Un feliz ajuste de cuentas, una devolución de gentilezas, el pago de una deuda eterna con la tradición cumbiera de América latina. Después de grabar tres discos que homenajearon a los mejores intérpretes del género en el continente, La Delio Valdez está presentando Sonido subtropical, su primer álbum de canciones propias en casi una década de carrera. Vienen de tocarlo a sala llena en el Teatro Vorterix, en un show que demostró el poder de convocatoria que tiene la cumbia (o al menos la que hacen ellos) en el circuito under porteño. Y salen de gira este mes para mostrarlo en el interior del país, desde Salta y Tucumán hasta Córdoba y Bariloche, donde son todavía más masivos.

“Si bien en los tres discos anteriores había un porcentaje de canciones compuestas por nosotros, la mayoría eran clásicos colombianos versionados muy a nuestro estilo. En Sonido subtropical los once temas son nuestros”, explica Santiago Moldovan, clarinetista y uno de los creadores del grupo, que siempre tuvo una propuesta vinculada al baile y la fiesta popular. De hecho, organizan desde hace años sus ya clásicos “cumbiones”, festicholas totalmente autogestionadas –con entrada y bebida a precios amigables– que de a poco se fueron llenando de cumbieros de ley, curiosos con ganas de mover el esqueleto y huérfanos del rock que se hartaron del olor a chivo del pogo.

Éste es, quizás, uno de los grandes méritos de la banda: haber juntado en una misma pista de baile a fanas del reggae, el ska, el rocanrol y la música latina. “Es un proceso que ya no es nuevo: el rock perdió mucha representatividad a nivel popular. Y en los últimos años la gente empezó a mirar hacia adentro y a valorar ritmos más autóctonos; si bien la cumbia es de raíz colombiana, en Argentina es como el folklore, como la chacarera”, avanza Moldovan. “Hace rato teníamos esa sensación de deuda pendiente de encontrar nuestro lugar en la cumbia. Somos argentinos y abrevamos de todas las influencias del género, lo colombiano, lo peruano, pero lo que sentimos en este disco es que por primera vez se escuchan la voz y el sonido de La Delio”, asegura el clarinetista.

Más que banda, ésta es una gran orquesta que ensambla trompetas, trombones, saxos, clarinete, sección rítmica, bajo y guitarra. Cantan la virtuosa Ivonne Guzmán, que también desarrolló una interesante carrera solista post Bandana, y el carismático Black Rodríguez Méndez, junto a invitados permanentes como la cantautora peruana Tilas Llerena, y convidados eventuales. En este último trabajo sumaron al Chango Spasiuk, Los Gaiteros de San Jacinto y Taty Almeida, una de las fundadoras de Madres de Plaza de Mayo, que recita en Santa Leona.

El grupo tiene cuatro discos editados (el epónimo de 2011; La rueda del cumbión, de 2014; Calentando la máquina, de 2017; y ahora Sonido subtropical) y está organizado en forma de cooperativa, priorizando la producción integral de sus propias movidas, sean shows, giras, fiestas. El trabajo que hicieron fue realmente de hormiga, porque de a poco coparon distintas zonas de la ciudad, el conurbano y varias provincias. Y si hace unos años viajaban en tren con los equipos al hombro para tocar en La Plata en un sótano para 40 personas, hoy tienen allá un público estable que no baja de las mil personas. “Hicimos un laburo zonal y le pusimos mucha onda a ir a todos lados”, celebra Moldovan.

* La Delio Valdez tocará el sábado 6 de octubre a las 23 en Niceto Club, Niceto Vega 5510.