El fútbol tuvo, tiene y tendrá páginas repletas de gloria. Pero no todo lo que brilla es oro, porque el deporte más popular del mundo también detenta a veces un lado oscuro. Causas por evasión impositiva, robo, asesinato, violación, secuestro, narcotráfico e incluso terrorismo llevaron a ciertos jugadores a ser condenados y algunos hasta pasaron una temporada tras las rejas. También hubo demandas a futbolistas por agresiones físicas, gestos o comentarios xenófobos, encubrimiento de barrabravas y de dirigentes corruptos, entre otras lindezas. Aquí, algunos ilustres del balompié que cayeron bajo el rigor de la justicia, los que zafaron y los que no.

Esta semana, el portugués Cristiano Ronaldo “arregló” pagar cerca de 19 millones de euros (22 millones de dólares) al fisco español para evitar pasar dos años de cárcel. El ex Real Madrid, actualmente en la Juventus, reconoció cuatro delitos contra la Hacienda Pública cometidos entre 2011 y 2014. Por si fuera poco, CR7 también deberá pagar las costas en el proceso.

Otro madridista, Luka Modric, tras salir subcampeón con Croacia en Rusia 2018 y haber sido elegido el Mejor Jugador del Mundial, sigue en el ojo de la tormenta mientras continúa su proceso por presunto falso testimonio tras ser acusado de recibir ilegalmente en 2008 el 50 por ciento del valor de su pase del Dinamo Zagreb al Tottenham de Inglaterra, en una operación orquestada por el magnate del fútbol croata Zdravko Mamic, a su vez condenado a seis años y medio de prisión por evadir al fisco. 

En este punto cabe destacar que tanto el brasileño Neymar –condenado por malos manejos y corrupción– como Lionel Messi –juzgado junto a su padre por evadir impuestos– también cayeron en este tipo de ilegalidades y lograron gambetear las rejas. Pero otros, imputados por delitos de diversa gravedad, no tuvieron la misma fortuna.

Por caso, el brasileño Bruno Fernandes da Souza, arquero del Flamengo, fue detenido en 2010 por asesinar a su esposa, debido a que ella le pedía más dinero para el hijo, y condenado a 23 años de prisión, aunque logró salir libre luego de 7 años de cárcel. Edmundo, otro brasileño que brilló en la Fiorentina, Napoli, Vasco de Gama e Internacional de Porto Alegre, fue condenado en 2011 a cuatro años de cárcel por homicidio involuntario, pero un hábeas corpus le permitió salir de prisión donde sólo pasó un día.

Asimismo, el mexicano Omar Ortiz, arquero del Monterrey, ingresó en prisión en 2012 por participar en varios secuestros, vinculado al Cartel del Golfo. Y por si le faltaba algún agravante, al momento de su detención el ex guardameta mexicano se encontraba sancionado por doping. Por la misma causa, el serbio Pedrag Stankovic, que militó en el Estrella Roja de su país y en el Hércules de Alicante, entró en prisión en 2009 dentro de la Operación Ciclón por tráfico de drogas. Posteriormente fue condenado a nueve años de cárcel por la Audiencia Nacional en 2015.

Sabido es que el alcohol en exceso suele provocar estragos y ése fue el caso del brasileño Vinicius “Breno” Borges, que jugó para el Bayern Munich en 2011 y durante una borrachera decidió incendiar su casa, frustrado por una lesión de rodilla que lo tenía a mal traer. Condenado a tres años y nueve meses de cárcel, cuando salió en libertad fue contratado por el San Pablo. 

A su turno, el colombiano Fredy Rincón –un exquisito volante ofensivo que jugó en el Real Madrid, Corinthians y fue protagonista en 1993 con su seleccionado del histórico 5-0 propinado a la Argentina en el Monumental– pasó 123 días en prisión por tráfico de drogas en una cárcel de San Pablo. También tuvo una orden de extradición por el gobierno de Panamá por blanqueo de capital. Su compatriota René Higuita –el arquero que será por siempre recordado por “el escorpión”, una temeraria jugada con el sello de su autoría– pasó siete meses preso por negociar el rescate de la hija de un amigo que fue secuestrada por el narco Pablo Escobar. 

También hubo jugadores imputados por violencia doméstica. El delantero gijonense Juan Castaño Quirós, Juanele, pasó tres meses en prisión por quebrar una orden de alejamiento de su ex pareja y por agresión. Jugó en el Sporting de Gijón, Tenerife, Zaragoza y con la selección de España. Y también por la misma causa, aunque sin golpes de por medio, Romario, campeón del mundo con Brasil en 1994, estuvo una noche preso en una comisaría de Río de Janeiro por no pagar la pensión alimentaria a dos de sus hijos. 

A su turno, el delantero inglés Peter Storey fue encarcelado en 1979 por dirigir un burdel. Tras ser liberado, regresó a la cárcel otros tres años  por falsificar monedas de oro. El inefable Storey, considerado como uno de los mejores jugadores de Inglaterra, reincidió y quedó de nuevo tras las rejas en 1990, por tratar de contrabandear videos pornográficos.

Sin embargo, quizás el caso más extremo sea el del tunecino Nizar Trabelsi, que jugó en el Fortuna de Düsseldorf en la Bundesliga: miembro de Al Qaeda, fue condenado a 10 años de prisión por la Justicia por planear un ataque contra la embajada norteamericana en París. Actualmente cumple cadena perpetua en los Estados Unidos.

Por su parte, el lateral inglés Adam Johnson, del Sunderland, fue señalado en 2016 de abuso sexual contra una menor que lo acusó de provocarle daño psicológico y aún debe purgar seis años tras las rejas. Por la misma razón, Robinho –“el nuevo Pelé” que brilló en Real Madrid, Milán y el Manchester City– fue sentenciado en Italia por emborrachar a una chica albanesa a la que violó en 2013 a nueve años de cárcel, pero la condena no fue definitiva.

Lo mismo ocurrió con el argentino Alexis Zárate, el futbolista de Temperley que el año pasado fue condenado a seis años y medio de prisión por haber abusado sexualmente en 2014 de la novia de su amigo Martín Benítez, jugador de Independiente. Pero en tres ocasiones la Justicia rechazó el planteo de la abogada de la víctima y, por ahora, Zárate no hará efectiva su condena.

Por supuesto que hubo otros futbolistas argentinos que también pasaron por la gayola por distintas causas, aunque en su mayoría fue sólo por horas y, como mucho, días. Por caso, Pablo Migliore fue detenido, imputado de encubrimiento agravado de Maximiliano Mazzaro, un barrabrava de Boca prófugo por un crimen. En el penal de Ezeiza, el ex arquero de San Lorenzo pasó 40 días y al quedar libre decidió marcharse al Dinamo Zagreb. Lucas Viatri, ex delantero de Boca, fue reconocido por el dueño de una peluquería de Castelar, al que apuntó con un arma en la cabeza, como uno de los delincuentes que había asaltado su local. Pasó casi un mes preso en la cárcel de Morón. Leandro Desábato, actualmente en Estudiantes, no le fue bien en 2005 jugando para Quilmes, ya que pasó dos días en un calabozo de San Pablo, Brasil, por hacerle un comentario racista al jugador local Grafite. Su club pagó cuatro mil dólares para que pudiera salir de prisión. 

Por último, en 1991, Diego Maradona fue detenido en Caballito por tenencia de cocaína, pasó 24 horas preso y luego fue liberado tras pagar una fianza de 20 mil dólares. El Diez estuvo seis meses sin jugar, hasta que en 1992 recibió el permiso para abandonar el país, donde firmó con el Sevilla.

AFP
Lionel Messi.