“Este proyecto va para todas los que tienen moule, frifri, abricot; llámenla como quieran, les pertenece: es su vagina. Y para todos los que sienten curiosidad por ella”. Así se refiere la escritora e historietista francesa Lili Sohn a Vagin Tonic: flamante y celebrado libro que se pretende, en palabras de la autora, “una guía casual sobre la anatomía femenina cisgénero, amén de superar la propia desinformación”. Mezclando información dura, sí, pero también humor para zambullirse de lleno en el tópico convocante: la vagina. Y todo lo que involucra, claro: desde anatomía hasta masturbación, menstruación, violencia obstetricia, endometriosis, embarazo… “La intención es explicar, popularizar, escuchar voces expertas; y todo ilustrarlo”, se despacha la muchacha que naciera en 1984 en Strasbourg y que actualmente reside en Marseille. “Tuve cáncer. Cáncer de teta. Con 29 años. Antes de la quimioterapia, decidí congelar mis óvulos porque, según me dijeron los docs, el tratamiento podía volverme estéril. Durante ese proceso, descubrí lo poco conocía mi cuerpo, mis órganos…” , confiesa sobre el puntapié que la llevó a hacerse preguntas y dar con respuestas en simpáticos tebeos, publicados el pasado año en un homónimo blog que tuvo tan buenas réplicas que acabaron editándose recientemente en formato físico.  

“Entonces ¿querés hacer un cómic sobre…   la vagina?” “Sí, sobre la chatte, la noune, zézette, la minette”, reproduce diálogo con incrédulo interlocutor la autora en las primeras hojas del libro, a sabiendas de que por más cantidad de sobrenombres que tenga, es mucho lo que -en general- se desconoce sobre vagina y aledaños. Por caso, que el cérvix o cuello uterino es extrañamente similar a la punta de un pene. Que hay una increíble diversidad de vulvas; como los rostros, cada una es diferente. Que los médicos han dicho ¡cantidad! de tonterías sobre el sexo de la mujer a lo largo de la historia, y que el sendero anatómico clásico fue cimentado por hombres blancos cisgénero (“¡Salta a la vista! Las glándulas de Bartolini reciben su nombre por el anatomista danés que las describió en 1677, Caspas Bartolini; las trompas de Falopio, por el italiano Gabriel Falopio”). Que la mujer tiene su stock de ovocitos (cerca de 400 mil) desde el nacimiento. Que la primera investigación seria sobre el clítoris data de 2011. Que la vagina es mágica: no solo se autolimpia sino que se adapta a todos los tamaños… 

Así, 270 páginas de viejos grabados intervenidos y diagramas claros y coloridos, que acompañan a informativos textos en tono decididamente descontracturado, ya hacen las delicias de lectorxs galos, en un ensayo gráfico que combate oscurantismo de personas de todas las edades. “Un mejor conocimiento de nuestros cuerpos nos da armas para defendernos de ciertas formas de violencia (la ginecológica, sin ir más lejos), además de permitir explorarnos sin pruritos nuestra sexualidad”, destaca Sohn. Que incluye, además, testimonios de mujeres, que en primera persona cuentan experiencias propias con las que cualquiera se podrá identificar.

Por lo demás, en la web personal de Lili puede verse una enjundiosa lista de bibliografía sugerida que orientó a la autora en sus intrigas: variopintos títulos que van desde Esta es mi sangre, ensayo sobre mitos, ritos, tabúes y salud alrededor de la regla, de la escritora y periodista gala Élise Thiébaut; La fabuleuse histoire du clítoris, del sexólogo Jean-Claude Piquard; Los monólogos de la vagina, de la feminista estadounidense Eve Ensler; La vie sexuelle en France, de Janine Mossuz Lavau; hasta la novela gráfica El fruto prohibido, donde la historietista sueca Liv Strömquist rastrea la historia social de la vulva; o El segundo sexo, de Simone de Beauvoir. También incluye Sohn en su sitio encantadores tutoriales donde enseña a dibujar (vaginas, sobra a esta altura del partido, la aclaración). 

Vale mencionar que la artista gráfica feminista ya había cosechado cierta famita justificada en su Francia natal con La guerre des tétons: serie de tres libros gráficos (subtitulados Invasión, Exterminación, Mutación respectivamente), donde –sin caer en la solemnidad ni en lo meramente didáctico– cuenta su experiencia con el cáncer de mama, desde el diagnóstico hasta la reconstrucción, pasando por la quimioterapia, los efectos secundarios, la caída del cabello, las prótesis mamarias, los médicos, las citas, los hospitales...”. El cáncer de tetas me hizo comprender en carne propia que la feminidad no está ligada a la anatomía, y me hizo querer explorar la anatomía femenina cisgénero para continuar ahondando en un interrogante que no tiene una única respuesta: qué significa ser mujer”, dice la inquieta muchacha, que ya trabaja en venidero libro ilustrado: uno que deconstruya el presunto instinto maternal.