El abogado especialista en derecho ambiental Enrique Viale explicó que en las ciudades “no hay oro, no hay soja, no hay minerales, lo que hay es tierra pública”, y subrayó que “ahí es donde están los grandes negocios”.

Sobre la construcción del microestadio de Atlanta, criticó la falta de evaluación del impacto ambiental de una obra de tamaña envergadura. Viale aseguró que es “preocupante y escandaloso” que no se haya seguido el procedimiento completo y que la Legislatura, con la complicidad de la oposición, aprobara todo sin hacer la correspondiente audiencia pública y escuchar a todas la partes.

–¿Está de acuerdo con la conclusión de la Agencia de Protección Ambiental de que la obra del microestadio no presenta impacto ambiental?

–La ley 123 establece determinadas cuestiones que tienen que llevar el procedimiento de evaluación de impacto ambiental. Una obra de semejante magnitud, con el impacto social y ambiental que va a tener, es claro que debió haber tenido el procedimiento completo. Ellos usaron una estrategia jurídica para evitar eso. Un estadio para tanta gente, en medio de una ciudad y que no se evalúe el impacto que va a tener sobre el ambiente, el tráfico, el tránsito, etcétera, da para sospechar. Es verdaderamente preocupante y escandaloso que una obra de semejante magnitud no tenga el procedimiento completo de evaluación de impacto ambiental. Y demuestra a las claras que el emprendimiento sí lo tenía. Creemos que eso viola no sólo las leyes de la Ciudad sino también leyes nacionales, como la ley general del ambiente.

–¿Es legal que la construcción se haya aprobado por consenso legislativo sin que se llevara a cabo la Audiencia Pública?

–Justamente, al no hacerse el procedimiento completo de evaluación de impacto ambiental se evitó, entre otras cosas la Audiencia Pública, como también el detalle de cómo iba a impactar en el barrio esta obra. Al evitar ese procedimiento se evita la participación pública. ¿Cómo los vecinos no van a opinar de lo que va a ocurrir en su propio barrio, donde día por medio va a haber alguna actividad de afluencia masiva que trastoca la vida de todo el barrio?

–Algunos creen que es imposible reclamar por la vía judicial. Dicen que si son litigantes individuales, frente a una obra de esta escala, pagarían con sus propiedades si pierden el juicio.

–Eso es lamentable porque el Gobierno de la Ciudad, desde los tiempos de Mauricio Macri, se encargó de perseguir a los vecinos para generar un miedo colectivo. Horacio Rodríguez Larreta también lo hace. Y lamentablemente han logrado el miedo. Hay muchos que ahora no se animan a acudir a la Justicia, lo cual viola el principio básico que es el de acceso a la Justicia. Han generado un amedrentamiento de persecución si es que reclaman. Lo han hecho con la organización Basta de Demoler y con la paisajista Sonia Bergman, que habían logrado la relocalización de la estación de subte en Plaza Francia. Aun cuando tenían razón, les hicieron un juicio millonario para generar el efecto en todos los demás vecinos.    

–¿Cómo se explica el mecanismo por el cual el club Atlanta recibe tierras públicas y se las vende a La Nación para que construya un microestadio y explote negocios sin pagar impuestos a la Ciudad durante 40 años?

–Estamos acostumbrados al negocio con la tierra pública, que es un negocio que viene desde hace tiempo pero que se vio profundizado por el gobierno de Rodríguez Larreta. En las ciudades no hay oro, no hay soja, no hay minerales, lo que hay es tierra pública y ahí es donde están los grandes negocios. No hay terratenientes sojeros pero sí hay especuladores inmobiliarios, y la principal riqueza es la tierra pública, los grandes negocios se hicieron ahí. 

–Los vecinos también hablan de una especulación inmobiliaria detrás del negocio.

–Atlanta termina siendo una víctima de este sistema: un club barrial acogotado por los tarifazos que no tiene otra opción que hacer este tipo de maniobras para tratar de subsistir. Termina entregando para un negocio inmobiliario lo que iba a tener un fin social. Lo que ocurre en este caso es un manual de lo que nosotros llamamos extractivismo urbano.

–¿Y en cuanto a la aprobación del Código Urbanístico y el de Edificación?

–Es parte de lo mismo: códigos planificados escritos desde la especulación inmobiliaria en una ciudad que pretende duplicar su construcción. Significa: menos calidad de vida, menos espacios verdes por metro cuadrado, un montón de situaciones gravísimas.