Muchacha inquieta
Durante varios años Sara Gallardo tuvo en la revista Confirmado una columna que firmaba como “La donna è mobile” en la que diseccionaba algunas problemáticas de género con un tono aireado, ligero. La idea era justamente suavizar las secciones de política y economía, mucho más masculinas, del semanario. Y si bien “la donna” se dirigía a una “señora bien”, consumista y pudiente, casada con ejecutivos, Sara siempre colaba un plus ideológico sobre modos un poco menos rancios de concebir el universo femenino en sus dimensiones estéticas, políticas y sociales. Un ejemplo es esta columna del 13 de abril de 1967, en la que hace foco en la desigual distribución de roles y remuneraciones del trabajo dentro y fuera del hogar. ¿Cuánto le costarían a esos esposos de traje las tareas de cuidado, cocina y limpieza si tuvieran que pagarles a sus mujeres? Un planteo que al día de hoy sigue teniendo sentido en la desajustada puja distributiva de los ingresos entre hombres y mujeres, y que en esa época recién empezaba a considerarse.





















