Paulo Guedes, el futuro ministro de Economía del electo presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, aseguró ayer que su prioridad será realizar una reforma en el sistema provisional.  “Es la reforma más importante y la más rápida. Mientras que la privatización es lenta y a lo largo del tiempo”, dijo ante periodistas en Río de Janeiro el economista cercano a la escuela neoliberal de los llamados Chicago Boys. 

“Si me preguntan, la reforma tendría que haber sido ayer, 30 años atrás como en Chile, o dos años atrás con (el presidente conservador Michel) Temer. En tres meses, antes de terminar el año también”, continuó. Guedes, el principal asesor económico de Bolsonaro, evitó, sin embargo, dar plazos durante sus declaraciones al margen de una reunión con Bolsonaro y otros colaboradores en Río de Janeiro.

La reforma del sistema de pensiones es uno de los proyectos que el actual mandatario no consiguió impulsar en los últimos dos años, ya que la iniciativa es altamente impopular entre la población. No obstante, el economista siempre fue uno de sus defensores y ayer lo recordó. “Trabajaron dos años en esta reforma, yo escribí columnas en el periódico diciendo ‘aprueben la reforma’. Evidentemente no puedo ahora –que pasé al gobierno– no aprobarla”, dijo. 

Guedes aseguró que se pretende apoyar en la propuesta de Temer, pero que avanzará en un cambio en el régimen de capitalización (en el que los beneficios pagos sean resultado de la capacidad de ahorro del trabajador), informó el diario brasileño Folha de San Pablo. “Además de un nuevo régimen laboral y provisional, que deberemos crear para las futuras generaciones, tenemos que corregir el régimen actual, que está condenado porque no lleva capital para el futuro (se transforma en consumo)”, defendió. Los líderes de los partidos –inclusive aliados del futuro presidente– aseguran, no obstante, que es improbable que la reforma provisional avance en el Congreso en este período (y no como dijo Guedes, que podría salir antes de fin de año). “Nosotros esperamos, y hasta preferimos que el asunto sea votado por el nuevo Congreso”, afirmó el diputado aliado de Bolsonaro, Alberto Fraga, del partido Demócratas, quien no renovará su mandato en 2019. “Creo mejor pensar un nuevo texto más adecuado para el año que viene”, aseguró. Los líderes partidarios en el senado tampoco creen que la medida pueda avanzar este año, ya que la reforma exigirá largos debates y negociaciones en un momento en el que Bolsonaro aún no tiene una base sólida aliada, informó Folha. 

Guedes es artífice del acercamiento de Bolsonaro a los mercados y de su programa económico neoliberal. El futuro presidente, un ex militar que ha sido diputado desde 1991 hasta este año, era antes afín a posiciones más nacionalistas y conservadoras en política económica. Sin embargo, la orientación económica concreta del gobierno que asumirá funciones el 1º de enero plantea todavía incógnitas en Brasil, ya que se estima que el ala militar cercana a Bolsonaro podría ser reacia a una apertura económica muy amplia.

No obstante, Guedes defiende su postura neoliberal. Según su visión, fue la expansión acelerada de los gastos desde la dictadura militar hasta el período democrático la que explica los gastos elevados con el pago de intereses. Por eso, dijo, ese es el frente que debe ser el objetivo del gobierno. En este sentido está también la promesa de recorte de ministerios, aseguró el economista.

Para defender su pretensión de privatizar las empresas estatales, se apoyó en los recientes episodios de corrupción. “Electrobras no consigue invertir, dentro de poco va a haber un apagón en el Amazonas, en Alagoas, porque ellos no están permitiendo la privatización de esas empresas (distribuidoras de Electrobras)”, dijo. “Son empresas que están aparejadas políticamente, no invierten”, aseguró.  

Guedes afirmó, a su vez, que no descarta la venta de reservas internacionales para reducir la deuda pública como estrategia para superar crisis cambiarias, pero que por ahora no lo ve necesario.  “Si hubiese crisis especulativa, no tenemos miedo. Puede pasar y si el dólar se fuera por las nubes, va a ser excelente, porque vamos a reducir dramáticamente la deuda interna, va a acelerar nuestro ajuste fiscal”, dijo el economista. “Pero ahora el dólar está a R$ 3,60, ¿para qué voy a vender? ¿Para perjudicar la exportación?”, se preguntó.