Está por comenzar el período de inscripción a las escuelas y para muchos padres es un momento de dudas e incertidumbre. Ante la variedad en la oferta tanto estatal como privada, les resulta complicado elegir una institución para sus hijos que cumpla con sus expectativas, deseos y posibilidades económicas. Silvia Iturriaga, psicóloga y especialista en asesoramiento a padres, trabaja hace más de 25 años brindando orientación sobre los distintos programas que tienen las escuelas. “Lo importante es explorar qué quieren los padres para sus hijos, que conozcan los distintos proyectos educativos de los grandes grupos de colegios y recién dentro de eso ver cuáles son los colegios que están más cerca de ese perfil que se armó”, explica a Páginal12 en una entrevista en la que detalla los ejes principales a tener en cuenta en la elección de una escuela.

–¿Qué tienen que tener en cuenta los padres a la hora de elegir una escuela para sus hijos?

–Yo creo que el primer punto es tratar de preguntarse y contestarse qué es lo que uno como padre quiere y valora. De todas esas cosas hay que hacer una escala. Hay que entender que nunca vas poder elegir una escuela que cumpla con absolutamente todas las cosas que uno quiere, pero hay que priorizar lo que a uno más le interesa. Después es importante leer e informarse sobre el proyecto del colegio para poder tener un rol activo en la entrevista que se tiene en la institución. Si uno conoce el proyecto de antemano, sabe qué preguntas puede hacer y no estar pasivo ante una persona que te habla durante 15 minutos. Si pueden, también es bueno charlar con otros padres que lleven a sus hijos a esa escuela para tratar de cambiar los prejuicios que uno puede tener y convertirlos en juicios.

–¿Qué recomienda a los padres cuando tienen la entrevista en la escuela?

–Lo más importante es ir con la mayor información posible sobre el colegio. En función de esta lectura, pensar cuáles son las cosas que les generan dudas y ellos quieren consultar. Preguntar es un arte y hay que fijarse de qué manera hacer las preguntas y cómo llegar a saber lo que uno quiere. A veces no hay que preguntarlas directamente ni tampoco tomar una postura acerca de lo que se está esperando que respondan. Pero más allá de las entrevistas, hay otra cosa que pueden hacer. Además de la cita que ellos tienen, me parece que es importante que los papás vayan en un horario de entrada o de salida. Esos son los momentos en los que hay grupos de padres que se juntan, y sugiero que se mezclen con esos papás y que escuchen lo que dicen porque hay una cosa de informalidad, de naturalidad que sucede cuando están en la puerta del colegio que es interesante y que no se nota mucho en el momento de la visita oficial.

–¿Cuáles son los miedos con los que vienen los padres a consultar?

–Hay muchos papás que vienen acá después de que los chicos fracasaron en alguna institución, entonces están sumamente preocupados por cómo es el trato, cómo es la contención, cómo se va a ocupar la escuela en caso de que haya algún tipo de inconveniente. Otros ya tienen en mira la carrera de grado que van a hacer los chicos, entonces la preocupación es la cuestión académica o si preparan a los chicos para que entren en un colegio universitario.

–¿Qué es lo que buscan los padres en una escuela?

–Con las épocas cambia lo que los padres quieren. En una época se buscaba que la escuela tuviera computación. Hoy la tecnología ya está integrada. Todos vienen con la idea de buscar lo mejor para sus hijos y lo mejor cambia según a quién le preguntes. Lo más típico es que quieran que tenga lo que uno siente que faltó en su vida profesional y normalmente eso es el idioma. Hay muchos profesionales que han tenido que luchar de adultos con cursos de idioma y quieren que sus hijos no pasen por la misma situación.

–¿Buscan que tengan una buena base de inglés o se quiere que aprendan más de un idioma?

–Nosotros hicimos una encuesta teniendo en cuenta que el inglés está instalado en todas las currículas de escuelas estatales y privadas. Pusimos muchísimos idiomas y nos sorprendió que la mayoría quería que los chicos aprendieran francés como tercer idioma. A veces las elecciones no tienen que ver con lo pragmático, que sería que los chicos aprendan portugués, por ejemplo. Nosotros culturalmente tenemos la vista puesta en Estados Unidos, pero quizás todavía queda cierto resabio de la mirada hacia Europa y del francés. Me parece que hay un grupo de gente para la cual eso todavía es sinónimo de prestigio. 

–¿Se incluye a los chicos en el proceso de elección de la escuela?

–No, no trabajamos con los chicos. La elección de la escuela para los chicos es un tema de los papás. No me parece que en esta instancia valga la pena hacer pasar a los chicos por una instancia de evaluación. Incluso cuando vienen papás con chicos que tienen realmente dificultades serias o diagnósticos comprometidos, yo trabajo con los padres. Si es necesario tener más información, prefiero contactarme con él o la profesional que atiende al chico. Justamente estos chicos tienen todo un paraguas de terapias, los asisten un montón de profesionales y pasaron por muchas evaluaciones. No quiero hacerlos pasar por una evaluación más. 

–¿Y en el caso de un chico que no tenga una patología? Pienso en el caso del ingreso al secundario que puede generar mucha ansiedad.

–Ahí es distinto y me parece bien si un chico tiene ganas de venir a hablar, ser escuchado y escuchar. Obviamente las puertas están abiertas, pero no como una evaluación. La ansiedad en esa etapa puede empezar en sexto grado, cuando tienen compañeritos que comienzan a preparar el ingreso a un colegio universitario.

–¿Los padres suelen tener en cuenta las afinidades o gustos de los chicos para elegir una escuela?

–Hay de todo. Por un lado están los padres que tienen en cuenta que a su hijo le gusta el arte y buscan una escuela que tenga ese perfil y por el otro hay papás que no tienen información. Por ejemplo, hay escuelas secundarias tanto estatales como privadas con formaciones muy específicas como joyería o química de la alimentación y muchas veces los papás no las conocen o no hay demasiada información sobre eso.

–¿El bullying es una preocupación para docentes y padres?

–Es interesante el tema. La violencia en las escuelas existe desde hace mucho, sólo que ahora se le puso un nombre. Me parece que eso no es parte de las preocupaciones de los papás cuando van a entrar a la escuela, sino que lo plantean cuando ya han vivido una situación similar, aunque su hijo no fuera objeto del bullying. Las escuelas sí están muy preocupadas por este tema y lo piensan y lo trabajan. La diferencia está en cómo cada escuela le hace frente a este problema que van desde la negación absoluta hasta desmatricular inmediatamente a un chico violento.

Informe: Ludmila Ferrer.