“El peligro en el pasado era que los hombres se convirtieran en esclavos. El peligro del futuro es que los hombres se conviertan en robots”, advertía el psicoanalista germano Erich Fromm tiempo atrás. De dar vida a la alarmista inquietud del autor de El miedo a la libertad se encarga Nicolas Bigot, fotógrafo galo de la región de Bretaña, con su impactante serie The Robot Next Door. Una serie que, lejos de centrarse en los más habituales acercamientos al tema (romántico o distópico, según la ocasión), contempla lo rutinario, cotidiano de un futuro cibernético posible donde humanidad y robótica ya se han fusionado. “Las apariencias suelen ser falsas, engañosas. ¿Quién es quién, quién es qué?”, planta críptico interrogante el artista francés, que intenta con sus fotografías proyectar la intimidad de un mundo donde las fronteras entre máquinas y personas están borroneadas. Logra el muchacho dar forma a sus ilusiones sci-fi de la siguiente manera: retrata primero a sus modelos –de carne y hueso– en escenarios reales. Fabrica luego con sus propias manitas extremidades tecno, mecánicas, a partir de materiales físicos que logra recabar (partes de lavarropas,  tuberías, cables eléctricos, etcétera), y los fotografía en solitario, con ídem iluminación y en la misma posición que sus modelos. Luego, edición digital mediante, yuxtapone sendas imágenes, creando una realidad alternativa donde los humanoides se hacen manicura, se quitan su piel sintética, toman café matinal, se fuman un pucho, leen a Asimov, cargan sus cabezas intercambiables, aceitan un tobillo o una rodilla... “Me apasiona el transhumanismo porque me permite abordar tópicos como la percepción, las apariencias y la evolución, que son las pautas principales de mi investigación artística”, cuenta este aficionado al cine de ciencia ficción, que comparte sus piezas en la cuenta de Instagram @therobotnextdoorproject.