Paul Manafort, ex jefe de la campaña del presidente Trump, fue declarado culpable ayer en su juicio por fraude financiero, lo que provocó un dramático final a un caso políticamente cargado que cautivó a la capital.

El veredicto fue una victoria para el abogado especial, Robert S. Mueller III, cuyos fiscales presentaron amplia evidencia de que Manafort ocultó millones de dólares en cuentas extranjeras para evadir impuestos y mintió a los bancos repetidamente para obtener 20 millones de dólares en préstamos.

Manafort fue condenado por cinco cargos de fraude fiscal, dos cargos de fraude bancario y un cargo por no revelar una cuenta bancaria extranjera. El jurado no pudo llegar a un veredicto sobre las 10 causas restantes, y el juez declaró una anulación de esos cargos.

Kevin Downing, un abogado de Manafort, dijo que su cliente estaba “evaluando todas sus opciones en este punto”. Jason Maloni, portavoz de  Manafort, dijo: “Esperamos apelar”. Peter Carr, portavoz de la oficina del Mueller, no quiso hacer ningún comentario.

El veredicto fue leído en el Tribunal de Distrito de los Estados Unidos en Alexandria, Virginia, minutos después de que Michael D. Cohen, el ex abogado de Trump, se declaró culpable en una corte federal en Manhattan de violar las leyes de financiación de campañ. Cohen emitió la extraordinaria admisión de que pagó a una actriz de cine pornográfico “por indicación del candidato”, refiriéndose a Trump, para asegurar su silencio sobre una aventura que ella dijo que tenía con Trump. El juicio de Manafort no tocó directamente la investigación de Mueller sobre la interferencia rusa en las elecciones de 2016 ni sobre si Trump intentó obstruir la investigación.

Pero fue la primera prueba de la capacidad del abogado especial para enjuiciar un caso en un tribunal federal en medio de una intensa crítica del presidente y sus aliados de que la investigación es una cacería de brujas tendenciosa e injustificada. Y el resultado tuvo implicaciones políticas sustanciales, aunque solo fuera para negar a Trump más municiones por su campaña para desacreditar a Mueller.

Tras conocerse el veredicto del jurado, Downing dijo que su cliente estaba “evaluando todas las opciones” y agradeció al juez por un “juicio justo”. Antes y durante el juicio, Trump trató de defender a Manafort como víctima de un exceso de fiscalía y distanciarse de él, diciendo que Manafort había trabajado para él solo por un corto período. Después de que se anunció el veredicto, Trump dijo que se sentía “muy mal” por Manafort y continuó sosteniendo que la acusación había estado motivada políticamente. “Me siento muy triste por eso”, dijo Trump a periodistas, luego de aterrizar en West Virginia para un mitin, alegando que todo es parte de una “caza de brujas” después de su triunfo electoral. “No me involucra”, dijo Trump. “No tuvo nada que ver con la colusión rusa”.

Trump lamentó el veredicto del jurado, pero también buscó distanciarse de Manafort, quien jugó un papel decisivo para que el actual mandatario obtuviera la nominación republicana en 2016. “Trabajó para mucha, mucha gente”, dijo Trump, mencionando las campañas del expresidente Ronald Reagan y el candidato a la presidencia Bob Dole. “Fue algo muy triste lo que sucedió, esto no tiene nada que ver con la colusión rusa”, agregó. El juicio a Manafort es el primer proceso derivado de la investigación del fiscal especial Robert Mueller sobre la intromisión rusa en la campaña electoral estadounidense de 2016 y la posible connivencia entre el equipo de campaña de Trump y Moscú para perjudicar a la candidata demócrata Hillary Clinton. Trump ve la investigación como una mancha en su presidencia, y ha pedido reiteradas veces que termine.

El juicio se centró en las finanzas personales de Manafort, en particular las decenas de millones de dólares que hizo asesorando a un partido político en Ucrania que respaldaba las políticas pro Rusia.