Motorizados por la corrida cambiaria, el aumento en los combustibles y el ajuste en las tarifas eléctricas, los precios mayoristas escalaron 4,7 por ciento en julio. El indicador acumula una suba de 36,5 por ciento en lo que va del año y registra un salto de 47,1 por ciento en doce meses. Los registros publicados ayer por el Indec revelan la persistencia de presiones sobre precios minoristas asociadas a la devaluación. El traslado final a las góndolas y vidrieras de esas subas no es lineal sino que depende de la capacidad de las empresas para mantener su cuota de mercado. La creciente brecha entre precios mayoristas y minoristas (acumulan un alza de 19,6 por ciento en siete meses y 31,2 por ciento interanual, contra 36,5 y 47,1 de los mayoristas) refleja además la contracción del consumo interno y la pérdida de rentabilidad de las pequeñas y medianas empresas.

La suba en la cotización del dólar impacta sobre los precios de los insumos importados utilizados en la industria nacional pero además incide sobre los productos primarios exportables como alimentos y energía. Frente a una devaluación aumentan los precios internos de los bienes como el trigo, el maíz, la cebada, la carne, los aceites, el petróleo y el gas que, sin importar dónde se comercialicen, se fijan en dólares. Finalmente, los movimientos en el tipo de cambio impactan de manera directa sobre los bienes finales importados.

El aumento en el dólar acumulado durante los primeros siete meses de 2018 alcanza al 48 por ciento y en la comparación con julio del año pasado se computó una suba interanual del 56,3 por ciento. De acuerdo a los registros mayoristas del Indec, los productos importados aumentaron 5,6 por ciento en julio, acumulan un 55 por ciento en lo que va del año y un alza del 65,4 por ciento en doce meses. En el Índice de Precios Internos al por Mayor (IPIM), los productos primarios, por su parte, muestran un incremento mensual de 6,4 por ciento, un alza de 53,9 por ciento en siete meses y del 64,7 por ciento frente al mismo mes del año pasado. 

“Los datos muestran la existencia de inflación contenida. Cuánto se trasladará a lo precios finales dependerá de la fortaleza del consumo y la capacidad de los empresarios para absorber el impacto. La diferencia que existe entre los precios mayoristas y el IPC no solo refleja el alza en el dólar, la energía y los combustibles sino que evidencia lo golpeado que está el consumo interno. Es un escenario riesgoso”, explicó Mara Ruiz Malec del Instituto de Trabajo y Economía (ITE) que pertenece a la Fundación Germán Abdala. “No estamos frente a un fenómeno de inflación impulsada por la demanda como postulan los economistas ortodoxos. No tenemos estos aumentos de precios porque exista un exceso de consumo. Vemos el impacto de la devaluación, el traslado de los aumentos de costos energéticos y el manotazo de ahogado desde algunos sectores que están cayendo para sostener sus niveles de rentabilidad”, advierte Ruiz Malec.  

Los productos manufacturados experimentaron en junio un alza de 4,1 por ciento a nivel mayorista destacándose las subas mensuales en los rubros Productos refinados del petróleo (8,7 por ciento) y Cuero, calzado y marroquinería (7,2). 

A lo largo de los últimos meses se agudizaron las quejas de los industriales pymes por la dolarización de insumos, partes y piezas adquiridos a grandes proveedores. Aunque una porción del costo de esas grandes compañías se encuentra dolarizado, la magnitud de traslado a precios evidencia la puja al interior de las cadenas productivas en un escenario recesivo con persistencia inflacionaria. A esa disputa se suman los renovados problemas de acceso al financiamiento que llevan a muchos empresarios industriales pymes a liquidar sus stocks para fondearse sin considerar el costo de reposición. Y, además, incide sobre esos sectores la persistente caída en los niveles de consumo y la competencia con los bienes importados que reprime el traslado a precios.

Entre los datos difundidos también figuran el Indice de Precios Básicos del Productor (IPP), que arrojó una suba del 4,3 por ciento mensual acumulando una escalada del 39,1 por ciento en el año y una suba de 50,2 por ciento en doce meses.