Y un día Shaman Herrera volvió al sur. Después de 17 años de vivir y activar en la ciudad de La Plata, el músico y productor regresó a su Patagonia natal en busca de calma e inspiración. Y para criar con su compañera a su pequeña niña, Govinda, que también se convirtió en una canción clave del nuevo disco, El primero es el último, junto a Los Pilares de la Creación. Detrás del teléfono, Shaman describe con entusiasmo el paisaje de Epuyén, un pueblo de montaña que forma parte de la Comarca Andina de Chubut y que elige para transitar su actualidad. “Los primeros nueve meses estuvimos viviendo en una casa en la ladera del Pirque. Era una casita en medio del bosque, teníamos que cruzar el río por un puente colgante para llegar. Tuve que hacer leña todo el invierno, me compré una motosierra, que fue la misma sensación que comprarme una guitarra, y con ella tiraba los arbolitos secos ¡Me rompí la espalda!”, cuenta. “Ahora hace tres meses estamos viviendo en una casa más cerca del pueblo. Tengo gas, no tengo que cortar más leña, pero igual es bastante agreste. Está el lago Epuyén cerca, un lago transparente e increíble”, dice sobre este nuevo ciclo en su vida. Hoy se presentará en C´est LaVie (Calle 55, La Plata) y mañana en formato trío en el CAFF (Sánchez de Bustamante 772), ambos a las 21. 

La nueva etapa de Shaman lo encuentra con nuevos sonidos, poéticas y cosas para decir. El primero es el último es un disco más introspectivo y reflexivo que el anterior, Sueño real (2015). En este trabajo retornó a la instrumentación acústica y vistió las canciones con cuerdas, piano (Julián Rossini), maderas y vientos (la tuba de Pablo Girardín es una novedad en el sonido). Y en todas las canciones sobresale su voz cálida, receptiva y profunda, como el bosque de Epuyén. Salvo en la que abre el disco, la instrumental “El año del gallo”. “La idea de que sea el primer tema era generar cierta sorpresa. Hay tanta urgencia en la música... a mí me gusta llevar la contra. Un tema instrumental te prepara para un viaje. Es una obra rara, tiene algo que nunca había explotado en la canción”, dice el compositor. “Tiene otra búsqueda. Sueño real tenía una cosa más pop, porque habíamos trabajado con un productor (Ernesto ‘Neto’ García)”, compara.

“El proceso del disco arrancó cuando tomamos la decisión de volver a vivir al sur”, dice Shaman. “Casi todo el disco lo grabé en Buenos Aires, pero lo terminé de mezclar cuando ya estaba acá. Es un disco diferente a los anteriores. No hay casi guitarra eléctrica y me puse más en el papel de cantante. La orquestación, las cuerdas, reemplazan de algún modo las guitarras. Es un disco más instrumental y con espacios. Acá volvimos a tomar las riendas y laburamos las composiciones de manera más íntima entre todos los músicos. Más que de transición, es un disco de fin de ciclo, de punto y aparte. En la ciudad no hay tanto tiempo para pensar, la realidad te lleva por delante. En cambio, la distancia te permite observar, analizar y entender. Me hizo muy bien venir para poder ver en perspectiva todo lo que está pasando. Me liberé de un montón de cosas dañinas. Es imposible que la realidad no se filtre en las canciones, aunque no es un disco político”, detalla. “Estando acá valoro más lo hermoso de la ciudad y las puedo transformar en arte”.

Entre estas nueve canciones luminosas se encuentran la espiritual “Luz dorada”, la mística “Avatar” y la emotiva “Govinda”, uno de los nombres de Krishna, de origen hindú. “‘Govinda’ está dedicada a mi hija y expresa un deseo de libertad. Lo mejor que tenemos en este mundo somos nosotros y eso es lo que podemos dar, lo que podemos dejar. La canción propone ser servicial y entregarse. Cuando uno trae un hijo no lo hace para uno sino para el mundo”. Otra novedad en el universo Shaman es su participación en el disco colectivo El camino de Leda, homenaje en clave electrónica a Leda Valladares. En dupla con Chancha Vía Circuito, el patagónico le imprimió su particular voz a la baguala “Yo he sido”. “Me interesa mucho la femineidad latinoamericana, Leda, Violeta Parra. Son artistas con mucha fuerza. Me gusta la canción folklórica que habla desde el lugar femenino. El laburo de Leda como recopiladora es increíble. Pedrito sugirió cambiar una parte de la letra, porque tenía una connotación machista. Reemplazamos ‘yo he sido tu primer dueño’ por ‘yo he sido tu primer beso’. Lo aggiornamos a los tiempos que corren”.

–En La Plata hizo un aporte fundamental para el desarrollo de la escena contemporánea del rock, como músico y como productor (Sr. Tomate, El Mató, Prietto Viaja al Cosmos con Mariano, La Patrulla Espacial), ¿Qué balance hace de este periodo?

–Me pone muy feliz ver triunfar a todos los artistas con los que trabajé, además de que son muy amigos. Ver a Prietto con Los Espíritus me emociona mucho. La última vez que tocaron en La Plata en el Club Atenas me llamaron para hacer unos temas antes de ellos ¡Toqué para cinco mil personas! Lo que pasa con El Mató también es súper merecido, es una bendición para la música que gente de ese talento y sensibilidad le esté marcando el camino a bandas más jóvenes. Las bandas que se consolidan se terminan convirtiendo en un estándar para los otros, y Prietto y el Chango (Santiago Barrionuevo) elevaron la vara para todos los pibes que vienen atrás. Me siento muy afortunado de haber sido partícipe, pero no sé si tengo responsabilidad directa en todo ese crecimiento. Son artistas muy completos y la romperían de todas formas.