“Las fotografías abren puertas al pasado, pero también permiten echar un vistazo al futuro”, ofreció la artista Sally Mann cierta vez; y la frase calza como anillo al dedo a Women: Portraits 1960-2000, vitoreado fotolibro que oficia de selecto recorte de decenas y decenas de imágenes tomadas por la estadounidense Susan Wood durante su carrera a mujeres que devinieron célebres referentes del siglo 20. Influyentes intelectuales, diseñadoras, actrices, escritoras, activistas, cocineras, íconos feministas pasaron frente a la lente de SW a lo largo de cuatro décadas, y en su cándido hacer visual, acabó registrando un momento épico, recabando solo recientemente en la importancia histórica de tamaño registro. “En aquellos años, no era del todo consciente de que estaba en el medio de una revolución”, se sincera quien comprendiese cabalmente que “celebrar la fuerza y el poder femenino fue siempre mi enfoque principal” al revisar y digitalizar su extensa, extensa obra. 

“Soy una laburante que empezó a perseguir su vocación en una época en la que las mujeres todavía se preguntaban si podían o debían trabajar”, anota Wood en el libro, y recuerda cómo, en su ceremonia de graduación, recomendó la oradora (una científica) a la clase de purretas que aprendieran a tejer “para mantener sus mentes activas, mientras cuidan las tareas del hogar”. “¿Imaginan la cantidad de abucheos que recibiría hoy un discurso así?”, interroga la perseverante doña. 

“Esta serie no deja de ser una revelación para mí, un momento definitorio, un modo de repasar mi propia vida y la historia de un tiempo que es mi tiempo, mi era. Volver sobre lo que atravesamos, las razones por las que luchamos, lo que ganamos por hacer lo que creímos que era correcto, sin pedir permiso ni buscar aprobación”, advierte la artista de joviales ochenta y pico, cuyas imágenes poblaron publicaciones como Look, New York Mag, Vogue, Life, People, Harper’s Bazaar…   Con raras pics de Betty Friedan –pionera del movimiento de mujeres, autora de La mística de la feminidad– caminando sonriente y ligera por las playas de East Hampton. De la radical novelista y crítica literaria Mary McCarthy, símbolo de la izquierda norteamericana, tecleando en su máquina de escribir. De la adorada guionista, directora, novelista Nora Ephron a carcajada limpia mientras revisa un guión, posiblemente suyo. De la fashion designer Diane von Fürstenberg en pose décontracté –las piernas estiradas, papeles por doquier– en un avión en los 70. De Muriel Siebert, leyenda de Wall Street por haber sido la primera mujer en tener un asiento en la Bolsa de Nueva York. De Barbara D’Arcy, gurú del diseño de interiores, creadora de las recordadas habitaciones modelo de Bloomingdale’s. De la pionera Janet Guthrie, piloto de carreras, tras el volante. De Susan Sontag, Gloria Steinem, Jayne Mansfield, Julia Child, Barbara Chase-Riboud, Yoko Ono, y así.  

Una foto de SW que atrapa especialmente la atención tiene a una joven Jane Fonda, a su entonces marido Roger Vadim y al guionista Terry Southern (“de una personalidad sexual escandalosa en Hollywood”, a decir de Wood) como protagonistas. “Levanté mi cámara para tomar una foto amable de los tres amigos en la oficina de Vadim en Nueva York en 1967, y me topé con una imagen mucho más interesante, y conflictiva”, explica Susan. Allí, se ve a Southern intentando tocar un pecho de Fonda; Vadim ríe; Jane también, aunque sus ojos muestran incomodidad…   y furia.

Sobre la serie, dice: “Hay mucha belleza en estas imágenes, pero ninguna es obvia, evidente. Pienso que, en general, cuando un varón está detrás de la cámara, no nota esos pequeños detalles que se manifiestan a través de la personalidad, el carisma, la inteligencia de la mujer. Las fotógrafas encontramos sensualidad en otros aspectos, a partir de un reconocimiento tácito, de cierta empatía y mutua comprensión”. “¿Qué diría que tienen en común estas mujeres?”, preguntó una periodista brit a Wood en una interviú de cara a la reciente edición de Women: Portraits 1960-2000. Y ella: “Antes que nada, la inteligencia. Luego, una gran capacidad de respuesta. Y todas, una energía tremenda, apertura, alegría de vivir. Y una habilidad sin par para leer entre líneas, comprender lo no dicho”. 

Nacida en 1932 en Nueva York, Wood estudió en el Sarah Lawrence College y en la escuela de Arte y Arquitectura de Yale University. Admiradora de Dorothea Lange (a quien tuvo la fortuna de conocer personalmente), su primer trabajo fue en el laboratorio de fotografía de la revista Life, cortando tiras negativas de 35 mm para la gran, gran Margaret Bourke-White. Trabajó en publicidad con los Mad Men originales (ganó incluso varios prestigiosos premios Clio); fue fichada por productoras como Paramount Pictures y 20th Century Fox para registrar el behind the scenes de películas como Easy Rider, Modesty Blaise, Hatari, F.T.A., entre otras. Y oficiando ya de fotoperiodista, fue destacada por revista Mademoiselle como una de las “diez jóvenes mujeres del año” en el 61. Desde entonces, hizo fulgurante carrera publicando sus fotos en las más reputadas revistas de Estados Unidos (usualmente, revistas femeninas). 

Muchas de sus fotografías, explica SW, fueron encargos de editores que reservaban para sus colaboradoras temas “blandos” que colegas varones no querían cubrir (cocina, moda, artes “menores”, familia), no solo subestimando los tópicos sino a las mujeres que las tenían por protagonistas…

“Los años 60 y 70 fueron cruciales. Empezábamos a salir de nuestro caparazón; ya no éramos figuras de fondo”, recuerda quien capturó matices y singularidades de algunas de las muchachas más prominentes de la época, que redefinieron el panorama político y cultural. En el ínterin, se involucró con el movimiento de mujeres, trabando entrañable amistad con las susodichas Betty Friedan y Gloria Steinem. Gloria, por cierto, así se refirió al laburo de Susan Wood: “Gracias a trabajos como el suyo, es fácil entender para qué se inventó la cámara”.