Antes de que sepa si el equipo de la Ribera podrá mantener la ventaja de dos goles que consiguió en el partido de ida con el Palmeiras, la probable final entre River y Boca se convirtió en un tema de seguridad nacional. En principio la final se jugará el 28 de noviembre, dos días antes del comienzo de la cumbre de presidentes del G20 en Buenos Aires, pero no se descarta que se adelante 48 horas si los clásicos rivales del fútbol fueran los finalistas.

Si Boca supera la semifinal, dirimirá al campeón de América en la cancha de su eterno rival, el Monumental. Para esa fecha ya habrá varias delegaciones extranjeras en Buenos Aires, hecho que comprometerá un gigantesco operativo de seguridad, con el feriado del 30 de noviembre incluido. El gobierno porteño no descarta, entonces, adelantar la revancha al lunes 26, para lo cual necesita el visto bueno de la Conmebol."Del 28 de noviembre al 2 de diciembre no va a haber ningún evento en la Ciudad de Buenos Aires porque todo se aboca a la cumbre del G20″, anticipó Guillermo Madero, director nacional de seguridad en espectáculos futbolísticos. La Ciudad, por su parte,  adelantó que “no habría problemas” en jugar el 26.

Al parecer ya hubo un principio de acuerdo con la empresa que tiene los derechos de televisación para que el partido se juegue en Núñez el 26. La otra posibilidad, jugar el 5 de diciembre, luego de la Cumbre, ya es potestad de la Conmebol, y presenta el inconveniente adicional de que la fecha quedaría muy próxima al Mundial de Clubes, que deberá jugar el ganador de la Libertadores desde el 12 de diciembre en los Emiratos Árabes Unidos.

Todo cambiaría si Palmeiras da vuelta la serie, ya que si el equipo brasileño alcanza la final, River definirá si logra su cuarta Libertadores en San Pablo, con lo que no sería necesario modificar la fecha.