PáginaI12 En Brasil

Desde Brasilia

Apuñalar al adversario. Un hombre de 36 años, seguidor de Jair Bolsonaro, asesinó de doce puñaladas en la espalda a Romualdo Rosadio da Costa, de 63, votante del Partido de los Trabajadores. El crimen ocurrió en un bar de la localidad de Dique Pequeño, en el estado nordestino de Bahia.

Incitados por su líder y capitán retirado del Ejército, los militantes bolsonaristas parecen lanzados a una campaña de ataques e intimidaciones contra los “petrallas”, apodo despectivo empleado con el que refieren a los seguidores del PT.

“Sentimos que la democracia está amenazada por este tipo de actitudes cobardes, recibimos la información de que un maestro de capoeira fue muerto por su opinión sobre las elecciones, debemos estar alertas”, dijo ayer el candidato petista a la presidencia Fernando Haddad. “Por respeto a la democracia digo que las personas no pueden ser agredidas por lo que piensan, la libertad de opinión tiene que ser garantizada”, reforzó.

El asesinado Rosadio da Costa, también conocido como Moa do Katendé, era muy conocido en Bahia, uno de los estados más altos índices de población afrodescendiente del país donde el domingo Haddad venció por amplio margen a Bolsonaro. La cadena Globo y otros medios grandes trataron al caso con indiferencia. Radio CBN, del grupo Globo, lo citó como “incidente causado por motivaciones ideológicas”, sin informar que le costó la vida de Moa do Katende. Y un columnista de esa radio recomendó “acabar con los radicalismos de los dos lados”.

Pero la muerte de Moa do Katendé no pasó inadvertida. “Moa era mi amigo, fue una de las figuras centrales de los bloques afro de Salvador de Bahía”, declaró Caetano Veloso. La cantante bahiana Daniela Mercury dijo, “¿qué tiempos son éstos?, mi mayor respeto a este señor que murió luchando contra la intolerancia”. Mercury había participado hace 10 días en las movilizaciones organizadas por el Movimiento de Mujeres contra Jair Bolsonaro, donde cientos de miles marcharon bajo la consigna  #Él No. Hubo actos muy concurridos en San Pablo, Río de Janeiro y Salvador de Bahia.

Un día después de esa manifestación de repudio a “la misoginia y el machismo” del favorito a vencer las elecciones del próximo 28 de octubre, miles de pastores evangélicos respondieron con la consigna #Él Sí, seguida por alegatos contra el aborto y denostando la “ideología de género”. A la par fueron diseminados decenas miles de intimidaciones a través de las redes sociales bajo la consigna “zapatonas (lesbianas) van a morir”.

Bolsonaro se reunió ayer en Río con correligionarios del Partido Social Liberal (PSL) luego de la victoriosa votación en la primera vuelta de las elecciones presidenciales del domingo pasado. El candidato procesado por apología del estupro y denunciado por racista (causa que archivó el condescendiente Supremo) se impuso por 46 por ciento contra el 29% de Fernando Haddad en la primera vuelta del domingo.

Junto a ese holgado triunfo de Bolsonaro –igual habrá ballottage –el PSL tuvo votaciones importantes a nivel legislativo. Su bancada de diputados federales, en la que hay varios policías,  pasó de un miembro a cincuenta y dos. También logró formar el bloque más numeroso en la Asamblea Legislativa de Río de Janeiro, estado donde el campeón de votos fue Rodrigo Amorim. 

Estaba previsto que el ex militar y candidato reciba al futuro legislador provincial Amorim en uno de los encuentros agendados el martes. Amorim es un bolsonarista puro que días antes de las elecciones se hizo fotografiar cuando destruía una placa instalada en memoria de la activista asesinada Marielle Franco. El atentado político ocurrió el 14 de marzo en el centro carioca cuando un vehículo interceptó al de la concejal del Partido Socialismo y Libertad que falleció en el acto tras recibir cuatro tiros de subametralladora en la cabeza. El ministro de Seguridad Raúl Jungmann reconoció los indicios de la ejecución indican que fue obra de las milicias parapoliciales. Todos los candidatos presidenciales de peso repudiaron el asesinato menos Bolsonaro. Su hijo, Flavio, senador electo por Río, tampoco se solidarizó con Marielle, conocida por haber denunciado el accionar de las milicias y la intervención de las Fuerzas Armadas en Río, ordenada por Michel Temer en febrero. Flavio Bolsonaro felicitó al diputado Amorim porque al romper la placa hizo un favor al “orden”.