Vladimir Putin no tuvo ningún problema en saludar en público, y de manera efusiva, al invitado más controvertido a la cumbre del G-20, el príncipe heredero del trono de Arabia Saudita. El presidente ruso y Mohamed bin Salmán se saludaron como dos viejos amigos a la vista de todos, en momentos en que el príncipe está en el ojo de la tormenta por el caso Kashoggi.

Ambos chocaron sus manos mientras sonreían, al momento mismo del cara a cara de los jefes de estado reunidos en Buenos Aires. La presencia de Salmán es incómoda para la mayoría de los asistentes desde que se lo sindicó como el responsable del asesinato del periodista Jamal Kashoggi, quien hace casi dos meses ingresó al consulado saudí en Estambul y no volvió a salir. Pese a ello, Putin no dudó el saltearse el protocolo para saludar al heredero.

Salmán llegó a la Argentina dos días antes de la cumbre, en momentos en que Human Rights Watch presentó una denuncia por el asesinato de Kashoggi ante la Justicia argentina. La causa está en el juzgado federal de Ariel Lijo, quien deberá decidir sobre un posible arresto. Para los organismos de inteligencia de Estados Unidos, el periodista fue asesinado apenas entró al consulado y el instigador fue Salmán. Las autoridades dan por hecho que el heredero al trono saldrá del país sin problemas por su inmunidad como miembro de la casa real saudí.