a Benetton si conoce a Santiago Maldonado, mientras le muestra su icónica imagen. La canción central, “Las ausencias”, es de León Gieco. “Con León tengo una vieja y entrañable relación de amistad, y le estoy profundamente agradecido. El es un cinéfilo que ve todas las películas argentinas, así que quise mostrarle lo que estábamos haciendo y a los pocos días me dijo que tenía ese tema. Fue un honor”, dice Bauer.

“A los pocos días de la desaparición de Santiago Maldonado, de manera espontánea, nos juntamos un grupo de compañeros y compañeras, y empezamos a conversar sobre qué hacer con esto. El qué hacer tenía que ver con lo que nosotros hacemos, la investigación periodística, filmar, editar. Así se fue armando un grupo, incluso algunos no nos conocíamos al comienzo. El primer resultado de ese encuentro, con Juan Alonso como investigador fundamental, fue hacer un viaje al sur y empezar a preguntarnos nosotros que pasaba con Santiago Maldonado”, cuenta el director sobre el origen del documental. Así, empezaron a producir una serie de micros que se vieron en el programa de Gustavo Sylvestre en C5N y en la web de PáginaI12. 

“A medida que se seguían desarrollando los acontecimientos, con la aparición del cuerpo de Santiago aquel 17 de octubre, y viendo todo el material que teníamos, fue surgiendo la idea del documental. Siempre me he sumergido en nuestra historia y en la realidad, pero es la primera vez que me toca sumergirme en un tema que va avanzando mientras vamos tomando las decisiones formales, estéticas y de estructuras de guión para poder narrarlo. Me sumergí en temas como Malvinas, la vida del Che, de Cortázar, de Borges, qué había pasado con el cadáver de Evita... pero siempre desde la distancia del tiempo, con ese análisis. Acá por primera vez lo hago al calor de los hechos”, compara.

–El comienzo, entonces, fue urgente. ¿Qué buscaban en aquel momento?

–Lo que nos preocupaba era ponerle imágenes a esa historia. También es lo que nos preocupa ahora, porque hay un intento de cerrar la historia con un “Santiago Maldonado se ahogó”. Pero ese episodio tiene un pasado que se puede llevar hasta distintos momentos, nosotros lo llevamos a lo que significó la conquista del desierto en la Argentina, el genocidio y la aparición de los enormes latifundios. Y también está lleno de preguntas: Santiago Maldonado se ahogó pero, ¿por qué?, ¿cuándo?, ¿quiénes son los responsables de esa muerte?, ¿qué pasó con el cuerpo?.

–¿Qué fue lo que encontraron en el viaje al sur? ¿Cuál fue la primera imagen?

–Si de imágenes hablamos, fue impactante encontrarnos con ese lugar, con ese río, con la estepa patagónica, con esas situaciones de vida, y con esos contrastes: por un lado Benetton y el millón de hectáreas que tiene el grupo en nuestro país; por el otro, los mapuches y su lucha, que no aparece por generación espontánea, tiene una historia. Y el rol de la gendarmería y las distintas fuerzas en el lugar. Otra cosa que nos llamó mucho la atención, y que se desarrolla muy fuertemente en la película, es la reacción popular, y cómo fue creciendo el reclamo por Santiago. Primero en la zona en Esquel, muy observados, venciendo el miedo, empezaron a preguntar qué había pasado con Santiago y a exigir justicia. Y cómo desde ese núcleo primario se empezó a multiplicar hasta llegar a las manifestaciones multitudinarias en la Plaza de Mayo, clamando por la aparición con vida. Y el rol fundamental de Sergio, el hermano, de su esposa Andrea y de la familia Maldonado, de los familiares empujando, una vez más.

–¿Cómo trabajaron con la familia de Santiago?

–A Sergio y Andrea los admiro profundamente. De un día para el otro, su hermano pasó a ser un desaparecido, les tocó ocupar un lugar de gran exposición mediática, con niveles de angustia, desesperación y tristeza muy fuertes, con una justicia que no contesta con justicia. Y la actitud de ellos es en todo momento de dignidad y gallardía. Para mí son un ejemplo, les tenemos un enorme agradecimiento. Pudimos también estar con el papá y tomar un testimonio desgarrador de la mamá, no solo por la película sino en el momento de hacerlo. Esa madre que esperaba todos los días en su pueblo, 25 de Mayo, la llegada de su hijo; ese dolor, esa esperanza que un día se frustra... Por la generación a la que pertenezco, a ese dolor y a esa dignidad los siento cercanos a los que tuvieron las madres de los desaparecidos en la dictadura militar. También como ellas, la familia Maldonado sigue luchando con la mejor actitud. A pesar de la persecución, de las escuchas telefónicas, de todo eso cercano a lo siniestro, como hay muchas cosas siniestras en este caso.

