El gobierno anunció la reducción de ministerios y eliminó, entre otros, el Ministerio de Salud de la Nación que, absorbido por Desa-rrollo Social pasa a ser una Secretaría. La eliminación de la cartera sanitaria encendió todas las alarmas del sistema sanitario, que ya venía venía golpeado con recortes en el área y retrasos en las partidas presupuestarias, la suspensión de la vacuna contra la meningitis a niños y niñas de 11 años, pacientes que no pueden acceder a diálisis y denuncias por despidos, escasez de insumos y camas para internaciones. Daniel Gollan, ex ministro de Salud de la Nación, sostuvo que “es la formalización de algo que ya venía pasando en los dos años y medio que llevan de gobierno, el debilitamiento de los roles que lleva adelante el Ministerio de Salud, de dar respuesta al conjunto del país, y que encaja en la concepción que tienen, de que las provincias y municipios tienen que hacerse, lo que va profundizar las desigualdades”, y recordó que “esto pasó solamente en dos oportunidades: en las dictaduras de Aramburu y Onganía”. Por otra parte, después de la degradación de la cartera ministerial a secretaría, Sergio Maulen, titular de la Dirección de Sida, Enfermedades de Transmisión Sexual, Hepatitis y Tuberculosis dentro del Ministerio, renunció a su cargo (ver aparte).

En línea con la política económica, la devaluación del Ministerio de Salud que recibió rango ministerial en 1949, bajo el gobierno de Juan Domingo Perón, a secretaría levantó críticas desde amplios sectores y disparó el alerta de los trabajadores de la salud, de ongs, y de las carteras sanitarias de cada provincia, que verán comprometida la continuidad y  ejecución de los planes y programas de salud. La medida que diluye la cartera sanitaria en el Ministerio de De- sarrollo Social, a cargo de Carolina Stanley, produjo el rechazo de la Federación Sindical de Profesionales de la Salud de la República Argentina (Fesprosa), que nuclea a 30 mil médicos, profesionales y trabajadores del sector en 600 hospitales públicos de todo el país.

Su presidente, Jorge Yabkowski, dijo a PáginaI12 que “con la medida, Salud pasa a ser un apéndice de las políticas asistenciales, no de coordinación y garantías de políticas universales. Acorde con el achique permanente que vienen haciendo en el área: despidos en el Posadas, recortes en el Garrahan, el intento de ajuste en el Hospital El Cruce de Florencio Varela. Todo esto se concreta ahora con la reducción del Ministerio que por el acuerdo con el FMI está monetizada, aunque no lo hayan hecho público”, sostuvo el dirigente, y remarcó que “implica una mirada privatizadora, comercial y de restricción de derechos sobre la salud”. 

En el mismo sentido, el secretario de Salud Pública de Rosario, el médico Leonardo Caruana, explicó a este diario que “es importante entender cuál es la letra chica de esto. Tener un Ministerio es tener políticas nacionales con un organismo regulatorio, articulador y complementador que coordina las inequidades que pueda haber en el país. Un país es más soberano cuando más función rectora tiene el Ministerio de Salud, y la pérdida de rango va en sentido inverso. Vamos a ser el único país latinoamericano que no tiene Ministerio de Salud”. Para el especialista, no es sólo la reubicación en el organigrama estatal sino una pérdida de autonomía en el manejo presupuestario, que acompaña la visión de Cambiemos sobre la salud como un paquete de prestaciones, una canasta de servicios y no como el acceso a un derecho universal, integral y gratuito.

“Sorprende la audacia de la decisión, no la decisión política porque vienen siendo parte de un proceso de desjerarquización de la salud”, señaló el funcionario, y remarcó que “un ministerio debe tener un rol rector en el manejo de las epidemias, en la producción de medicamentos y en el planeamiento de políticas sanitarias nacionales”. La medida que degradó a la cartera de salud estuvo acompañada durante toda la jornada por versiones de renuncia del ex ministro del área, ahora reducido al rango de secretario, Adolfo Rubinstein. Y aunque desde su entorno más cercano desmintieron tajantemente esas versiones, hay quienes sostenían ayer que eso ocurriría una vez hecha la transición ministerial. 

Para Gollan, en términos fácticos la resestructuración “significa que al ministro, cuando no le liberaban los fondos de Jefatura de Gabinete para pagar prestaciones tenía una vía directa para gestionar esos recursos. Ahora tiene que pedirle a una ministra que tiene que gestionar con otro ministro. Stanley tendrá un megaministerio, Salud, Anses y Desarrollo Social y los que estamos en la función publica sabemos que esto hace más difícil gestionar”.

En tanto, el médico sanitarista y ex vice ministro de Salud, Nicolás Kreplak, remarcó que la decisión “busca que el Estado se deshaga de las responsabilidades centrales y delegar en las provincias. Esto quiere decir que cada jurisdicción tiene que hacerse cargo con sus recursos, que están distribuidos de manera asimétrica. Esto es el golpe de gracia, porque el gobierno desmanteló las política nacionales de salud, fue desmantelando la razón de ser del Ministerio. Es una profecía autocumplida y solo va a generar más inequidad, injusticia y muertes”.