El presidente electo ultraderechista, Jair Bolsonaro, se enfrentó a su hijo por la pena de muerte. El ex capitán del Ejército descartó ayer cualquier discusión sobre el restablecimiento de la pena de muerte en Brasil, luego de que su hijo, el diputado Eduardo Bolsonaro, se mostrara favorable a someter el tema a un referéndum en una entrevista con el diario O Globo. “Este diario afirmó en grandes titulares que la pena de muerte sería discutida durante mi gobierno. No sólo tiene que ver con una cláusula irreformable de la Constitución sino que (su restablecimiento) no formó parte de mis promesas de campaña. El tema está cerrado”, escribió el presidente electo en su cuenta de la red social Twitter. En la entrevista publicada ayer mismo, Eduardo Bolsonaro aseguraba que para ciertos tipos de crímenes, como los asesinatos premeditados, es necesario un castigo que, dijo, esté a la altura. “Si la persona tiene conciencia de lo que hace, creo que sería una medida bien propicia de ser sometida a referéndum”, afirmó el legislador de 34 años, reelecto con un número récord de votos en octubre pasado. Bolsonaro hijo se declaró también favorable a la pena capital para los traficantes de drogas, como sucede en Indonesia, país que visitó en 2017. “Allá (en Indonesia) esa política funciona. Cuando uno se pasea por las calles no ve a nadie fumando marihuana o usando ningún tipo de drogas”, dijo. “Hay muchos crímenes que implican la vida de los demás y para los cuales se podría estudiar la aplicación de esta medida (la pena de muerte)”, aseguró. En Brasil, la abolición de la pena capital fue inscrita en la Constitución de 1988, redactada tras de la dictadura militar. Sin embargo, el diputado recordó que ese castigo aún rige para los desertores en tiempos de guerra. “¿Por qué no considerar otras excepciones para ciertos crímenes?”, se preguntó en la entrevista. La última ejecución de un civil en Brasil tuvo lugar en 1876, cuando un esclavo fue colgado por haber matado a dos notables.