“Estamos jodidos, pero tenemos poesía en la escuela”, podría ser el lema del X Festival de Poesía en la Escuela, que empieza hoy y se extenderá hasta el 21 de septiembre en 90 escuelas, bibliotecas populares, institutos de formación docente y unidades carcelarias. En esta edición se realizarán más de 200 actividades con mesas de lectura con poetas invitados, como Eduardo Mileo, Gabriela Franco, Celeste Diéguez, Valeria Pariso, Salvador Biedma, Flor Codagnone, Amalia Boselli, Alejandra Bosch, Clara Pignataro, Juana Roggero, Julia Magistratti, Leticia Hernando y Gaby Larralde, entre otros; talleres de escritura de poesía, ferias y espectáculos de música. A las instituciones educativas de Tucumán, Salta, San Luis, Córdoba, Santa Fe, Entre Ríos, Santiago del Estero, Provincia de Buenos Aires (La Plata, Coronel Suárez, Coronel Dorrego, Saldungaray, Tandil, Sierra de la Ventana), Ciudad de Buenos Aires, Gran Buenos Aires (Delta de San Fernando, Tigre, Zárate, Lanús, Olivos, Glew, Tapiales), se suman escuelas de Montevideo y Colonia (Uruguay) y Putumayo y Algeciras (Colombia). El festival, coordinado por las poetas Alejandra Correa y Marisa Negri, es un proyecto autogestivo que se propone acercar la poesía y el lenguaje poético a los niños, jóvenes, docentes y a la comunidad en general, desde una perspectiva de encuentro, intercambio de experiencias y diálogo entre generaciones.

El Festival de Poesía en la Escuela celebra su décima edición en nueve años. No hay un error numérico por obra y gracia del entusiasmo: hubo una edición en que se hicieron dos festivales en el mismo año. Desde 2010 han participado más de 50.000 niños y jóvenes, docentes y bibliotecarios. Marisa Negri dice que es una “alegría” haber sostenido el espacio y logrado una hermandad. “Cuando empezamos, participaron cuatro escuelas y veinticinco poetas; pero se fue sumando mucha gente en todo el país: docentes, poetas, talleristas, artistas visuales y titiriteros. Cada vez que nos preguntamos cómo hacemos este año, siempre aparece gente con propuestas nuevas, que es lo que ha alimentado esta continuidad”, explica Negri a PáginaI12. “La gente que participa pone algo muy profundo que tiene que ver con el hecho de estar juntos en algo sin demasiada pautas, pero con una idea clara que es llevar la poesía a la escuela –advierte Alejandra Correa–. Lo que logramos es crear un espacio simbólico donde la gente siente que tiene un lugar para hacer. En las circunstancias que actualmente vivimos en el país, recibimos muchísimas muestras de que la gente celebra que pueda venir al festival: ‘¡Qué suerte que hay un espacio para respirar!’, ¡Qué bueno que podemos seguir haciéndolo, a pesar de que se está desmoronando todo!” “No sabemos muy bien qué hicimos para que esto suceda. Sabemos que estuvimos ahí, sosteniendo el espacio.” 

–¿Por qué la poesía es un espacio donde se respira?

A. C.: –La poesía se construye en paralelo a la realidad que tiran los medios, el gobierno, la política; la poesía es una forma de mirar el mundo, de decirlo, de leerlo. Ahí está la potencia enorme que tiene la poesía; es un poder, el poder de lo pequeño, de lo frágil, que cuando es transparente es muy    poderoso.

M. N.: –Cuando un pibe empieza a escribir poesía, dice lo que siente, lo que le pasa, lo que le duele, lo que le da alegría. Y empieza a escuchar a los poetas que visitan la escuela y ve que esos modelos también son posibles: el tipo que recorre el país con una valija, haciendo talleres. Es un modelo bastante sorprendente para un adolescente.

A. C.: –Eso también genera en los pibes el descubrimiento de que hay otra posibilidad para vivir y respirar. Nosotras hemos notado cómo la escuela recibe una bocanada de aire fresco. Una de las premisas del festival es que no sea un acto escolar, sino que sea una fiesta. Que haya esa necesidad de suspender determinadas cosas áulicas y escolares para recibir a otros que vienen a compartir. Todas estas ideas fueron prendiendo.

