Para un gobierno que se hizo afecto a las metáforas climáticas, el de ayer fue otro día en el que el barco se hamacó al vaivén del huracán económico. El jefe de Gabinete, Marcos Peña, salió temprano a negar que habrá cambios en la tripulación y también que el plan económico haya fracasado. En rigor, fue una definición en defensa propia: las campanas del mercado doblan por él. En las horas siguientes, distintos referentes del Gobierno expusieron las internas que normalmente se mantienen bajo la cubierta. El ministro del Interior, Rogelio Frigerio, sostuvo que se pueden cambiar los “marineros” mientras el capitán se mantenga. También reconoció “errores no forzados” del Gobierno y pidió dedicarse a hablarle más a la gente que a los mercados. Por su parte, la gobernadora bonaerense María Eugenia Vidal dijo que “no reconocer la dificultad sería no entender a la gente” y el jefe de Gobierno, Horacio Rodríguez Larreta, descartó formar parte de un gabinete nacional. 

Fue un día de más preocupación, incertidumbre y de reuniones cruzadas en la Rosada. Macri intentó, al igual que la jornada anterior, mostrar una agenda normal y despreocupada, lo que por supuesto no calmó los ánimos ni la crecida del dólar. Hay una parte importante de su gabinete que empieza a ver como inevitable algún tipo de cambio de nombres. Claro que no todos piensan en los mismos nombres. Por ejemplo, algunos defienden a capa y espada a Peña y consideran que el que debería ir despejando su oficina es el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne. 

El círculo más cercano al Presidente estrecha filas ante lo que viven como una presión de un sector del empresariado aliados con parte del peronismo. “Ven en Marcos la encarnación de su caducidad política y vital. Como golpes militares no hay más y Mauricio no es Alfonsín ni De la Rúa, va a terminar el mandato y ser reelecto”, desafían algunos consiglieri del Presidente, que indican que si hay cambios será en cuestiones económicas o financieras no en la jefatura de Gabinete. En tanto, una de las medidas que consensuaron distintos funcionarios fue salir a tuitear una foto de Macri con la consigna: “Yo lo banco”. 

El Presidente mantuvo diversas reuniones para monitorear el ascenso feroz del dólar, el riesgo país y el resto de las variables. No obstante, hacia afuera quiso dar la impresión de que no estaba intranquilo, por eso su agenda se alteró poco y nada: tuvo su reunión de coordinación con parte de sus funcionarios y sus espadas legislativas, recibió a la SIP, entre otras actividades alejadas de la furia de las divisas.

Ante los rumores de cambios, el encargado de negarlos por la mañana, por la tarde y por la noche fue Peña. “No creemos estar frente a un fracaso económico”, comenzó su día el jefe de Gabinete, quien negó cualquier salida de funcionarios. “Macri está seguro que tiene el equipo adecuado para encarar este problema”, indicó. A la noche, lo reiteró en la Bolsa de Comercio: “Es una decisión del Presidente hacer cambios en el gabinete. Si el Presidente pensara que fuera algo que ayudaría, lo podría hacer. Hoy no lo piensa”, insistió. 

En definitiva, fue un clásico día de Peña desmintiendo y respondiendo. Pero el día no tenía nada de común. Como prueba, una serie de voces del oficialismo que se sucedieron luego de sus primeras palabras tendieron a dejarlo como un referente del oficialismo sin autocrítica. “Estamos ante una dificultad y no reconocerlo sería no entender a la gente”, tomó distancia la gobernadora bonaerense (ver aparte). “La soberbia es un error al que todos estamos expuestos”, advirtió Vidal a quien, al parecer, se olvidaron de avisarle del mensaje presidencial que desató esta fase de aceleración de la corrida cambiaria. 

Siguió el mismo camino de las diferencias, lo haya querido o no, el ministro del Interior, que habló explícitamente de “errores propios forzados y no forzados” entre las razones que llevaron a la situación económica actual. Además, dijo: “Tenemos la responsabilidad de hablarle a la gente más que a los mercados”. Mensajes para el que sepa escuchar.

También advirtió sobre la posibilidad de cambios de Gabinete: “El equipo puede cambiar, como también los instrumentos de políticas que logren los objetivos que nos hemos fijado al inicio de la gestión”, sostuvo Frigerio, quien recurrió a las metáforas marítimas: “Estamos atravesando un río embravecido, pero tenemos un capitán fuerte y convencido. Los marineros, es decir el equipo, son totalmente prescindibles”. Por la noche, insistió: “Es una decisión del Presidente. El es el director técnico. Los ministros somos fusibles”. El contraste con las palabras del jefe de Gabinete fue notable. Dato: Frigerio suena como uno de sus posibles reemplazos.

¿A qué se debe tanto énfasis en la posibilidad de los cambios? Frigerio forma parte del “ala política” del Gobierno, junto con Vidal, Larreta y el presidente de Diputados, Emilio Monzó. Hace unos meses, el Gobierno anunció un cambio en la mesa chica y la reincorporación de Monzó, así como la decisión de sumarlo a Frigerio. Esto suponía que iba a haber un oído más atento al sector político. En esta crisis, este funcionamiento no se está viendo: Macri está nuevamente replegado sobre Peña y sus dos coordinadores, Gustavo Lopetegui y Mario Quintana. Y cada vez hay más consenso entre sus ministros en que la crisis tiene un componente político importante.

Por su parte, Larreta descartó la posibilidad de integran un Gabinete nacional. “A mí me eligieron los porteños por cuatro años. Tengo muchísimo laburo en la ciudad”, afirmó. “Marcos Peña ya dijo que el Gobierno no está pensando hacer cambios”, indicó el jefe de Gobierno. En su entorno, aclararon que jamás se le pasó por la cabeza dejar un cargo electivo como el que ocupa para volver a ser jefe de Gabinete de Macri. Por si quedaban dudas, dijo: “No voy a ser jefe de Gabinete. En algún momento me preguntaron y dije que sería natural trabajar por una reelección como jefe de Gobierno”.