El oficialismo consiguió en la madrugada de ayer, gracias al apoyo de espacios aliados, la medida sanción de Diputados al proyecto de ley de Presupuesto, que pone en marcha un inédito ajuste combinado con constantes y elevadas necesidades de financiamiento. La iniciativa cosechó 138 votos a favor, 103 en contra y ocho abstenciones, mientras que Cambiemos se juega a que se apruebe en el Senado el 14 de noviembre, antes de la Cumbre del G20. Bajo la consigna de “déficit cero”, el presupuesto legitimará al Gobierno a aplicar un recorte de partidas sociales acordado con el FMI para lograr un equilibrio primario y asegurar el repago de intereses de la deuda. En la ley de gastos se fija una reducción en términos reales, es decir descontada la inflación promedio del período (34,8 por ciento), de 6 por ciento en Servicios Sociales, de 23 por ciento en Educación y Cultura, de 17 por ciento en Ciencia y Técnica, de 20 por ciento en Asistencia Social y de 8 por ciento en Salud. En contrapartida, los servicios de capital e intereses se incrementarán en el orden del 50 por ciento, mientras que el stock de deuda a fin de año representará el 87 por ciento del PBI, 315.698 millones de dólares.

El Presupuesto dictado por el Fondo anticipa para el año próximo un escenario de recesión, con una caída del 0,5 por ciento de la actividad económica, que se suma a la baja de 2,4 por ciento que el Gobierno estima para el cierre de 2018. En ese marco, con una inflación que este año se ubicará entre 45 y 50 por ciento y de mantenerse en niveles elevados en 2019 (23 por ciento al final del período y promedio de 34,8), la pérdida de poder adquisitivo se hará sentir en el consumo. La estimación es una caída de 1,6 por ciento en el consumo privado y una baja del 9,7 por ciento en la inversión. El tipo de cambio, una variable clave en esa pérdida de bolsillo por el traspaso a precios internos, está previsto se ubique en 40,10 pesos promedio para 2019, a 44,30 en 2020, 48,20 en 2021 y 50,50 en 2022. El valor no se condice con las bandas de flotación actualizables por inflación que acordó el Banco Central con el FMI para contener la apreciación de la divisa.

El equilibrio presupuestario se hace sobre la base de un ajuste en las principales partidas, con excepción de los intereses de deuda. En términos reales (tomando en cuenta la inflación promedio proyectada), el gasto primario se contraerá un 13 por ciento, con una caída del 11 por ciento de los gastos corrientes y de 42 por ciento de los gastos de capital (inversión). Siempre sobre la base de cotejarla con la inflación, la reducción del gasto con respecto a este año se focalizará, además de los ítems detallados, en Vivienda y Urbanismo (-48 por ciento), Promoción y Asistencia Social (-20 por ciento), Agua Potable y Alcantarillado (-20 por ciento). 

Por el lado de los ingresos, la recaudación de impuestos nacionales y de contribuciones de la seguridad social crecerá 38,9 por ciento, mientras que se continúa con la reducción del 33 al 30 por ciento del tope de derechos de exportación a la soja y se mantiene el 12 por ciento para el resto de los productos. Por su parte, se incorpora un “fondo compensador” a municipios por la quita de subsidios al transporte urbano de pasajeros: 6500 millones de pesos adicionales para amortiguar parcialmente el traspaso de la política de subsidios a las jurisdicciones locales, tras la quita de 43.000 millones de pesos.

Esto buscará reducir el déficit primario, que no contempla el pago de intereses de la deuda. Para ello, las necesidades de financiamiento para 2019 llegarán a 38.900 millones de dólares, que se reparten en 2500 millones de nueva deuda, 20.100 millones de refinanciación, 11.700 millones del acuerdo con el FMI y otros 4600 millones de organismos internacionales. 

“Las necesidades de financiamiento de dicho ejercicio van a ser cubiertas en buena medida (alrededor del 80 por ciento) por recursos provenientes del acuerdo con el FMI”, señala un informe de la Asociación Argentina de Presupuesto y Administración Financiera Pública (ASAP). De acuerdo con el nuevo acuerdo negociado con el FMI, que se conocerá hoy, posterior a la remisión del Presupuesto al Congreso, los principales cambios en el programa financiero consisten en que ahora se parte de un saldo inicial de caja de 5400 millones de dólares, producto de los desembolsos del FMI previstos para el ejercicio 2018. Se duplican los desembolsos contemplados en el marco del nuevo acuerdo con el FMI para compensar la contracción del financiamiento privado en 2019. Todo ese endeudamiento, sin embargo, no redundará en ninguna mejora para el bienestar general, sino que será para asegurar el flujo de divisas para el pago a los acreedores.