La vertiginosa evolución que la tecnología experimenta desde la aparición de las redes sociales trae como efecto colateral la pulverización de paradigmas otrora invencibles. El primero fue el concepto de “hablar por teléfono”, algo que con el desarrollo de aplicaciones de mensajería disociadas de las redes, y luego con la aparición de WhatsApp, suena casi obsoleto. ¿Cuánto hace que ninguno de nosotros disca un número y conversa en tiempo real, a la vieja usanza? El cálculo nos asombrará. Lo cierto es que cada red atiende su juego y entre todas componen una maratón por mostrarse siempre un paso más adelante que las demás. En esa carrera frenética asoma ahora una nueva posta marcada por la transmisión de contenidos audiovisuales en vivo. Y, como sucede en estos casos, los espectáculos deportivos aparecen como la gran zanahoria que todos persiguen.

El NO dio cuenta de esto durante el Mundial de Rusia, cuando por un lado Instagram sacó a la cancha su servicio IGTV, que permite alojar videos de mayor duración al minuto tradicional y vino a complementar la ya vigente posibilidad de transmitir en vivo desde celulares o tabletas; y además en simultáneo la FIFA monopolizó por primera vez en una Copa del Mundo la generación de imágenes, centrando en sus cámaras todo lo que se ve y negándoles a las cadenas televisivas colocar las propias, obligándolas ahora solo a repetir lo que les mandan de manera remota. En ese escenario, las redes sociales se convirtieron en nuevos canales de divulgación de espectáculos deportivos.

La alianza durante Rusia fue por lo visto exitosa, ya que el ente rector del fútbol-institución decidió profundizarla aún más con una reciente noticia que sacudió al mercado de las transmisiones: un vínculo que, vía Conmebol, acaba de sellarse con Facebook para que esta red social tenga la exclusividad de 26 partidos de la Copa Libertadores del año próximo. Se tratará de los cotejos que se disputen los jueves, y el contrato establece que todos los equipos deberán jugar al menos una vez ese día, obligando a sus hinchas a loguearse en FB si desean seguir los matches en vivo. Los partidos se podrán ver por Facebook Watch, una plataforma que la red social desarrolló, entre otras cosas, para transmitir partidos de la Champions League europea.

¿Vamos camino a la defunción del concepto de “mirar la tele”? En principio no. O no tanto: estará la posibilidad de puentear el celu, la tableta o la compu al televisor y ver desde allí. Sin embargo somos conscientes de que el mundo avanza hacia un consumo de contenidos audiovisuales que cada día dejan un paso más atrás a los legendarios aparatos. ¿Cómo harán por ejemplo los bares para efectuar esta maniobra y dejar contentos a los clientes que acudan para ver los partidos de la Libertadores 2019 que se disputen un jueves? No tendrán otro remedio que actualizarse, como ya lo hicieron antes para despachar café con modernas máquinas o adicionar las comandas a los obligatorios softwares de facturación.

Esta novedad se produce en el marco de la aparición de Mediapro, un grupo catalán que produce contenidos audiovisuales de poderosas ligas europeas como las de España, Italia o Francia. Quiso hacer lo mismo con la Superliga argentina, aunque perdió la licitación frente a Fox Sports y Turner, quienes actualmente detentan los derechos de transmisión. Esa derrota igualmente no desalentó al emporio español, que de a poco puso fichas en el continente aquerenciándose los servicios de los torneos de Colombia y Bolivia, y ahora también desarrollando la tecnología VAR para los partidos de la actual Libertadores, a partir de cuartos de final.

El contrato que redefine el mapa de la televisación del fútbol continental es de 1400 millones de dólares hasta 2022, tiempo en el que la compañía española generará las imágenes de todos los partidos de la Libertadores, la Sudamericana y también la Recopa que enfrenta anualmente a los campeones de aquellas dos. Las transmisiones son licitadas por paquetes y ahí aparece Facebook copando los jueves bajo un formato que probablemente se llame “Thursday Night Football”, muy similar al “Monday Night” que la NFL explotó en los últimos torneos.

El 80 por ciento del contenido consumido en redes sociales es estrictamente audiovisual. Un dato que por supuesto manejan los generadores de estas imágenes, sobre todo quienes comercializan las transmisiones de los partidos de fútbol. La incógnita es ver cómo este cambio de modos armoniza con las transferencias de datos vía celulares y las conexiones wifi, servicios que en América latina tienen aún una eficacia deficiente por culpa de anchos de bandas colapsados, interrupciones constantes y prestaciones desiguales según la región. No es descabellado imaginar a hinchas desesperados alrededor de un celular porque el partido se cuelga justo cuando está por patearse un penal. Una escena tan aterradora y delirante como el fútbol mismo de un continente que se mece entre los deseos modernizadores de la Conmebol y las estructuras anquilosadas de una institución cuestionada como nunca en su historia.