La muchedumbre afrontó-ignoró el rigor expulsivo del frío y la lluvia. No se aprontaba a celebrar la decisión del Senado que pintaba adversa e irremontable. Quienes portaban orgullo y pañuelos verdes se auto celebraban confirmando la existencia de un sujeto colectivo que seguirá en pie y marchando. 

La tradición de llamar “conquista” a los derechos rezuma verdad. Los derechos siempre se consiguen a expensas de alguien o de un orden que los retacea, ejerciendo poder en sentido contrario. Condensan y coronan trayectorias de resistencia, conflictos, polémicas.

La Cámara Alta, empacada y conservadora, rechazó el proyecto de Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE) aprobado por la de Diputados, multipartidaria y más pluralista. 

Tampoco aceptó proponerle correcciones o mejoras: dejó todo como estaba. El resultado, como se probó en el debate precedente, se medirá en vidas segadas, libertades negadas, daños irreparables, continuidad de los abortos clandestinos.

Será difícil tratar una propuesta similar en 2019, año electoral en el que se mantiene la integración del Congreso. Es aventurado proyectar hipótesis para después del cambio de autoridades (un tercio de las provincias en el Senado, la mitad de los diputados): la sociedad fluye en movimiento continuo mientras el Congreso modifica lentamente su estructura.

La perspectiva de una consulta popular vinculante, audaz y tentadora, afrontará objeciones desde el punto de vista constitucional.

La despenalización del delito de aborto para la mujer, que se anuncia ahora, funciona como subterfugio: una curita para sanar una tremenda hemorragia.

El movimiento feminista iluminará acciones y caminos (que esta columna no califica para anticipar) en uso de la iniciativa y legitimidad social que ganó a pulso.

“Ganamos” escribió la colega Mariana Carbajal en este diario. Expresaron lo mismo las precursoras de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito. Resonó entre otras voces entrañables la de Nelly Minyersky. No incurren en un triunfalismo complaciente ni en un falso consuelo. El tratamiento de la IVE, su inédito contexto, constituyen un salto cualitativo de la democracia argentina. Se develaron verdades, se conocieron testimonios acallados durante décadas, se conmovieron conciencias distraídas.

La agenda pública es otra, enriquecida por decenas de temas inextricablemente ligados. Un ejemplo, en el montón: los pañuelos de color naranja exigiendo la separación de la Iglesia y el Estado… otro principio que figura escrito en la Constitución y se conculca en los hechos. 

Tacaño para las profecías políticas, este cronista se abstiene de fechar cuando se concretarán ciertos logros. Estudioso y atento a los escenarios, reitera que mucho cambió. La oleada feminista no retrocederá, quienes se iniciaron como militantes seguirán en la brega. El devenir de las luchas dependerá de la dirigencia, la formidable militancia, las multitudes y su aptitud para incidir en el sistema institucional que quedó muy a la zaga de la sociedad civil.

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Encerrados en el recinto: La Plaza vallada, las gruesas paredes del Palacio del Congreso (se subraya “Palacio”) amurallaron la conciencia de la mayoría de los auto denominados honorables senadores. 

Ampliar derechos cuesta siempre, lo que se agrava durante la presidencia de Mauricio Macri que los anula, limita o transforma en letra muerta. Si se repasa la producción del Ejecutivo y del Congreso refulgen como excepciones un par de leyes conseguidas por los movimientos sociales. La reacción conservadora asienta en la economía, se proyecta a lo laboral y lo social. Solo le ponen coto la resistencia social y la gravitación de instituciones consagradas en gobiernos anteriores. 

El kirchnerismo promovió varias, vale mentar acá en particular ligadas a los derechos de las mujeres. La jubilación para las amas de casa o el estatuto de las empleadas de casa particulares, entre las más salientes.

El matrimonio igualitario viene a cuento para comprender lo que gravita la intervención activa del Ejecutivo para empujar a los conservadores o reaccionarios dentro de sus filas. La ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner le dio aire. Néstor Kirchner, diputado por entonces, se empeñó en mover voto por voto para traccionar a la fuerza propia. El compromiso de la conducción, imprescindible para el logro.

La maniobra ingeniosa de Macri (promover un debate en el que no intervino) devino dilentatismo hueco, a la hora de jugarse. La coalición Cambiemos acabó siendo, en la sumatoria de las dos Cámaras, el más firme bastión del rechazo. El PRO en su casi totalidad con honrosas excepciones.

La Unión Cívica Radical se dividió, desproporcionadamente. Sectores minoritarios, exiguos en peso parlamentario y poder territorial, procuraron mantener las tradiciones que levantó el presidente Raúl Alfonsín cuando impulsó (y se jugó por) el divorcio vincular. El gruesode los boinas blancas,furgón de cola del macrismo,se encolumnó con los reaccionarios. Dechado de coherencia de los socios del ajuste salvaje, correligionarios del gobernador carcelero Gerardo Morales.

La agenda política se convulsionó en estos meses, no tiene marcha atrás. Si, como parece, la postura frente a la IVE se transforma en ítem de las preferencias electorales Cambiemos encontrará un nuevo escollo que se añadirá a los que crea a diario el modelo económico.

