“Dejé de escribir de gastronomía, pero sigo comiendo”, bromea al otro lado del teléfono Alex Kapranos, cantante y guitarrista de Franz Ferdinand, quien supo llevar adelante, en simultáneo con su faceta como músico, el rol de crítico de comida y tragos a través de una columna en un diario británico. El líder del grupo escocés cuenta las horas para reencontrarse con la cocina argentina, de la que es fan confeso, así como con una ciudad cuyo corazón cálido lo hipnotizó desde su primer desembarco, en 2006, cuando vino con los suyos en calidad de acto soporte de U2. “Siempre recuerdo las veces que estuve allá”, asegura el artista, que se presentará hoy en Museum Live (Perú 535), a cuatro años de su último show local. “Si bien me encantan muchas cosas de Buenos Aires, lo que más me gusta es la generosidad y la pasión de su público. Ahora tenemos dos nuevos integrante, y vengo advirtiéndoles sobre lo que encontrarán. Así que ya están cebados, y no aguantan más las ganas de llegar y vivir la experiencia”.

–Vuelven a Buenos Aires de la mano de su nuevo álbum, Always Ascending. ¿Están contentos o conformes? 

–Estoy muy contento y satisfecho. Hubo mucha gente que hizo que esto fuera posible y creo que la respuesta de nuestros fans ha sido estupenda. Aunque nunca se sabe. Vos pensás que estás haciendo una obra maestra, pero quizá no está tan bueno. Una vez que el disco está listo, nunca lo escucho. Las veces que lo hice fue por casualidad, porque sonaba en el lugar en el que estaba, mientras tomaba un café

–Entre su anterior álbum de estudio y éste, se tomaron un hiato para consolidar el supergrupo junto al legendario dúo estadounidense Sparks, con el que además grabaron.

–La experiencia fue muy buena porque no opacó nuestra personalidad musical. Como nos divertimos mucho haciéndolo, FFS nos inspiró de otra manera, al punto de que estableció un punto de inflexión entre lo nuevo y lo viejo de Franz Ferdinand. Always Ascending no sólo es el resultado de eso, sino que también significó el comienzo de la nueva década creativa del grupo. 

–¿El peso de los sintetizadores tuvo que ver con lo que les legó FFS o la inspiración vino por otro lado? 

–El corazón de la banda sigue siendo el rock and roll: somos cinco tipos que ensayan en un cuarto. Con el ingreso de Julian Corrie en teclados y Dino Bardot en guitarra, mucho de lo que hacíamos antes, que era programar los sintetizadores y pasarlos a través de pistas, ahora se toca en vivo, y eso le da una sensación más real en comparación a lo que lo que te ofrece la computadora. Pero en la historia de Franz Ferdinand siempre estuvieron ahí. Y para muestra está nuestro primer disco. Es un sonido que nos es familiar. 

–Always Ascending es su primer álbum sin Nick McCarthy. ¿Les sorprendió su salida?

–Cuando Nick se fue ya lo sabía, porque él tiene hijos chicos y le costaba salir de gira. La realidad es que estoy contento de que esté feliz con su familia. Nosotros seguimos con nuestra carrera. 

–¿Cómo encontraron a los nuevos integrantes?

–El concepto de una banda no radica en tus habilidades musicales sino en comprender que todos somos parte de una familia. Tiene que haber compatibilidad de caracteres, al igual que afecto por el otro. Esta vez, lo primero que hicimos fue salir por ahí, ir a pubs. Nos fuimos conociendo y la consecuencia de eso fue que comenzamos a hacer música. Con Julian entramos en contacto por amigos en común, como la banda Mogwai o el sello Chemikal Underground, debido a que es parte de la escena musical de Glasgow. Al mismo tiempo, siempre tuve la idea de dejar de tocar la guitarra y ser un poco más frontman, y Dino rompió un poco con esas cadenas.

–Además de ser pionero de las escenas hiphopera y house francesa, Phillippe Zdar produjo a artistas disímiles entre sí como Cut Copy, Phoenix, Drake y The Rapture. ¿Por qué lo eligieron como productor del disco? 

–El también fue productor de los Beastie Boys, y lo que más me sorprendió, porque, como decís, proviene de una escena dance, es la humanidad que descubrí en su música. Y eso es medio difícil de encontrar en esa escena. El crossover que generamos entre ambos tiene un poco de eso. La impronta y la habilidad se mezclaron de forma increíble. Su laburo fue impecable. 

–¿Y en qué están inspiradas las letras?

–En lo que se refiere a la composición de letras, suele haber una mala interpretación: la fuente de inspiración no viene de un solo lugar. Te puedo hablar de “Lois Lane”, que está basado en crear ciertos personajes y lo que les puede suceder, o de “Lazy Boy”, que describe experiencias propias. Más allá del “te amo y te odio”, hay un montón de cosas más que se suelen expresar. Eso es lo que va determinando la personalidad de la música, las letras y la banda. 

–¿El título del álbum alude al momento que están viviendo? 

–El nombre está vinculado con algo personal, de crecimiento. Pero desde el punto de vista de proyecto artístico, nuestra intención es llegar a nuevos lugares, donde nunca estuvimos, aunque sin perder la esencia de quiénes somos.

–¿Nunca se le ocurrió armar una carrera solista paralela a la del grupo?

–Creo que la banda suena mejor que nunca. Me gusta trabajar con los nuevos integrantes y quiero hacer el nuevo disco lo más pronto posible. Estamos en un momento muy fértil.