“Sólo democracias secuestradas pueden permitir los niveles de desigualdad que exhibe nuestra región”, afirmó Simón Ticehurst, director de Oxfam para América Latina y el Caribe. Y lo vincula a un factor de peso: “Las élites políticas y económicas nacionales, las instituciones financieras y las multinacionales que dominan el comercio mundial de materias primas han forjado alianzas cada vez más sólidas. Las élites se han hecho con el control de las instituciones democráticas para asegurar que las políticas y el marco normativo les favorezcan y que los recursos públicos sean aprovechados para la obtención de beneficios privados”. La investigación de Oxfam cuestiona que los países acepten ceder el control de sus recursos estratégicos y firmen acuerdos internacionales de libre comercio para “blindar los intereses de las corporaciones a cambio de la pérdida de soberanía y la desprotección de los derechos de las personas”.