Con el propósito de construir una nueva “gran vidriera” para las publicaciones científicas de la región y, a la vez, enfrentar la búsqueda de lucrar con el conocimiento por parte de las corporaciones editoriales, universidades de Latinoamérica presentaron el Programa Ameli Conocimiento Abierto para América Latina y el Sur Global (Ameli-ca). El programa consta de una plataforma digital con una gran base de datos que apuntará a concentrar las más de 10 mil revistas (además de los libros) que producen las universidades e institutos científicos de la región. 

El soporte técnico de Ameli-ca dará mayor visibilidad en los buscadores digitales a las publicaciones que estén en su plataforma. Además, la iniciativa se propone que toda la información de su base de datos produzca indicadores que puedan ser consultados por editores y evaluadores para conocer cómo se mueve cada revista. 

La iniciativa es fruto del trabajo articulado entre la Universidad Nacional de La Plata (UNLP), la Universidad Autónoma del Estado de México, la Universidad de Antioquía, la Red de Revistas Científicas de América Latina y el Caribe, España y Portugal (Redalyc) y el Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (Clacso). Luego de más de un año de trabajo en su preparación, fue presentada oficialmente anteayer en el marco de la 8ª Conferencia Latinoamericana y Caribeña de Ciencias Sociales de Clacso, que culmina hoy en Buenos Aires.

De modalidad colaborativa y no comercial, el programa nació con el objetivo de ayudar a transformar la actual dinámica de circulación de la comunicación científica, limitada por la influencia que ejercen los grandes monopolios de editoriales comerciales. En el mediano plazo, buscará abarcar también publicaciones de todo el “sur global”, de Asia y África. Ya están procesando más de cien revistas, pero se espera que las cifras aumenten rápidamente tras la presentación de la iniciativa. 

“Hoy lo que se visibiliza en el campo de la ciencia es lo que producen los países anglosajones y lo que está principalmente en dos bases de datos comerciales cerradas: Scopus y Web Of Science. Son muy caras para acceder y excluyen todo lo que no se produzca en los países del norte y en inglés”, explicó a PáginaI12 la prosecretaria de Gestión Editorial y Difusión de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación de la UNLP, Cecilia Rozemblum, coordinadora de una de las comisiones del proyecto. “Nuestras revistas están invisibilizadas debido a que tratan temas locales, como por ejemplo el virus del zika, que es algo que en el mundo de la ciencia está menospreciado”, agregó Rozemblum.

Ni lectores ni autores deberán pagar para usar el espacio. El proyecto se enmarca en el movimiento en defensa del “acceso abierto”, que considera a la ciencia como un bien común y sostiene que toda la producción científica debería estar completamente disponible. “La comercialización lo que genera es una imposición de agendas en función de esos intereses mercantilizados. Si la ciencia realmente tiene un objetivo universalista, de satisfacer necesidades de la población, cuando hay una injerencia tan fuerte de los mercados es como si hubiera un conflicto de interés”, aseguró la investigadora del Conicet Fernanda Beigel, también coordinadora de una de las comisiones del proyecto. “Ameli va a intentar ser un cambio estructural. Hoy no hay ningún espacio que ofrezca esa base de datos completa. Todo está parcializado. Va a permitir a investigadores, universidades, a todo el público en general, conocer esa producción regional y valorizar todo ese mundo tan dinámico de revistas que tenemos”, agregó Beigel. 

Ameli también buscará incidir en la cultura evaluativa. “Estamos trabajando para generar una serie de indicadores que contrarresten el peso tan grande que han tenido los rankings universitarios que premian no la calidad u originalidad de las publicaciones, sino si forman parte de las grandes empresas editoriales. Toda la producción latinoamericana ni siquiera se considera dentro de esos rankings, que tienen un fin meramente mercantil y no evalúan si se satisfacen o no las necesidades de la población –afirmó Beigel–. Vamos a generar una clasificación no jerárquica, en la que podamos diferenciar, por ejemplo, a las instituciones que publican en determinados temas.”