Producción: Sección de Economía de Páginai12

La Argentina iba a romper en 2018 la maldición de los años impares. Dos años consecutivos de crecimiento. No pasaba desde 2011. La inflación iba a cerrar debajo de 20 por ciento. La más baja desde 2009. El dólar no iba a ser una preocupación. Se iba a mantener estable en niveles cercanos a los 21 pesos. El panorama resume los pronósticos de los economistas del establishment para este año. Especialistas que se presentan como portadores del saber económico y quienes saben qué se debe hacer en materia económica. En general, son integrantes de la secta de la ortodoxia y de la heterodoxia conservadora. La tarea de revisar las cifras de las principales variables macroeconómicas los deja en ridículo. Una vez más. El PIB termina 2018 con una caída de más del 2 por ciento. El dólar rozando los 40 pesos. La inflación en 46 por ciento. Los denominados gurúes de la city volvieron a confundir deseos con realidad.  

Los errores en sus pronósticos fueron notables. La inflación es casi el triple de lo que anunciaron. El dólar cotiza al doble de lo que estimaron. La actividad del mercado interno no sólo no creció sino que se encuentra en una fase recesiva. La economía termina en estanflación: pérdida del Producto y aceleración de los precios. La estabilidad financiera que auguraron no existe y el riesgo país alcanzó un pico en cuatro años. El trabajo de comparar los pronósticos contra los datos duros de la economía sorprende. Los informes de las consultoras son consideradas claves para empresas en la planificación de su actividad. Así les va. 

Esos economistas difundieron a final del año pasado sus proyecciones macro para 2018. Como todos los años, cuando llega diciembre y ante la indiferencia–complicidad del resto que prefiere continuar con la tarea de reclamar pronósticos 2019, Cash insiste en detallar la diferencia entre  las proyecciones y las datos duros del 2018.

Inflación

Los precios finalizan 2018 con un incremento del 46 por ciento. Se trata del nivel más elevado en casi 30 años. El promedio de los consultores había estimado que la inflación este año iba a ubicarse cerca del 17 por ciento. Los economistas no estuvieron ni cerca. La consultora Abeceb, de Dante Sica, actual ministro de Producción y Trabajo, había proyectado la inflación en 17,8 por ciento; Elypsis, de Eduardo Levy Yeyati, la había ubicado en 16,4 por ciento; la Fundación Capital, de Martín Redrado, en 17,7; Analytica Consultora, de Ricardo Delgado, en 16,6 por ciento; FIEL en 17,7 por ciento; y OJF & Asociados, de Orlando Ferreres, en 16,9 por ciento.

Los pronósticos de los bancos también fueron equivocados. El HSBC había estimado la inflación para 2018 en 15,0 por ciento. Se trata de 30 puntos de diferencia respecto de la realidad. El UBS la había proyectado en 15,8 por ciento, mientras que el BBVA lo había hecho en 15,6 por ciento; el Banco Supervielle en 16,0 por ciento; el Citi en 17,0; el Itaú en 18,0; y el Banco Galicia en 18,1. La banca de inversión extranjera fue igual o incluso más optimista. El JP Morgan publicó un informe en el que había estimado 10,0 por ciento de inflación, Goldman Sachs el 16,8 y Barclays Capital el 18,0.

Dólar

El tipo de cambio fue otra de las variables en la que se cometieron importantes errores de proyección. El dólar cierra 2018 en torno de 39 pesos y en los últimos meses alcanzó picos de 42 pesos. Esas cifras no figuraron en ningún informe. El promedio de las consultoras había proyectado un dólar a 20,44 pesos para 2018. En la lista de los más equivocados figuraron FIEL (19,44 pesos), Elypsis (19,68 pesos), Empiria Consultores (19,84), Eco Go (20,25), Ecolatina (20,37), Analytica (20,50), Abeceb (20,85 pesos), Fundación Capital (21,10 pesos) y Econométrica (21,52).

Los bancos tampoco acertaron con el dólar. El UBS lo había estimado en 19,00 pesos para 2018, mientras que el Banco Francés lo había proyectado en 19,48 pesos, el HSBC en 20,50 pesos, el Supervielle en 20,42, el Banco Galicia en 20,50, el Citi en 20,50 y el Itaú en 21,00. La banca de inversión extranjera no planteó un escenario diferente. Goldman Sachs había dicho que el dólar iba a estar a 20,03 pesos en 2018 y el Barclays Capital a 20,15. La estimación del JP Morgan es la más desastrosa. Pronosticó que la divisa iba a cotizar a 19,00 pesos a fines de este año. Se trata de los mismos fondos extranjeros que iniciaron la corrida cambiaria en abril (vendiendo Lebac para retirarse del país) y los que decidieron no prestarle más deuda a la Argentina.

PIB

La actividad económica fue una tercera variable macro con errores de pronóstico notables. El Producto Interno Bruto finaliza este año con una caída de entre 2 y 3 puntos. La realidad fue un espejo invertido de los pronósticos. Los consultores habían estimado para 2018 un crecimiento de entre 2 y 3 puntos. La Fundación FIEL fue una de las más optimistas. Su proyección de PIB había sido de 3,6 por ciento. En la lista siguieron Abeceb (3,5 por ciento), Elypsis (3,2 por ciento), LCG (3,0), Analytica Consultores (2,8), Econométrica (2,6), Fundación Capital (2,6), Ecolatina (2,5) y Eco Go (2,1).

Las estimaciones de las entidades financieras fueron igual de incorrectas. El Banco Galicia había proyectado un crecimiento de 3,5 por ciento, en tanto que el Banco Supervielle lo había hecho en 3,5 por ciento, el Itaú (3,5 por ciento), el UBS (3,2), el HSBC (3,1), el Banco Francés (3,0) y el Citi (2,8). Wall Street tampoco estuvo fino en las proyecciones. Goldman Sachs había estimado un PIB creciendo 3,6 por ciento, JP Morgan (3,3 por ciento) y Barclays Capital (2,5 por ciento).

Con decimales

La confusión de los pronósticos de los consultores fue categórica. No es el primer año que se equivocan. Juan Carlos de Pablo publicó hace unas semanas en La Nación un artículo citando al economista de Oxford Robert Wayne Clower, quien escribió “La contrarrevolución keynesiana: una evaluación teórica”. Asegura que los pronósticos numéricos no merecen la atención. Ni los privados ni los oficiales. Principalmente los que se presentan con decimales. El punto es aprender a diferenciar entre pronósticos y conjeturas condicionadas. Los primeros quedan congelados ni bien se presentan. Las segundas van adaptándose a los datos en la medida que impactan en la realidad. La diferencia es importante: la manipulación de las expectativas contra el intento de explicar las tendencias de la economía.

En definitiva, otro fiasco de ese grupo de economistas que se atreven, con impunidad, a seguir hacer pronósticos. Ahora para el 2019. Cash empezó a anotarlos para la producción de diciembre próximo.