Desde hace por lo menos tres semanas, los trabajadores del Ministerio de Agroindustria se encuentran en estado de alerta y movilización ante la amenaza de unos 600 despidos que podrían hacerse efectivos esta misma semana. Los telegramas o cartas documento, se sospecha, serían recibidos entre este viernes y el próximo lunes. Tras varias medidas de fuerza y reclamos no atendidos, el gremio resolvió un paro de 96 horas a partir de ayer (que se extenderá hasta la jornada del viernes próximo), abarcando a todo el personal de la administración central de la cartera bajo responsabilidad de Luis Miguel Etchevehere. “Más de la mitad de los despidos podrían recaer sobre la secretaría de agricultura familiar (SAF), lo cual representaría prácticamente su desmantelamiento”, advirtió Ignacio Cámpora, secretario adjunto de ATE en el edificio del Ministerio. Ayer se realizó un abrazo simbólico a la SAF en varias provincias y para hoy está prevista una movilización a las puertas de Agroindustria, en la calle Paseo Colón al 900 (Ciudad de Buenos Aires), a partir de las 13 horas.  

 “En su mayoría, son trabajadores con contrato a término, aunque se trata de empleados con más de diez años de antigüedad en el Ministerio. Muchos de ellos, con título profesional: ingenieros agrónomos, técnicos agropecuarios, veterinarios, sociólogos, antropólogos, que se han formado con las agrupaciones y dentro de la organización en que trabajan”, recordó el representante sindical en una entrevista por Radio del Plata (en el programa Siempre es Hoy). En el mes de abril pasado, el personal del área ya había resultado afectado por otros 330 despidos, a los que se sumaron 350 cesantías más en Senasa. Cuando se confirme la desafectación de al menos medio millar de trabajadores más este fin de semana, la gestión de Etchevehere podrá exhibir la consumación de más de 1200 despidos en apenas diez meses de gestión.   

 Ya por la tarde, al cierre de la jornada, PáginaI12 consultó a Sebastián Rivera, secretario general de ATE en Agroindustria, para conocer el estado de situación a esa hora. “Estamos a sabiendas de que va a venir una tanda de 500 a 600 despidos este fin de semana; la mayor parte, afectará a trabajadores del interior del país”, señaló. En varias provincias, hubo movilizaciones y concentración de trabajadores en defensa de las SAF; entre ellas, Tucumán y Entre Ríos.    

 Rivera advirtió que la política que está ejecutando Etchevehere “va más allá de la reducción de la planta de personal del Ministerio y el impacto sobre una cantidad de gente que queda sin trabajo; es, además, la destrucción de una secretaría estratégica, agricultura familiar, después de haber dispuesto la desaparición del régimen del monotributo social agropecuario hace 20 días”. Con dicha reforma, decenas de miles de pequeños productores perdieron el acceso a la obra social y a la regularidad de sus aportes jubilatorios, además de que la salida del sistema les hace caer el CUIT, con lo cual los inhabilita para seguir facturando. Ignacio Cámpora, más temprano, había señalado que “los empuja a tener que trabajar en negro”.  

 Sebastián Rivera agregó que “la desafectación de técnicos de la SAF en el territorio hará que la ejecución de muchos programas que tienen financiamiento externo dejen de ser operativos, con lo cual se van perdiendo, desaparecen”. Agregó que también se interrumpen los programas compartidos con otras áreas de gobierno ya que esta secretaría, a través de sus profesionales, actuaba como nexo con los sectores agrarios que eran beneficiarios. 

 “El propósito de esta política de despidos va mucho más allá –explicó el dirigente de ATE–; se trata de un conflicto de intereses, es la disputa por el uso de la tierra, el negocio de la propiedad de la tierra. En ese sentido, Etchevehere resultó el mejor alumno para avanzar sobre esos objetivos: está al frente de un ministerio que sólo genera políticas para el sector exportador y destruye las políticas para quienes producen alimentos para la población”. Recordó que el sector de la agricultura familiar es el responsable, distribuida en distintas regiones del país, de la producción de no menos del 60 por ciento de los alimentos que se consumen en el país.