Contra el deseo de Mauricio Macri de que a los partidos de la final de la Copa Libertadores puedan concurrir hinchas de River y Boca, el presidente del club xeneize, Daniel Angelici, dijo que “es muy probable”     que decidan “jugar sin público visitante”. La decisión al respecto la tomarán el propio Angelici y su par de River, Rodolfo D’Onofrio, en una reunión que ambos mantendrán el próximo lunes.

Macri buscó politizar el superclásico del que saldrá el nuevo campeón de América y quedó en offside. Las declaraciones de Angelici, hombre de máximo confianza del Presidente, lo dejaron aún más en evidencia y exhibieron la grieta que el tema abrió dentro de la alianza gobernante.

Angelici se resiste a aceptar público riverplatense en la Bombonera en el partido de ida del próximo sábado. Otro tanto ocurre con D’Onofrio, que no quiere a los de Boca en el Monumental en la revancha del sábado 24 de noviembre.

Más allá de que en privado rechaza la idea de Macri, en público buscó el modo de expresar su posición sin desairarlo.  "El lunes nos reunimos con D´Onofrio, pero es muy probable que decidamos jugar sin público visitante y haciéndonos responsables de la decisión que tomemos", señaló el presidente de Boca durante la inauguración de la peña de Pehuajó.

"El Gobierno nos garantiza la seguridad, pero nosotros tenemos que evaluar la capacidad del sector visitante y otros asuntos", explicó Angelici y agregó que "queremos analizar el fin de semana, ver cuáles son los pro y cuáles son las contras, y ahí tomar de forma la decisión en conjunto”, aunque anticipó la casi segura decisión: "El lunes hablando con el presidente de River definiremos jugar con nuestro público."

Hay cuestiones económicas en paralelo a la cuestión de la seguridad que ni Boca ni River quieren resignar. Angelici fue elocuente en ese sentido al precisar que "por contrato, el club que llega a la final debe darle 700 plateas a Conmebol y también a los sponsors. Si perdemos 4000 entradas para los visitantes, más 1500 del pulmón, es dejar a 5500 hinchas de Boca afuera".

Las idas y vueltas con el tema de los visitantes en la final de la Libertadores empezaron cuando Macri planteó en Twitter ayer a la mañana que “lo que vamos a vivir los argentinos en unas semanas es una final histórica” y con un tono de campaña PRO añadió que es “también una oportunidad de demostrar madurez y que estamos cambiando, que se puede jugar en paz” y que por eso le había pedido a la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, que “trabaje con la Ciudad para que el público visitante pueda ir”. Horas después el Presidente insistió con el tema en una radio y dio por hecho que hinchas de Boca y River podrían ir a los dos partidos.

El anuncio de Macri no cayó bien entre los funcionarios de seguridad de la Ciudad de Buenos Aires, comandados por Horacio Rodríguez Larreta. Tampoco fue del agrado de los dirigentes de Boca y River. El presidente tomó nota del malestar y a última hora de ayer dio marcha atrás: le tiró la pelota a ambos clubes y dijo que la decisión final al respecto era de ellos. Por más que esta misma mañana Bullrich haya reiterado que los visitantes podrían ir a la final de la Libertadores, las declaraciones de Angelici anticipan que el deseo de Macri difícilmente se cumpla.