El campo es y ha sido tierra fértil para las fantasías y utopías sexuales. Allí desfilaron los mozos de cuadra armados de fusta y látigo que hicieron los deleites sadomasoquistas de Francis Bacon; los peones amancebados y los chongos de los latifundios que fueron exaltados en un arco literario que va desde Gombrowicz y Perlongher hasta el Púber P, entre otros. La representación por antonomasia del macho argentino se da en este terreno: el gaucho y con él las consiguientes amistades entre hombres como las de Santos Vega y Carmona, Juan Moreira y Julián y Martín Fierro y Cruz, entre otras. Amistades hasta la muerte revisten una fidelidad y una intensidad de tal tensión que no pueden dejar de pensarse en términos eróticos. 

Por ello, resulta particularmente pertinente el abordaje que realiza Gustavo Di Mario en El Segundo sin Sombra, su serie de retratos de participantes de jineteadas, malambistas, hombres sin mujeres desbordando afecto y complicidad, imágenes austeramente sensuales y hasta en cierta forma afeminadas de peones, procesiones profanas de gauchos, estampas de escenas campestres que se presentan como el reverso queer de los almanaques de Florencio Molina Campos, chongos rurales exhibiendo sus proletarios torsos desnudos y otros deliciosos hombres de campo posando o en acción.

En Don Segundo Sombra (1926), Güiraldes retrata la amistad del maduro gaucho homónimo y su mancebo Fabio Cáceres. El autor, “dos hombres pueden salir de un peligro tuteándose como una pareja después del abrazo” y a su vez la silueta de caballo y jinete que proyecta Don Segundo cabalgando atrae a Fabio “con la fuerza de un remanso”. Aún más, es imposible olvidar la despedida entre los amigos que nos lega una de las frases más conmovedoras de la literatura argentina cuando Don Segundo se aleja definitivamente y Fabio afirma: “Me fui como quien se desangra”.  

Partiendo de la clásica novela de Güiraldes, Di Mario construye los personajes de Sombra y Nadie metamorfoseando a sus modelos literarios en modelos fotográficos y elevándolos a la categoría de héroes, guerreros míticos y arquetipos de una masculinidad particular que dejan entrever en la ilusión del macho fuerte y salvaje, la fragilidad, la soledad y la necesidad de afecto.

El Segundo sin Sombra de Gustavo Di Mario se exhibe en la Foto Galería del Complejo Teatral de Buenos Aires General San Martín, del 21 de agosto al 21 de octubre.