La medida de fuerza que afectó durante diez horas los vuelos de Aerolíneas Argentinas se disparó porque la empresa no aplicó la cláusula gatillo en los sueldos de septiembre. Los cinco gremios que realizaron la retención de tareas creen que detrás de esa decisión hubo un objetivo de gobierno: descuidar el funcionamiento de la aerolínea de bandera, vaciándola de presupuesto y afectando sus servicios. Un modo clásico de preparar el terreno para una privatización o, en mejor de los casos, de seguir abriendo el mercado a las low cost. Los sindicatos habían denunciado en la Secretaría de Trabajo que Aerolíneas estaba incumpliendo el aumento salarial con antelación a la protesta. En una denuncia que presentaron el martes pasado pidieron a Jorge Triaca que llamara a una audiencia con la empresa, para buscar una salida negociada. Sin embargo, Trabajo no acercó posiciones, empujando al conflicto. Incluso lo dejó crecer en vivo y en directo por todas las pantallas: 258 vuelos cancelados, 30 mil personas afectadas.

“Es la primera vez en la historia que Aerolíneas Argentinas incumple un acuerdo firmado y homologado por el Ministerio de Trabajo. Vamos a esperar una respuesta y después seguramente tendremos que a ir a la Justicia a presentar un amparo, porque ya conocemos cómo juega el ministerio en esto”, señaló el titular de APA, Edgardo Llanos, apuntando contra la secretaría que conduce Jorge Triaca.

La retención de tareas fue coordinada por los sindicatos de pilotos (APLA y UALA), el personal de tierra agrupado en la Asociación del Personal Aeronáutico (APA), los técnicos de APTA y la Unión del Personal Superior Aeronáutico (UPSA). Cada uno negocia sus propios acuerdos salariales, pero esta cláusula, señalaron a PáginaI12 en APA, afectaba al conjunto.   

En el caso de los trabajadores de la APA, el acuerdo paritario regía desde el 1º de octubre de 2017 hasta el 30 de septiembre pasado, detalló Cecilia Moccia, prosecretaria de prensa de la organización. “La cláusula fijó aumentos automáticos una vez que la inflación superara el 17 por ciento y se venía cumplido todos los meses”. Con los sueldos de septiembre esperaban percibir un 6,5 por ciento de aumento que no les fue liquidado.

En la denuncia presentada ante la Secretaría de Trabajo, los sindicatos advirtieron por esto que “la conducta de la empresa violó la buena fe que impone que en la negociación misma no se defraude lo que se ha suscripto y comprometido”.

El vocero de Aerolíneas, Marcelo Cantón, admitió que el acuerdo está firmado, pero señaló que su redacción es confusa y por lo tanto se presta a interpretaciones. En este caso, la de que sólo era aplicable hasta fines de agosto. “El 30 de septiembre venció el acuerdo paritario”, señaló. “Algunos sindicalistas están reclamando que había que haber incluido la inflación del mes de septiembre también en la cláusula gatillo. La empresa entiende que no (porque los sueldos de septiembre se pagan concluido ese mes), es decir que la paritaria está vencida. Y lo que dice es ‘sentémonos a negociar en el marco de la paritaria 2019 y de paso negociemos todo junto’.”

Como señaló el vocero, la empresa y los gremios estaban negociando ya la paritaria correspondiente a 2018-2019. Y en ese marco, completan los gremios, se está dando un intento de flexibilizar algunas de las condiciones de trabajo. Así se llegó a la situación de protestas en todas las bases de Aerolíneas (las medidas también fueron cumplidas en el call center y el las oficinas administrativas): los representantes de la empresa estatal presionan con la no liquidación del aumento para que la firma del acuerdo paritario se acelere, incluyendo los cambios resistidos en las condiciones de trabajo. Los dirigentes gremiales, a su vez, se ven ante la pérdida del aumento que los trabajadores daban por seguro y la ofensiva para modificar a la baja los convenios.

Entre los cambios relacionados con la tensión de fondo que se vio ayer en Aeroparque y Ezeiza, los sindicatos señalan la reducción de las vacaciones, de los montos que los pilotos cobran por viáticos y la pérdida de un tercer aguinaldo.

Durante todo el día y hasta las 17, cuando la protesta fue levantada y los vuelos comenzaron a reprogramarse, las pantallas de los medios y redes sociales fueron saturadas así por imágenes del hall del Aeroparque atestado de viajeros varados, con niños en brazos, agotados por la espera. 

El piloto Pablo Biró (titular de APLA) se refirió a lo sucedido como una provocación del Gobierno. “El ministro de Transporte (Guillermo Dietrich) vino a cargarse la línea de bandera y armó Flybondi. Ya entregaron los cielos: el holding Latam saca más pasajeros internacionales que Aerolíneas Argentinas desde 2016. Vinieron a vaciar la soberanía de nuestros cielos y para eso tienen que hacer colapsar la línea de bandera. Para eso necesitan poner a Norwegian Air con subsidios al tiempo que recortan el presupuesto para que nosotros funcionemos”, advirtió.

El ministro Dietrich, en cambio, calificó de “intempestiva” la medida gremial, remarcando que fue hecha “sin anuncio previo” y responsabilizó a los trabajadores por la pérdida de imagen de la línea de bandera. “El Gobierno está haciendo un esfuerzo muy grande para ayudar a Aerolíneas Argentinas en un momento en el que por el precio del dólar y el combustible los números no están de acuerdo con los objetivos planteados”, sostuvo. Los dichos de Dietrich fueron completados luego por el presidente Macri, que al encabezar la inauguración de un lujoso hotel en Pilar aprovechó el acto para instalar la idea común a cualquier intento privatizador: el de la ineficiencia de las empresas del Estado. “Hay que poner plata todos los meses para que Aerolíneas funcione”, se quejó. Y elogió a las low cost como modelo a seguir.

Los aeronáuticos levantaron la medida de fuerza después de 10 horas, aunque sin haber llegado a un acuerdo con Aerolíneas. Tampoco la Secretaría de Trabajo convocó a la audiencia solicitada. El conflicto sigue abierto y el frente gremial podría definir en los próximos días nuevas medidas.