No puedo soslayar ni dejar de expresar mi opinión respecto del anacrónico discurso del Dr. Albino en el Honorable Senado de la Nación, en el cual expresó conocimientos distorsionados sobre hechos comprobados en la ciencia médica desde hace años y que han salvado a miles de personas del contagio de un importante número de enfermedades de transmisión sexual, del VIH y de otras situaciones como evitar embarazos no deseados, en un porcentaje superior al 80 por ciento.
Esto implica haber salvado a personas del drama del contagio y del conflicto que apareja el embarazo no deseado. Desconozco si el profesional sabe que salvo las vacunas (y no siempre) en Medicina no existen efectividades ni predicciones del 100 por ciento pero los porcentaje que aquí se enuncian son lo suficientemente significativos para ser considerados con utilidad preventiva.
Por otra parte, no se puede en una exposición publica recurrir al sofisma para fundar una postura personal, al menos equivocada, a sabiendas. Lógico que el virus del VIH se mide en micrones y que “que podría atravesar la porcelana”, cuyos poros son ostensiblemente mayores en su diámetro, pero los preservativos no son de porcelana. Supongo que por el solo hecho de ser médico alguna vez en su vida el expositor habrá visto un preservativo y comprobado que no son de porcelana sino de látex.
La desinformación del pueblo es una forma de violencia que llega a su punto extremo en la falta de educación. Parece que el expositor desconoce que existen en el sujeto tres ámbitos bien diferenciados: el público, el privado y el íntimo. El público de interacción entre varios o muchos es el terreno general o campo de tarea del gobierno, de la educación, de la salud, etc., y por ello surgen los ideogramas de función publica, educación pública y salud pública, independiente de qué forma de gestión se use. No se puede mentir y confundir ni dar mensajes basados en el sesgo de la idea privada o íntima que todos podemos tener, pero que no nos habilita a “obligar” a un otro a hacer tal o cual cosa.
Por otra parte, cuando se es convocado a informar, debe informarse con la verdad fáctica y no con artilugios discursivos y actitudes con tinte fariseo.
Creo que debe de inmediato darse cumplimiento con la ley que establece la ESI y bajar a las escuelas desde el primario personas formada en este tipo de cuestiones, le guste a quien le guste.
Es demasiado grave para hablar disparates.
Me pregunto, el expositor, en sus programas que subvencionamos, ¿dará a sus pacientes y familia el tipo de conceptos como los que expresa en el Senado? En lo personal, con casi cuatro décadas de ejercicio profesional, siento el profundo dolor de ver que en algunos aspectos no sólo no avanzamos sino que algunos pretenden hacernos retroceder. Siento vergüenza ajena.
* Doctor de la UBA, académico titular sitial Ricardo Finochietto de la Academia Nacional de Ciencias de Buenos Aires y profesor regular de la Facultad de Medicina de la UBA.


