La soprano española Montserrat Caballé murió hoy en Barcelona, su ciudad natal, a los 85 años. La cantante lírica estaba internada desde el mes pasado en el hospital de Sant Pau por un problema de vesícula. Con su muerte se paga una de las grandes voces del siglo XX, la última soprano de la gran camada de posguerra y la principal voz femenina española de un generación histórica en su país.
Nacida el 12 de abril de 1933, estudió canto desde los once años. Debutó en 1955 en La serva padrona, de Giovanni Battista Pergolesi, una de las cumbres de la ópera barroca. Subió al escenario del Liceu, el gran teatro de ópera de Barcelona, recién en 962 con Arabella, de Richard Strauss.
Su carrera internacional despegó en esos años. Se centró en el repertorio italiano y fue convocada por grandes directores. María Callas fue consultada alguna vez, a mediados de los 60, quién podría ser su sucesora. La mítica soprano respondió, lacónica: “Only Caballé”. Por esos años se produjo su debut en el Colón. Fue en 1965, en Turandot de Puccini, en un papel de reparto.
Volvió al teatro de ópera más importante de América Latina al año siguiente para el protagónico de otra ópera de Puccini, Manon Lescaut. Ya no regresaría al escenario del Colón, mientras crecía su fama como una de las grandes sopranos de su época, junto a Callas y Renata Tebaldi.
Caballé formó parte de una constelación de cantantes líricos surgidos en España que tuvieron relieve mundial, como los tenores Plácido Domingo, José Carreras, Alfredo Karaus y Jaume Aragall; las sopranos Victoria de los Ángeles y Pilar Lorengar; y la mezzosoprano Teresa Berganza. Formaron parte de lo más granado de la música clásica en España junto a la pianista Alicia de Larrocha, el cellista Pablo Casals, los guitarristas Narciso Yepes y Andrés Segovia y el arpista Nicanor Zabaleta.
En 1991, junto a Domingo, Carreras, Kraus, De los Ángeles, Lorengar y Berganz, recibió el Premio Príncipe de Asturias de las Artes. Para entonces, ya era una figura que había trascendido las fronteras de la lírica por su asociación con Freddie Mercury en una canción memorable.
Fue en 1988. El líder de Queen, fanático de la ópera, se había hecho amigo de la diva y ambos grabaron un tema alusivo a los Juegos Olímpicos de 1992, a celebrarse en Barcelona. La recordada canción Barcelona se presentó el 8 de octubre de 1988 en la capital catalana. Mercury no llegó a ver los Juegos, ya que murió en noviembre de 1991.
Caballé continuó cantando hasta hace pocos años. Se calcula que a lo largo de su carrera hizo unas 4 mil presentaciones. A la par de los problemas de salud de los últimos años debió enfrentar un juicio por defraudación al fisco. Se le reclamaba medio millón de euros y recibió una condena a seis meses de prisión. En 214 fue su última presentación en el Festival de Música de Cambrils.