En el rugby argentino conviven dos marcas de casi igual contenido: Los Pumas y Jaguares. El 2018 permitió ver cómo se diferenciaron, aunque compartan la misma base de jugadores. Mario Ledesma entrenó a los dos equipos. Les cambió la mentalidad. Bajo su axioma de trabajo y locura, condujo a Jaguares hacia los playoffs por primera vez en tres años. Quedaron eliminados con los Lions sudafricanos (40 a 23) pero dejaron la mejor imagen desde que participan en el Súper Rugby. El torneo más importante del mundo a nivel de franquicias. Con el seleccionado nacional sus resultados fueron opuestos. Perdió la mayoría de los partidos y los últimos seis de manera consecutiva. Había arrancado bien en el Rugby Championship, con victorias sobre Sudáfrica y Australia. El nivel de Los Pumas se desmoronó en la ventana de noviembre. Irlanda, Francia, Escocia y Barbarians les ganaron en fila.

Cualquier aspecto del juego que se analice está sujeto al mismo patrón: la magra cantidad de jugadores disponibles para formar los dos principales planteles profesionales de la Argentina. Resulta muy complicado competir entre los mejores del mundo con semejante escasez. No se puede prescindir de rugbiers contratados por los clubes de Europa basándose en una norma no escrita. Los dirigentes están entendiendo que no es posible. El presidente de la UAR, Marcelo Rodríguez, aportó un dato elocuente en la última conferencia de prensa del 2018: “En Argentina se van 200 jugadores por año y tenemos constancia de que 77 de ellos que estuvieron en nuestros sistemas, no juegan en el primer nivel”.

Esa sangría –que se profundizó con la reciente ida de Nicolás Sánchez al Stade Francais– ha sido moderada por cierta apertura camino al Mundial de Japón, que se jugará el año próximo. En Los Pumas se convocó a Juan Figallo ante la falta de primeras líneas para el Rugby Championship. El pilar del Saracens inglés –campeón en su Liga–, no integraba el seleccionado desde el Mundial 2015. 

Pumas y Jaguares se nutren del tercer equipo nacional, Argentina XV, el seleccionado de menores de 20 y hasta agrandarían su base en 2019 con el retorno de Pampas XV que jugarían la Currie Cup en Sudáfrica en la segunda parte del año. Si no se promocionan valores desde ahí, será muy difícil oxigenar a los dos principales planteles. La ambición de conseguirlo está. Pablo Matera, el capitán de ambos, dijo que con Jaguares “esta temporada clasificamos a los playoffs y el año que viene queremos jugarlos y ganarlos”. Ahora será bajo la conducción de otro histórico, el ex Puma Gonzalo Quesada. Como Ledesma, llegó para ser un revulsivo. Pero necesitará decisiones políticas, económicas y deportivas que lo respalden. La UAR tiene con qué: según su tesorero Carlos Barbieri “la Unión acrecentó sus ingresos en casi un 300 por ciento en el transcurso de sólo diez años”.

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