–¿Les fueron mostrando el material? ¿Opinaron?

–Les fuimos contando, le mostramos un armado y luego la película casi terminada. Y opinaron con un respeto por el que les voy a estar agradecido toda la vida. También ese dolor personal que ellos cargan tenía que ser respetado. En mi documental sobre el Che, que fue una investigación muy larga, trabajé mucho con la familia del comandante, con su mujer y sus hijos. Y había algunas cuestiones en que entendía por qué su mirada es totalmente distinta, porque están involucrados los afectos personales y lo más profundo de la sensibilidad humana. Siempre he tenido mucho respeto por esas miradas humanas y en este caso la película tenía que ser respetuosa de esos dolores, más allá de cualquier espectador o de lo que significa una investigación, con sus testimonios y materiales.

–¿Qué sintió cuando vio el tuit de Laura Alonso burlándose de la muerte de Santiago, a partir del título de su película? 

–Escondidos detrás de las redes sociales, esos seres humanos pueden expresar su perversión. Esos comentarios desde lo más atroz del ser humano, son materia de estudio.

–Ocurre que cuando los retuitea una funcionaria está haciendo una declaración pública, cobra otra dimensión...

–Cuando me lo contaron, yo no lo podía creer. Sigo sin poder creerlo. Si es así, ya estamos hablando de otros niveles de atrocidad. Porque si un funcionario que asume un lugar tan importante como la Oficina Anticorrupción se identifica con la muerte, con el sufrimiento, con el espanto, y además lo celebra... estamos hablando de situaciones que exceden cualquier análisis. Ese tipo de manifestaciones merecen el peor de los castigos.

–¿Qué le gusta de la película terminada? ¿Cuál le parece que es su punto fuerte?

–Primero, como decía antes, que es una experiencia nueva, porque ni siquiera tengo claro en qué momento me propuse hacer un documental sino que fue parte de un proceso. Al comienzo, nosotros queríamos darle visibilidad a este caso y después nos sumergimos en el hecho cinematográfico. Hoy veo la película y me parece que tiene esta característica, que está realizada al calor de los acontecimientos, que supimos llevar adelante una investigación, pero que también hay una preocupación por construir una estructura dramática sólidas, por una contundencia formal y estética. Pudimos mostrar la Patagonia con la posibilidad de usar drones, mirar como mira un pájaro esos paisajes, tomar dimensión de la magnitud del territorio, de su riqueza y belleza. Acercarnos a las personas que lo habitan, desde que cruzaron el estrecho de Bering treinta mil años atrás, hasta hoy, acorralados en la marginalidad. Y tener distintas miradas, con distintas tecnologías, desde los drones hasta los celulares de los mapuches que filmaban mientras estaban siendo reprimidos.

–¿Qué le gustaría que pasara con la película?

–Ojalá que la vea mucha gente y ojalá que sirva para que se siga clamando justicia por Santiago. Ojalá que ayude al esclarecimiento del caso, a que se haga justicia por ese joven solidario. Ojalá que le de visibilidad nacional e internacional. Que ayude a abrir lo que se pretende clausurar: Santiago Maldonado se ahogó, listo. 

–Hay una parte de la sociedad que pareció quedarse tranquila con esa respuesta...

–Creo que es lo que quieren instalar los medios masivos. Así como instalaron que Santiago se había ido a Chile, o a la Patagonia, o que andaba en Entre Ríos. Cuando estábamos filmando en 25 de Mayo, en uno de los días más tristes que recuerdo, el velorio y el entierro de Santiago Maldonado, empezó a llegar el eco de la muerte de Rafael Nahuel al pie del lago Mascardi, de un balazo por la espalda. En el final de la película estas dos muertes se unen, te sacan de la mirada individual y otra vez te llevan a la mirada histórica. ¿Qué significan esas muertes de jóvenes en la Patagonia? Acá no hay ningún caso cerrado. Quedan muchas preguntas y faltan muchas respuestas.