"No quiero clasificarme, soy músico, compositor, pianista y tecladista. Y fanático de la música", dice Uri Caine Y por no catalogarse, termina definiéndose. En términos de búsquedas en el cruce de distintas tradiciones, el norteamericano es uno de los músicos más interesantes de la actualidad, un ejemplar de esa especie de artista omnívoro e insaciable que no por casualidad  encuentra un espacio que lo contenga en el jazz, su amplitud y su proverbial capacidad de diálogo. Al menos hasta la próxima idea. Caine está en Buenos Aires, para desarrollar hasta el domingo una serie de actividades, todas con entrada gratuita. 

   Este viernes a las 20, en el ciclo Lontano del Centro de Experimentación del Teatro Colón, el músico ofrecerá un concierto de piano solo. Las entradas pueden retirarse antes del concierto en las boleterías el teatro (Tucumán 1171). El sábado a las 21 en la Usina del Arte se presentará junto Mark Helias en bajo y Clarence Penn en batería. El domingo a las 18, también en la Usina del Arte, Caine culminará su semana como artista residente mostrando el trabajo que realizó con el contrabajista Juan Pablo Navarro, Violeta García en violoncello, Sophie Lüssi el violín y el bandoneonista Federico Siksnys, sobre la música en torno al tango que compuso especialmente para esta ocasión. 

   Como compositor Caine se formó con Geroge Crumb y George Rochberg; como pianista creció en los cruces que el jazz proveía en las noches de Pensilvania, en la década de 1970. Después de la universidad probó vivir en Israel pero se quedó en Nueva York, donde trabajó con Dave Douglas, John Zorn, Mark Feldman, grabó discos notables con el trompetista italiano Paolo Fresu --uno de ellos junto al cuarteto de cuerdas Alborada-y constituyó su propio grupo con el que abordó las vanguardias desde el jazz como concepto de libertad. Eso le permitió interrogar la música de Mozart, Gustav Mahler, Beethoven, Bach, Schumann, Scarlatti, además de la tradición musical judía y el folklore de las calles. 

   "Me gusta el contraste entre la música que está completamente compuesta y la música en la que la improvisación juega un papel fundamental. Desde ahí se pueden configurar diferentes tipos de juegos para impulsar la improvisación y la música clásica uno de ellos", explica Caine, que en 1997 publicó Primal Light, un disco en el que aborda músicas de Mahler reelaboradas con su ensamble. Será la primera de una larga y fecunda serie de deconstrucciones de músicas de compositores de la tradición escrita.  "Crecí queriendo ser músico de jazz, pero en el camino también estudié mucha música clásica, música contemporánea, toqué funk, blues. Todo eso me encantó. Cuando empecé a organizar música de Mahler para un conjunto de improvisación, vi que las improvisaciones que surgían eran diferentes y que el ensamble se adaptaba de muchas maneras para que la música fuera interesante todas las noches. Así que la seguí con otros proyectos", agrega el pianista.

   Mahler será precisamente uno de los compositores elegidos para los desarrollos en improvisación del concierto de este viernes.  "También tocaré en torno a obras de Mozart y Scarlatti, además de algunos standars de jazz e improvisaciones libres", agrega el pianista, que en su discografía da cuenta de la dimensión orquestal de su música. "Es cierto que yo disfruto tocando dentro de un grupo, porque necesito la variedad de sonidos y de personalidades que pueden dar mayores contrastes a la música. Pero en los últimos años empecé a tocar más conciertos en solitario y fui aprendiendo a disfrutar esa forma de libertad que es tocar solo. Que es además un gran desafío", define.

- ¿El trío podría ser un punto intermedio entre la libertad de tocar solo y la abundancia sonora del ensamble?

- El trío con piano es en algún punto un formato clásico, y eso me atrae. Pero además, en este caso me encanta la libertad que implica poder tocar con músicos con los que lo hago desde hace tanto, que hasta diría que hemos desarrollado formas de telepatía. Tocar con un baterista como Clarence (Penn) es maravilloso, porque es un músico muy atento a crear texturas y ritmos a contrapelo. Es capaz de crear mucho swing y mucho más. Se da entre nosotros una dinámica maravillosa, que se completa con Mark (Helias), que es tan solista como acompañante, con mucha libertad y swing. Disfrutamos tocando juntos, en los standars y en las improvisaciones libres. 

-El tercero de los conciertos tiene que ver con el tango y para ello compuso música y trabajó con músicos de Buenos Aires. ¿Cómo se acercó al tango? 

-Estuve escuchando mucho tango en los últimos tiempos, sin pretender ser un experto. Prefiero quedarme con el asombro que me produce esa música. El tango no fue parte de mi formación, pero de joven integré una banda que tocaba música de Piazzolla, aunque no podría dar garantías acerca de lo "auténtico" de aquel sonido. Cuando Adrián (Iaies) me pidió que compusiera tangos, inicialmente me resistí porque lo último que quiero hacer es afirmar que soy un músico de tango y mucho menos delante del público de Buenos Aires. Pero me animé y escribí diez piezas nuevas para este concierto. Después de escuchar y estudiar percibí la música de una manera nueva. Especialmente en los pianistas y sus diferentes estilos, que más allá de las diferencias mantienen en común el swing, el humor y la fiereza de la mano izquierda. Me obsesioné con Horacio Salgán, por supuesto, pero también con músicos más recientes como Juan Pablo Navarro y Diego Schissi. Cuando Adrián me dijo que Navarro tocaría el contrabajo en este proyecto, me emocioné. Enseguida pensé en la oportunidad que se me presentaba para aprender mucho escuchando y tocando con él. 

- ¿Se siente satisfecho con su discografía?

- Supongo que nunca estoy satisfecho con mi música. Escribí muchas obras de cámara y para orquesta, incluyendo conciertos para piano, que no llegan al disco por una cuestión de costos. Ahora estos feliz porque terminé de grabar una pieza para coro gospel y orquesta sobre un activista de los derechos civiles asesinado en Filadelfia en el siglo XIX, que llamé La pasión de Octavius Catto. Lo pudimos hacer a través de Kickstarter (una plataforma de financiamiento colectivo), así fue como pudimos recaudar el dinero para grabar la música y pagar a los músicos.