“Las argentinas y los argentinos no estamos equivocados. Equivocado está el Gobierno que cree que el desarrollo es la consecuencia natural del sufrimiento económico”, asegura el último documento publicado por el Grupo Fragata, el espacio de intelectuales y académicos que nació este año al calor del avance de la gestión de Mauricio Macri y la necesidad de una propuesta opositora que se ponga “a la altura” del próximo desafío electoral. Con la firma de Marcelo Leiras, María Esperanza Casullo, Abelardo Vitale, Nicolás Tereschuk, Sebastián Etchemendy, Ana Castellani, Paula Canelo y Gabriel Vommaro, entre otros referentes de las ciencias sociales, el Grupo Fragata generó en su segunda proclama un fuerte impacto, sobre todo en las redes sociales, y recibieron una serie de críticas, en su mayoría de personas afines al oficialismo, por no hacer referencia al escándalo político judicial iniciado a partir de los cuadernos del ex chofer Oscar Centeno. “Nosotros decimos lo que tenemos ganas de decir y hablamos de lo que queremos hablar”, explicó uno de ellos a PáginaI12, dejando en claro que llevan adelante una agenda propia. 

Mientras el escenario político se mantiene abierto y sin definiciones concretas respecto de los armados electorales, el grupo de especialistas en ciencia política, sociología, comunicación, economía y relaciones laborales continúa su rutina de reuniones cada veinte días para analizar y pensar la realidad argentina. El espacio ya suma unos sesenta integrantes provenientes de distintas tradiciones ideológicas y afinidades político-partidarias. Algunos estuvieron más cerca y se distanciaron, otros todavía mantienen su adhesión al kirchnerismo, al tiempo que algunos directamente nunca comulgaron con el Frente para la Victoria, como son los casos de Leiras, Eugenia Mitchelstein o Guillermo Mastrini, entre otros. Los une, sobre todo, una postura crítica del proceso abierto a partir de diciembre de 2015 y una mirada a futuro, más que el análisis del período político anterior. Ya tienen en elaboración otros dos pronunciamientos, uno sobre desarrollo económico y otro sobre género, que saldrán a la luz en las próximas semanas. 

“El presidente Mauricio Macri cumplió 32 meses en el poder: ya transcurrió más tiempo del que le resta hasta llegar al final de su mandato. En este período, el gobierno de Cambiemos se encargó de mostrarnos qué es y en qué consiste su legado”, comienza el texto titulado “Hay otro camino, hay otro futuro”. La reflexión pone el foco en advertir que, a diferencia del neoliberalismo de los años 90, este Gobierno “no piensa al Estado como el problema principal” sino que el obstáculo para alcanzar una supuesta modernización es la sociedad argentina. El macrismo, entonces, “aspira así a iniciar una reorganización de la cultura, la política, la economía y en definitiva de la estructura social”. Para los Fragata, “esta concepción, profundamente ideológica, busca reformular las jerarquías sociales y proponerle a la mayoría de los ciudadanos un horizonte de resignación de derechos. Da por supuesto que en el país se derrocha energía, se malgasta el agua, que los argentinos buscan ‘el atajo’ y la corrupción o que no dicen la verdad”. Si bien no está mencionado con nombre y apellido, el ejemplo más crudo de esa concepción macrista es la frase del actual presidente del Banco Nación, Javier González Fraga, a comienzos del año pasado: “Le hicieron creer a un empleado medio que podía comprarse celulares e irse al exterior”.

Es ese diagnóstico, señalan en el texto, el que motiva un conjunto de políticas públicas que están conformadas por acciones pero también por omisiones, que conducen a beneficiar a ciertos sectores. “Gobiernan a la Argentina como si fuera un país que debe achicarse, ‘sincerarse’, avergonzarse, retraerse. Gobiernan a la Argentina como si fuera un país de mierda”, disparan.

En rechazo a esa idea, aseguran que “no es necesario cambiar la cultura política ni los hábitos de consumo de las argentinas y los argentinos”, sino que lo que hace falta es “orientar al Estado y adoptar políticas que protejan los derechos y estimulen la actividad creativa de nuestros y nuestras compatriotas”. De esta manera, advierten que el mensaje oficialista busca imponer el sacrificio para la mayoría de la sociedad, mientras que por otro lado le cumplen sus promesas a un sector minoritario del poder económico: bajar las retenciones, liberar el mercado cambiario, controlar de las paritarias salariales a la baja, blanquear impuestos como premio a los ricos y atentar contra los derechos de los trabajadores.

En el documento advierten que “en la historia argentina la postergación de las necesidades populares fue siempre el prefacio de nuevas carencias”. La crítica no niega la necesidad del esfuerzo, pero remarca que éste “vale en las construcciones inclusivas, no para alimentar la inalcanzable y ya sufrida teoría del derrame”. 

También rechazan la idea del Gobierno que sostiene que “no hay otra alternativa, que hay un solo modelo, un solo tipo de gestión, una sola racionalidad, una única verdad”. “Estamos convencidos que la salida a este discurso fatalista no puede ser la retirada de la política, la frustración y el desencanto. Es necesario reafirmar que hay esperanza, que hay otras posibilidades y caminos que tienen su raíz en nuestra historia reciente y también más lejana, pero que también deben estar hechos de futuro. Una convicción que permita ensanchar la democratización de lo público. Debemos construir mayorías con una nueva promesa de bienestar y felicidad, un compromiso por la libertad y la igualdad”, señala otro de sus párrafos.

Ya sobre el cierre, el documento vuelve sobre la oposición pero avanza un paso más que la carta anterior. Piden la “articulación de la dirigencia y las organizaciones opositoras para respaldar un nuevo programa de desarrollo”, pero aclaran que “no basta con la denuncia del presente”. “Debemos construir imágenes políticas de futuro que vayan más allá de lo económico. Creemos que es necesario trabajar en base a lo mejor de nuestras tradiciones, pero sin plantear regresos a sociedades del siglo XX que no volverán”, agregan y ponen como ejemplo la lucha del movimiento de mujeres. “Los sueños y las demandas de la sociedad cambian, se mueven, avanzan y nos exigen escuchar con más atención y estar dispuestos a salir de las consignas conocidas y fáciles”, completan.

A juzgar por la reacción que provocó la carta en ciertos sectores oficialistas y paraoficialistas, será difícil que, al menos con ellos, se pueda llevar adelante lo que el Grupo Fragata propone en su última frase: “Creemos que junto con muchos otros será posible multiplicar los espacios de diálogo para pensar y realizar un futuro donde todos los argentinos y las argentinas tengan lugar”.