Vecinos de la Villa 21-24 denunciaron que la suspensión de las elecciones de la Junta Vecinal que debieron realizarse el domingo en ese barrio, y que no se concretaron por irregularidades en el padrón electoral, fueron producto de una maniobra del macrismo ante la posibilidad de que las dos listas que responden al oficialismo fueran desplazadas de la conducción. Tras una conferencia de prensa frente a las puertas de la Legislatura porteña, donde representantes de las diez listas opositoras exigieron elecciones transparentes, la candidata Flavia Romero dijo que “vinimos a denunciar porque creemos que hubo un fraude, y para que se visibilice lo que esta pasando. Esta lucha la venimos dando los vecinos hace dos años, cuando la Junta Vecinal actual tendría que haber llamado a elecciones y no lo hizo”. La jueza Elena Liberatori postergó los comicios hasta el 11 de noviembre, y los candidatos del PRO obtuvieron un poco más de aire.

“Dos años nos llevó a los vecinos que se hagan las elecciones en el barrio, porque pusieron un montón de excusas para no hacerlas. Y el domingo nos llevamos una gran sorpresa cuando la gente que tenía muchas ganas y entusiasmo para elegir una nueva Junta vecinal no lo pudo hacer, porque a la hora de votar los padrones estaban mal”, explicó a este diario Romero, vecina del barrio desde hace más de 30 años y candidata de la lista Azul Roja y Negra, quien remarcó que “conformamos un lema para poder sacar al macrismo del barrio, con la consigna Tierra, Techo y Trabajo”.

Sólo unos pocos votantes, de los más de 19 mil vecinos habilitados, pudieron hacerlo el domingo en las dos escuelas, la 11 y la 12, del Distrito Escolar 5, en el que se presentaron 13 listas reunidas en tres lemas. A las diez de la mañana, una vez abiertas las mesas, comenzaron los problemas.

Personas que no figuraban en el padrón, vecinos que llegaban sabiendo en que mesa tenían que votar pero la mesa no estaba; vecinos que iban de una escuela a la otra, distantes diez cuadras, porque las mesas asignadas a una escuela estaban en la otra; fallecidos en las listas y, según contó uno de los militantes, al menos un muerto que llegó a votar. Y mientras el descontrol avanzaba, en la puerta, la Prefectura impedía la entrada de los votantes y les decía a los vecinos “que los padrones estaban mal hechos y que se fueran a sus casas”. El caos y los reclamos de los apoderados de las listas llevó a la jueza Liberatori a suspender los comicios, un par de horas después de comenzado el acto eleccionario.

A través de un comunicado, la magistrada explicó que hubo “un error en la carga de los padrones electorales en el sistema informático y en la distribución de las mesas”. Pasó el acto eleccionario al 11 de noviembre, de 9 a 18. Y dispuso algunas medidas tendientes a garantizar el proceso eleccionario: convocó a la Defensoría del Pueblo de la Ciudad como veedora electoral y a “los Fiscales Informáticos de los tres lemas participantes a una mesa de trabajo” el 31 de octubre; y autorizar a distintas tareas de fiscalización y colaboración por parte de las agrupaciones participantes, nucleadas en la Junta Electoral para dar garantías electorales a los vecinos del barrio.

La resolución llegó luego de la reunión que tuvo la jueza con los apoderados de las listas. Francisco Farina, apoderado de la Azul, Roja y Negra y quien ofició de fiscal en la 12, dijo que “no llegó a votar casi nadie porque la confusión era total. La jueza nos explicó el problema y nos planteó la suspensión. Y como Junta Electoral tratamos de garantizar, primero, una fecha, después, poder subsanar los problemas”, contó, y advirtió que “no fueron errores, estuvo armado. Algo tan simple como un padrón no puede generar tantos problemas después de dos años de reclamos, en los que venimos de reunión en reunión con el juzgado”.

Esos años, según detalló Farina, se consumieron en un nuevo censo del barrio, tiempos judiciales y miles de requisitos para los candidatos a desplazar a la actual junta, que tiene el mandato más que vencido. “El año pasado no les parecía votar porque era año electoral, y por eso lo pasaron para este año, para mayo”, dijo el apoderado, y señaló que “llegamos a octubre, y se volvió a postergar”. En ese sentido, la preocupación de las organizaciones es que cualquier nuevo problema que surja pueda implicar que el gobierno intente llevar las elecciones al año que viene, que también es año electoral y posible motivo para una nueva postergación.

“Conformamos un lema antimacrista de 10 listas, todos conta las dos listas oficialistas, y con claras posibilidades de ganarles. Y al gobierno le preocupa perder la villa más grande de la ciudad en un año preelectoral, a nivel recursos y a nivel simbólico, por el efecto que puede tener para el macrismo que gobierna la ciudad”, agregó Farina.

Para el militante de la Azul y Verde Adrián Falcone la desorganización organizada fue “una estrategia. Hicieron todo lo posible para que no haya elecciones porque de cara al 2019 iban a quedar debilitados”, y explicó que la complicidad con las dos listas que responden al oficialismo, la lista Multicolor, que ganó las elecciones en 2012, y la Flor de Ceibo, es tal que “las urnas llegaron al colegio custodiadas por ellos”.

En el mismo sentido, Romero, una de las tres candidatas mujeres a la presidencia de la Junta –las otras dos son Carola Duarte (Blanca Amarilla) y Natalia Molina (la Tricolor), integrantes del lema– sostuvo que “todo es una maniobra del gobierno porque no quieren que el macrismo se vaya del barrio. Pero los vecinos y las organizaciones queremos que se vayan porque no nos representan”, remarcó, y advirtió que “vamos a estar atentos, queremos elecciones limpias y transparentes”.