El dilema Rosario. Así llama el peronismo santafesino al armado electoral para esta ciudad. Tiene varios puntos y no sólo abarca las candidaturas locales. Omar Perotti sabe que necesita una porción importante de los votos rosarinos para sus aspiraciones de ser el próximo gobernador. Sabe también que quien se hace fuerte aquí es su principal rival interna María Eugenia Bielsa, con lo cual no sería tan buena noticia para nadie que sobre el final del plazo para inscribir candidaturas la arquitecta desista de competir. El peronismo necesita un caudal importante de votos que animen su primaria para poder después tener expectativas en la general frente al socialismo y a Cambiemos. "Es más fácil mantener votos que salir a conseguirlos a último momento", explica un experimentado operador del partido fogueado en mil batallas.

Por eso mismo muchos veían el cierre perfecto sumando las dos principales candidaturas que tiene el peronismo: Perotti candidato a gobernador y Bielsa a intendente de Rosario. No será así. El rafaelino le dijo a ella en la única reunión que mantuvieron que sería una gran candidata en la ciudad; y ella respondió que Perotti sería un gran candidato a vice con ella encabezando la fórmula. Chicanas cruzadas e intentos vanos de bajarle el precio al otro, terminaron en la nada.

El peronismo aún le reprocha a Bielsa sus demoras en 2015 que llevaron a Perotti a empezar tarde la campaña y quedar a sólo 30 mil votos de Miguel Lifschitz que se quedó con la gobernación. Esta vez no hay esperas y el senador arma su lado como para competir con Bielsa en todo el territorio, pase lo que pase.

La propuesta de Bielsa de "armar por abajo" es un mensaje exclusivo para la militancia. Al electorado mayoritario no le interesa cómo arman las distintas fuerzas sino el resultado final, los nombres de los candidatos que integrarán la oferta electoral. Pero esta idea le permite a la ex vicegobernadora dos cosas: Primero criticar a Perotti que se postuló inmediatamente y segundo demorar hasta el límite su decisión de competir o no en esta contienda.

Perotti y Bielsa son dos paralelas. No se tocarán jamás pero aún así pueden sumar a la geometría del peronismo santafesino. Ninguno de los dos es jefe y eso exaspera a la tropa. Ambos son grandes candidatos, que no es poco. Pero exasperan al ejército peronista que espera definiciones, órdenes a seguir y designaciones concretas hacia abajo. Hay muchas posibilidades de ganar, pero nadie está seguro con una oferta en un futuro gabinete de gobierno. Añoran el dedo del jefe, están acostumbrados a eso, pero eso no sucederá en esta coyuntura.

Esta manera de construir volumen político tanto de parte de Bielsa como de Perotti, responde a las características personales de cada uno y hasta puede ser considerada como "horizontal" y más democrática. Pero no está exenta de riesgos porque enfrente está el socialismo que arma más a la vieja usanza y dónde sí hay jefaturas políticas bien definidas. Y en esa dinámica el socialismo construye con ofertas más sólidas a sus dirigentes y se da la posibilidad de tender puentes hacia otros peronistas sueltos y desencantados y hasta algunos gremios y no sólo ligados al Estado santafesino. Es la tarea que alrededor de Antonio Bonfatti se están dando. Miguel Lifschitz es más refractario para el peronismo y va en camino de ser el que contenga a gran parte del radicalismo que está vez sí parece se va a partir entre el Frente Progresista y Cambiemos.

Esta semana lo dijo con todas las letras quien más trabajó para impedir esa fractura: El diputado provincial y presidente de la UCR Julián Galdeano. "Hemos fracasado en mantener una estrategia común dentro del radicalismo", dijo el dirigente radical y anunció que salvo el sector llamado NEO, el resto del radicalismo jugará en Cambiemos. Pero ahí no terminan las novedades, Galdeano dijo públicamente que mayoritariamente el radicalismo no jugará con José Corral sino con Federico Angelini que es el precandidato a gobernador del PRO.

El otro dilema del peronismo provincial es el kirchnerismo. El sector tiene candidato propio, Marcos Cléri. Pero no contiene a toda Unidad Ciudadana, por eso Leandro Busatto no baja su candidatura a gobernador y María de los Angeles Sacnún también anuncia que será de la partida de acuerdo a las circunstancias. Es claro que no puede haber tres candidatos kirchneristas por la misma categoría, de alguna manera tendrá que resolverse la cuestión que dependerá también de los vaivenes nacionales.

En la ciudad el PJ tiene un único candidato que se recorta que es Roberto Sukerman. Por ahora no asoman adversarios internos, pero esta no parece ser una buena noticia para el propio interesado que busca contrincante para "engordar" las chances del peronismo en una ciudad que le ha sido esquiva desde la recuperación de la democracia.

En un primer momento parecía que Alejandro Grandinetti podía ocupar ese lugar, pero el hombre del Frente Renovador no quiere una interna. En su entorno están convencidos de que serían unas Paso en vano: "Ninguno de los dos retendría los votos del otro para la general", observan. El valor agregado de Grandinetti pasa por los votos que podría arrebatarle a Roy López Molina de Cambiemos, por eso hay varias fuerzas interesadas en que el periodista juegue en la instancia local. Pero también saben que nadie puede pedirle a Grandinetti que se inmole "por la patria" y se quede después con las manos vacías. Tiene libertad de acción de parte de Sergio Massa y busca con paciencia qué hacer de su futuro en la carrera política que acaba de comenzar como diputado nacional, pero que ya se termina el 10 de diciembre de 2019.

En ese contexto la búsqueda de Sukerman se ha orientado hacia Ciudad Futura. Por eso piensa en una interna atípica con Juan Monteverde que le permita ampliar sus bases, esta vez por izquierda. Pero desde esa fuerza no terminan de dar señales concretas de integrar un frente político por adentro del peronismo. Para muchos de sus militantes la salida electoral no parece tan clara aunque también saben que el contexto político no les es tan favorable como sí lo fue en anteriores elecciones.

Y es que el electorado rosarino tiene sus particularidades: Casi la misma base electoral del socialismo es la que le dio tres concejales a Ciudad Futura cuando se enojó con la gestión de Mónica Fein. Luego el enojo siguió pero dos años después, en 2017, esos mismos votos se fueron hacia Cambiemos sumándose así a la ola amarilla de todo el país. Hoy ese escenario está en crisis otra vez y en ese cambio confía el socialismo para recuperar posibilidades de retener a ciudad.

Ese es el complejo mapa local en el que todos han empezado a moverse. A nadie le sobra nada y por eso casi todos hablan entre sí. No falta mucho, pero en días -se sabe- las cosas pueden variar en política.