Su luz (rojo sangre) se ha apagado definitivamente: ha muerto Douglas Rain, el actor canadiense que pusiese la voz gélida y penetrante a la inteligencia artificial más orate del cine, HAL-9000, ducha en el arte del ingenioso asesinato espacial. Así como el capitán Dave Bowman desconectó una tras otra las funciones de este ordenador en 2001: Odisea en el espacio, el clásico sci-fi de Stanley Kubrick, Rain se ha desconectado del mundo por causas naturales, muerto a los 90. Queda en los anales de la historia del cine su patética versión de la canción popular Daisy Bell (Bycicle Built for Two), elegida como guiño en el film, en tanto fue el primer tema cantado por un ordenador (la IBM 704, en 1961). “Daisy, Daisy,/ give me your answer, do/ I’m half crazy/ for the love of you...”, canturrea con cadencia inducidora de escalofríos la máquina, interpretada por Douglas; que grabó todas sus líneas en apenas un día y medio, y al parecer, nunca se interesó por ver el film. Claro que el hombre fue, en su extensa carrera, mucho más que una voz: puso el cuerpo a incontables producciones teatrales en su Canadá natal, especialmente obras shakesperianas. Se formó en el Banff School of Drama, en Alberta, y en el Old Vic londinense; cofundó en los 50s el reputado Stratford Festival, y en los 70s recibió una nominación a los premios Tony por su trabajo en Vivat! Vivat! Regina! Tras enterarse de su muerte, el festival Stratford extendió unas sentidas palabras: “Douglas compartía muchas de las cualidades de HAL: precisión, fuerza de acero, enigma, inteligencia infinita, así como un perverso sentido del humor. Pero los que tuvimos la suerte de haber trabajado con él, pronto entendimos que el verdadero misterio era su honda calidez y humanidad”.