M. N.: –Hay muchas escuelas que estuvieron en el primer festival y continúan participando. Hay chicos a los que vi por primera vez en el Festival de Poesía en 2010 y hoy son alumnos míos del secundario. Toda esa niñez acompañada por el festival se siente. “¿Cuándo vienen los poetas?”, preguntan los chicos. Me acuerdo cuando vimos el documental de (Jorge Leónidas) Escudero, los chicos me decían: “¿Cuándo viene este poeta?”… Todavía vivía Escudero, pero estaba complicado para viajar. Ellos estaban convencidos de que cualquier poeta que yo les mostraba podía venir a la escuela al otro día (risas).

–Lo que se cosecha con el festival es en el largo plazo. Pero como ya pasó un tiempo, ¿en qué sentido la poesía modifica a los chicos? ¿Qué sucede cuando tienen muy tempranamente contacto con la palabra poética, con la lectura, con la posibilidad de escribir y de jugar con los poemas?

M. N.: –La poesía aporta a la construcción del discurso personal, de la propia voz. Ahí es donde veo que cuando los chicos empiezan a leer y a escribir aparecen los temas que los atraviesan y la posibilidad de hacer algo con esos temas, les empiezan a poner nombre. Tengo el privilegio de haber vivido muchas situaciones con los chicos. Me acuerdo de un chico que pudo expresar lo que le pasaba, lo que extrañaba a su mamá, que había muerto.

A. C.: –El mensaje final nuestro es: escribí; comprate un cuadernito, anotá lo que sientas, para darle valor a cosas que comúnmente no tienen valor. Un chico que creció en un determinado lugar y no tiene intelectuales en su familia no sabe que la palabra escrita lo va a guiar en un proceso de aprendizaje y experiencia. En todos estos años pasamos por muchas cosas, por momentos en donde sentimos que íbamos con un gotero a un mar turbulento y tirábamos dos gotitas de perfume; no sabés cómo se mide el impacto de esas gotitas. Sabemos que hay un impacto, ahora cómo se mide no sé… Hace poco vino una periodista francesa y yo le contaba un poco el contexto de los últimos diez, quince años, y le decía que pasaron un montón de cosas en la poesía argentina: las editoriales independientes que florecieron, el ministro de Educación (Alberto Sileoni) que  repartió libros en las escuelas y dijo que la poesía era una cuestión de Estado por los libros de la colección de poesía “Juan Gelman”; todos los blogs de los poetas, los festivales, los ciclos de lectura; la poesía salió de un lugar en el que estaba encapsulada hacia la gente. El festival aportó en ese espacio. Este año tenemos a 250 personas movilizándose para llevar poesía a la escuela. La dinámica del festival es muy abierta: hacelo. Eso a la gente la empodera y dice: “yo lo voy a hacer”.

M. N.: –Lo hablamos con los maestros y lo que se está perdiendo es esa cultura de pedir permiso para todo. El festival es hacelo, más chiquito, más grande, como puedas. Pero hacelo.

–¿Cómo fueron apareciendo las cuestiones de género y el tema del Aborto Legal en estos últimos dos o tres años?

M. N.: –En la escuela que trabajo, que es la Técnica N° 1 del Delta, hicimos una jornada contra la violencia de género con Selva Almada, Flor Codagnone y Lucía Buceta, y el grupo siguió trabajando después porque era una propuesta que se venía trabajando todo el año y que se integraba en el festival.

A. C.: –Hay poetas que tienen poemas en los que aparece la violencia de género o el aborto y cuando van a leer se generan debates. El colectivo Poetas por el Derecho al Aborto Legal va a tener una presencia muy fuerte también en esta edición. Este año quisimos hacer un festival muy simple, sin dinero, porque no teníamos tiempo para juntar dinero en plataformas colaborativas. El festival se hace sin un pesito, a pulmón. Este festival no somos Marisa y yo. Si la gente no va las escuelas y no se suma, no existe el festival. El festival se hace gracias a la gente que se moviliza por la poesía y que entiende que ahí hay una clave que puede hacer una diferencia.

M. N.: En este contexto, hacer un festival es todo un desafío. En mi escuela, la Técnica N° 1 en el Delta de San Fernando, hace tres semanas que no tenemos clases. Y creo que volvemos a clase sin gas, pero con el festival.

–Tanto entusiasmo por el festival contrasta con ese viejo prejuicio de que la poesía es difícil, prejuicio en el que participan tanto docentes como alumnos. ¿Cómo fueron trabajando contra este prejuicio?