Quien enfrente a la derecha deberá acompañar a Unidad Ciudadana que no logró unanimidad aunque sí congregó la más numerosa base de votos positivos. U optar entre el Frente de Izquierda y los Trabajadores (FIT) y los partidos progresistas con pocos escaños.

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Confesiones, presencias recurrentes: La sesión convulsionó el tono quedo característico del Senado. La vicepresidenta Gabriela Michetti hizo gala de incompetencia, mala fe parlamentaria y agresividad. Un descuido con el micrófono divulgó un insulto al senador radical Luis Naidenoff. En términos periodísticos:la injuria proferida off the record quedó “on the record”. Naidenoff acaba de sufrir una tragedia familiar: merecía un pedido de disculpas tan enfático y notorio como la frase despectiva. No lo hubo.

En la manada de dinosaurios que negaron derechos sobreviven tres peronistas que aportaron al rechazo de la ley de retenciones móviles: el ex gobernador Carlos Reutemann y los dos ex presidentes Carlos Menem y Adolfo Rodríguez Saá. Solo éste se dignó exponer. Menem es una sombra del líder, del dirigente seductor e ingenioso que supo ser. Lole Reutemann no innova. Jamás pudo expresarse más allá de frases cortas, huecas o de oraciones unimembres.

Vivencias subjetivas, confidencias enterradas sumaron a la discusión tal como sucediera con el matrimonio igualitario. Fernando Solanas rescató un recuerdo conmovedor de la adolescencia, con un doloroso aborto de un amor de juventud. Pino reivindicó el derecho al goce tan exaltado por las feministas, tan exótico al discurso político y al pavo pundonor machista.

El senador peronista salteño Rodolfo Urtubey sinceró su mentalidad patriarcal, en una intervención inolvidable, rayana en lo soez.Un autorretrato que espanta.

La masa de manifestantes llenó de alegría el espacio público, corporizando la experiencia impagable de integrar un colectivo, amuchado en las buenas y en las amargas, convencidode no cejar.

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Exorcismos y misas varias: Este cronista comentó el domingo pasado el protagonismo de la Jerarquía de la Iglesia Católica en la cruzada contra los derechos de las mujeres. Para no repetirse, añade datos de esta semana y algún recuerdo del pasado reciente.

La misa celebrada por el arzobispo Mario Poli en la jornada de la sesión robó cámara, siendo menos tremenda que las presiones y amenazas realizadas por seguidores de su prédica o por los mismos purpurados, hablando por línea privada.

Otros personajes tal vez oficiaron misa en defensa de las dos vidas y de la pureza de los cuerpos. Podían hacerlo, en todo caso. El cura abusador Julio Grassi o el represor Christian Von Wernich siguen siendo sacerdotes, están facultados para celebrar actos litúrgicos en sus respectivas cárceles. Cuando Jorge Bergoglio presidía la Conferencia Episcopal ésta proveyó de defensa a Grassi. Hasta encomendó y pagó un libro de lujosa edición reivindicándolo. En la era del Papa Francisco la Jerarquía se niega a sancionarlos alegando motivos burocráticos elusivos: esa labor compete a sus respectivos obispos, aquellos con quienes están incardinados. Francisco, en esta faceta, rehúye ser profeta en su tierra: en Chile obró con más severidad.

Hay que comprender que la Jerarquía disputa una competencia interna: los evangélicos le disputan la medalla de oro en intolerancia. El diario “Río Negro” reseña un acto realizado en Viedma, cerca de la Casa de Gobierno provincial. Narra que pastores ubicados en el palco pronunciaron una suerte de exorcismo en el que (reproducimos textual) “se pidió a Satanás que `suelte’ el Congreso de la Nación. Se mencionó a Jesús “como presidente de todos los presidentes, intendentes de todos los intendentes y Dios de todos los hombres. “Cancelemos todo trabajo de brujería efectuado en el género de color verde” proclamaron. “Un pastor vociferó para que se debilite el brazo de los diputados y senadores que están a favor del aborto, que sobrevenga sobre ellos espíritu de terror nocturno, insomnio, pesadillas, sobresaltos tal cual le ocurrió a la mujer de Pilatos a la hora de sentenciar a Jesús a la muerte”.

La impiedad en carne viva conserva un influjo insólito sobre los representantes del pueblo y las provincias. 

Millones de argentinas y argentinos se empeñan en pos de la proeza de torcerles el brazo. No en nombre de Satanás sino de sus derechos humanos.

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La marejada y el tiempo: Uno participa en movilizaciones desde hace rato. Rememora pocas tan rotundas y pobladas como la del miércoles pasado. Cuatro generaciones presentes con hegemonía impresionante de jóvenes. Convencidos, convincentes, gozosos, objeto del odio de la derecha rancia cuyo número y poderío debe anotarse cuando se analizan avances y retrocesos del movimiento popular. 

La historia argentina puede enhebrarse a partir de la presencia popular en las plazas y las calles. A veces, se consigue el objetivo prestamente como en el 17 de octubre del ‘45. Las Madres y las Abuelas rondaron solas o casi solas durante añares hasta convencer y congregar multitudes, conseguir leyes reparadoras y juicios a los terroristas de estado.

No fue ley pero lo será porque la lucha del movimiento de mujeres tiene razón, mística y una notable capacidad para persuadir, sumando militantes con experiencia o noveles.  Y tiempo porque, como se dijo, la mayoría son pibas y pibes.

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