A poco más de una semana de haber sido electo presidente de Brasil, el equipo del ultraderechista Jair Bolsonaro comienza a delinear cuáles serán las prioridades de su gobierno, comenzando por una reforma educativa con tintes conservadores y guiada por las directrices del mercado. Educación a distancia, reinsertar materias como Educación Moral y Cívica –que no existen desde el fin de la dictadura– en la escuela y vouchers educativos son los pilares de la propuesta educativa que el futuro presidente y su partido, el Partido Social Liberal (PSL), pregonaban en la campaña y que ahora buscan llevar a a cabo. El objetivo: eliminar el supuesto adoctrinamiento marxista y de género, que, según su visión, existe en las aulas. 

El proyecto llamado “Escuela sin Partido”, que prohíbe prácticas como el uso de la palabra “género” y de la expresión “orientación sexual” en las escuelas, será discutido en una comisión especial en la Cámara de Diputados. El diputado nacional reelecto e hijo del futuro presidente, Eduardo Bolsonaro, afirmó, no obstante, que no cree que este año pueda aprobarse el proyecto, sino que tendrá más chances el año que viene cuando el Congreso sea más conservador. 

Ayer, el presidente electo se mostró partidario de que los alumnos filmen a los profesores, como lo aconsejó una diputada de su partido para combatir el llamado adoctrinamiento escolar. “Yo soy profesor de educación física también (...), no veo ningún problema, puede filmar”, afirmó el dirigente ultraderechista en una entrevista con la cadena Bandeirantes, cuando le preguntaron si esa práctica podría ser propia de un estado autoritario. Bolsonaro hijo también defendió que los estudiantes filmen a los maestros que estuviesen “adoctrinando” en el aula. “Hoy ya está previsto que los maestros y profesores que intenten adoctrinar a los alumnos puedan responder judicialmente. El proyecto Escuela sin Partido sólo pretende dar ciencia al alumno”, afirmó el diputado en una entrevista en el programa de televisión Poder em Foco, del canal SBT. Sin embargo, no todos dentro del PSL adhieren a esta última afirmación. El general Aléssio Ribeiro Souto, uno de los designados por Bolsonaro para elaborar el plan de educación defendió el creacionismo en la enseñanza de ciencias y cuestionó la teoría de la evolución. “Si la persona cree en Dios y tiene su posicionamiento, no es el papel de la escuela alterar este tipo de cosas”, había afirmado Souto en campaña. 

Aún el plan educativo del gobierno no está detallado, pero se afirma que se pretende dar vuelta la pirámide de inversiones: transferir recursos de la educación superior a la básica (inicial, primaria y media). Una de las medidas que suena fuerte dentro del bolsonarismo es la iniciativa de que los más ricos comiencen a pagar una cuota mensual en las universidades públicas. Estos recursos, según el equipo educativo de Bolsonaro, financiarían el estudio de los más pobres. No obstante, aún no está claro cuáles serían las franjas de ingreso beneficiadas por la iniciativa. Además, para llevar adelante esta medida, el nuevo presidente debería contar con un apoyo masivo del Congreso ya que se requeriría modificar la Constitución que establece la gratuidad en todos los niveles educativos. 

Además del proyecto que abandera el PSL en el Congreso, el equipo educativo de Bolsonaro plantea la distribución de vouchers educativos. Este sistema educativo de base neoliberal plantea la distribución de vales para que las familias elijan una escuela privada e inscriban allí a sus niños. Desde la visión de quienes defienden este modelo si más instituciones privadas participan en el ámbito educativo, se ahorrarían recursos estatales en el mantenimiento de escuelas y salarios. 

Este sistema ya fue implementado en otros países latinoamericanos, como Chile, a principios de la década de 1980. El modelo se basa en el supuesto de que la competencia entre las escuelas para atraer alumnos elevaría la calidad educativa. La experiencia muestra, no obstante, que esto no sucedió. “No funcionó. Dentro de las familias más pobres, las que tenían una condición financiera un poco más favorable elegían escuelas mejores (pagando un monto superior al valor del voucher). El resto se quedó en escuelas de formación dudosa”, explicó al diario brasileño Folha de San Pablo Julia Dietrich, especialista en educación de la Universidad Federal del ABC. 

Como el supuesto adoctrinamiento político en las escuelas es uno de los puntos de obsesión del presidente electo, una de sus propuestas es ampliar la educación a distancia (que ya existe en la educación superior) a la educación básica. Como se trataría de clases grabadas en las que la interacción maestro-alumno estaría totalmente controlada, ese adoctrinamiento quedaría, bajo su visión, sumamente disminuido. Sin embargo, el argumento más fuerte que esgrime el equipo de Bolsonaro es que con esta tecnología se abaratarían costos y ampliaría el alcance de la escuela en áreas rurales. No obstante, ya hay especialistas que creen que no es una buena idea. “La escuela no es sólo información. El maestro acompaña el desarrollo de los niños y hace un conjunto de mediaciones como figura referente para ellos”, aseguró Allan Kenji, investigador de la Universidad Federal de Santa Catarina a Folha. El académico advirtió, además, que la educación a distancia presentaría un problema adicional que en los hogares, ya que presupone que un adulto debe quedarse en casa cuidando a los niños, cuestión que tendría un fuerte impacto en la fuerza laboral del país.