M. N.: –Con los pibes no me pasó nunca porque para mí la poesía no es difícil, aunque hay ideas un poco retrógradas de lo que es la poesía. El mensaje que ha transmitido el festival es que la poesía no es tan compleja.

A. C.: –La poesía es darle tiempo al otro, lo que hacés es darle posibilidades de que el otro te hable, te diga. Es una disposición leer y después poder escribir.

M. N.: –La poesía abre espacios interesantes de diálogo porque como no es lineal vos leés un poema y después tenés que conversar de lo que te parece que pasa ahí. A lo mejor la visión de cada uno es diferente y eso es lo que cuesta más en la escuela.

A. C.: –En la lectura ya interviene algo de la experiencia propia que hace que la poesía entre en resonancia, en diálogo. Los chicos y los adolescentes están muy cercanos al lenguaje de la poesía; es algo que de adultos después vamos perdiendo, pero que en ellos está muy próximo todavía. Entonces hay algo que les resuena, como si sintieran algo de la poesía en la realidad, pero no saben cómo se llama. Entonces empiezan a ponerle nombre y a darle un cauce.

M. N.: –Se les abre una llave porque yo hablo con los pibes de la posibilidad de escribirle un poema de amor a sus novias; entonces lo piensan y le hacen un lugar a la poesía. El año pasado los pibes hicieron una escena de free style, pero rapeaban con pocas palabras; entonces nos dimos cuenta de que lo que faltaba era hacer un taller donde se trabajara más el vocabulario. Y los pibes hicieron un taller con los poetas porque se dieron cuenta de que eso que traían los poetas les podía venir bien para lo que estaban haciendo.

–¿Qué poetas resultan más amables para llevar a la escuela, para que los chicos empiecen a leer poesía?

M. N.: –Para mí (Federico García) Lorca es como una puerta de entrada hermosa; (Jorge Leónidas) Escudero, (Juan Carlos) Bustriazo Ortiz, que con su juego fantástico da mucho lugar a los  neologismos… Olga (Orozco), que aunque parece tan barroca, hemos hecho talleres increíbles sobre Canto a Berenice.

A. C.: –Pienso en (Arnaldo) Calveyra y en sus Cartas para que la alegría, en Marosa di Giorgio, hemos hechos talleres con la poesía de Marosa hermosos. Hay poetas que tienen una cercanía muy actual, incluso gente que está escribiendo en este momento como Mercedes Roffé y Laura Forchetti…

M. N.: –Siempre me acuerdo de un poema de Alejo González Prats que habla sobre su heladera; los chicos estaban sorprendidos porque sentían que ellos podrían haber escrito algo parecido. Se juega la pasión personal por el poeta: si a vos te gusta, a los pibes les va a gustar. A la vez pasan cosas conmovedoras. En el arroyo Las Cañas hay una viejita que vive cerca de una escuela. Ese día llovía un montón y mandó un cuaderno escrito a mano, que eran sus poemas a su perro. Y lo mandó porque sabía que había un festival y quería que los leyeran. Fue un momento re intenso.

–Importa tanto la lectura de poemas como el intento de los chicos de escribir sus propios poemas, ¿no?

A. C.: –Donde hay lectura, el chico tiene herramientas mucho más aceitadas para ponerse a escribir. Es muy difícil separar un proceso del otro. Pero sí es cierto que un chico puede escribir algo sin tener muchas lecturas encima, pero no es lo más común. Después está la escucha de los chicos, que es buenísima. Cuando vamos seguido o ya se trabajó en la escuela algo relacionado con la lectura, los pibes escuchan. Cuando terminás de leer para 300 pibes, vienen uno, dos, tres o cinco, y te dicen: “Eso que vos leíste, ¿hablabas de tal cosa o de tal otra?”. Algo escuchó de todo eso. Cuando tenés un mano a mano con ellos, te preguntan de dónde sacás los temas, cuándo empezaste a escribir y por qué, en qué te inspirás, si es fácil o difícil escribir un poema. Están preguntando por el acto creativo, por cómo alguien traduce el mundo con sus propias palabras. El Festival tiene que ver con el terreno de la esperanza. Estamos jodidos, pero hay todavía mucha gente que se moviliza por la poesía.

* La programación completa en: https://www.facebook.com/POESIA-EN-LA-ESCUELA-132119623564383/?fref=ts