Cuando se tiró en busca de la pelota durante el precalentamiento del partido en que Ferro –su equipo– derrotaría a River, Franco Pezzenati no se dio cuenta que se había fracturado la primera falange de la mano izquierda. Mucho menos que quedaba en suspenso su participación con el equipo argentino de futsal en los próximos Juegos Olímpicos de la Juventud, a celebrarse en Buenos Aires desde el próximo lunes 8 de octubre. Hoy, a casi dos meses de aquella lesión y con un lugar confirmado entre los diez jugadores de la Selección, el arquero rosarino de 17 años le contó a Líbero sus sensaciones de cara a la máxima cita juvenil.

–¿Cuándo te enteraste que ibas a ser parte de los JJ.OO.?

–Hace dos semanas. Por la lesión no sabía si iba a estar. Me habían dicho que tenía como mínimo tres meses para que me den el alta, y en siete días me la dieron. Cuando Matías Lucuix (el DT) dio la lista fue increíble. Me quedé como... No sé. Porque pensé en que me vine de Rosario especialmente para esto y de repente ver que todo el esfuerzo que hice se cumplió, fue una locura. Casi que apreté la mano y me quebré de vuelta (risas).

–¿Es verdad que en aquel partido seguiste atajando aún lesionado?

–Es que como nunca me había fracturado dije ‘ya está’ y seguí. Encima, antes me había ido de viaje de estudio a Bariloche y me perdí dos fechas. Tenía que jugar como sea, no podía no jugar.

–Medís 1,65 metro, ¿es normal para tu posición?

–Depende, hay arqueros y arqueros. El campeón del mundo con Argentina en 2016 (Nicolás Sarmiento) no pasaba del 1,70. Al ser más chiquito tengo más rapidez de piernas, puedo achicar más rápido. En cambio, si sos más grandote podés tapar un poco más el arco, pero sos más lento.

–¿Cómo llegaste al futsal?

–Jugué al rugby durante seis años y llegó un momento que dije ‘bueno, quiero jugar a la pelota’. Arranqué de pivot en futsal y después pase al arco, también en cancha de once. Hice un año en los dos y después me tire por el futsal.

–¿Por qué?

–Del fútbol once no me gusta el ambiente. Se matan por un puesto y si tienen que darte una patada para lesionarte, te pegan. Todos puteando en la tribuna. Eso no me gusta. No digo que no sea así en el futsal, pero mucho menos. Además, en cancha grande te llegan dos veces... Te quedás tomando mate en el arco. Acá, te llegan bastante. En un partido picante, como con Brasil (por la final del Sudamericano Sub-18 disputado en marzo que Argentina perdió 3-2), me patearon diez veces.

–¿Qué pensás en la cancha, a la hora del partido?

–La cabeza te puede jugar mucho en contra, entonces tenés que estar tranquilo. En el arco no te podés equivocar. Hablo mucho con mis compañeros durante el partido, los cagó a pedos (risas). Y sirve, además, para agarrar confianza, mientras más hablás más confianza agarrás. Cada pelota que tapás, como que te vas agrandando un poco más y sobre todo en la cabeza. Tenés que estar ciento por ciento concentrado.

–¿Qué significan los JJ.OO. para vos?

–Es la primera vez que el futsal participa en los Juegos Olímpicos... Es algo que va a quedar en la historia. Así que muy emocionado. Además, va a estar la familia de uno. Yo a mi vieja no sé por qué, no la dejo que me vaya a ver a los partidos. Sólo mi viejo, ni mi hermana, ni mi abuela. Igual, calculo que van a venir pero bueno, que no me griten (risas).

–¿Cuál es el objetivo?

–Nuestro objetivo siempre fue conseguir una medalla, pero vamos por la de oro. Apuntamos a lo más alto. En el caso que no se pueda, iremos por otra medalla. Pero siempre nuestro objetivo va a ser lo máximo.

–¿Qué sigue después de los JJ.OO.?

–Los Juegos son una vidriera. Hay que ver, a lo mejor tenés suerte y te llaman de un equipo de afuera, que es otra experiencia, profesional. Acá, es semi profesional. La idea es quedarme acá, en Buenos Aires, que tiene la mejor liga y ver qué pasa. Pero si vienen de afuera, olvidate. Sobre todo para mejorar en lo que viene. En Rosario no tenía tan buen rendimiento, vine acá y siento que mejoré, en lo físico y otras cosas. A lo mejor, afuera también.