Como desenlace natural de encuentros fortuitos, a menudo en producciones de otros artistas, hace algunos años Ernesto Snajer y Mariano “Tiki” Cantero formaron el Zabeca Dúo. Fue, entre otras cosas, una manera de dar forma a conversaciones, zapadas y conceptos compartidos en torno a la música criolla y sus posibles aperturas. De esa unión, en 2015 surgió un disco, Zabeca Dúo, que editó Untref Sonoro, el sello de la Universidad Nacional de Tres de Febrero. Allí suenan temas propios y clásicos del folklore, revisitados a partir del diálogo entre el sonido elaborado de la guitarra y la riqueza tímbrica de la percusión, ordenado por los preceptos de la improvisación. Este sábado y domingo, a las 21 en Café Vinilo (Gorriti 3780), Snajer y Cantero reanimarán esa idea de música que nunca se queda quieta, esta vez con cantantes invitadas. En el primer encuentro estarán Liliana Herrero y Bruja Salguero y en el segundo, Teresa Parodi y Lorena Astudillo. 

“Tanto Tiki (Cantero) como yo hemos trabajado con las invitadas en alguna oportunidad, y conocernos nos da la confianza para intentar hacer algo distinto, arriesgar juntos nuevas versiones”, comenta Snajer a PáginaI12. “Uno de los encuentros claves para empezar a pensar en el dúo fue cuando hicimos Igual a mi corazón, de Liliana Herrero, a comienzos de 2008. Ernesto (Snajer) fue el productor de ese disco y yo tocaba la percusión. Naturalmente el hecho de volver a encontrarnos con Liliana impulsará el regreso a algunas de las canciones de aquel disco”, interviene Cantero. “La idea de todas maneras es abordar los temas en los que participarán las invitadas desde la perspectiva de dúo, es decir con arreglos nuevos y espontáneos, en base a la improvisación, a lo que dicte el momento”, agrega Snajer, que también fue productor artístico de Todo lo que tengo, el último trabajo de Teresa Parodi, donde Cantero estuvo entre los percusionistas. “De ahí también se podrían sacar cosas interesantes, pero para resignificarlas, proponerlas en otro plano, distinto a como lo hicimos en el disco”, asegura Cantero. 

Herrero, Parodi, Astudillo y Salguero. Cuatro cantantes que de alguna manera representan cuatro latitudes en el mapa de la canción argentina, con estilos e historias diferentes. Son cuatro personalidades artísticas bien definidas, que apostarán sus canciones al juego de lo imprevisible. “Es maravilloso que semejantes cantantes hayan aceptado jugar con nosotros, venir a nuestro territorio, donde las cosas son más inestables. Nos estimula la idea de poder intervenir el sonido de esas voces con otro acompañamiento, envolverlas con otra dinámica”, destaca Cantero. “No es muy común que un artista acepte salir de su zona de confort. Que estas cantantes hayan aceptado nuestra invitación habla de su generosidad como artistas. El desafío es romper la monotonía del tradicional orden canto–acompañamiento, sobre un repertorio conocido y querido. Seguramente será un viaje musical, transitado con regocijo y espontaneidad”, agrega Snajer. 

Guitarra con ortopedia MIDI, guitarra eléctrica, acústica de seis cuerdas, de diez. Batería, set de percusiones varias, entre el bombo legüero y chapas, pasando por wankara, karkabas y un arpa africana, y voz. Con ese arsenal sonoro Zabeca Dúo respaldará a sus invitadas. Son los argumentos del sonido con el que Cantero y Snajer fueron elaborando una historia sonora, que comenzó incluso antes de tocar juntos. “Yo era parte de la banda de Lito Vitale y Tiki era fan de Ese amigo del alma. Más tarde, Facundo Guevara me llevó a escuchar a Aca Seca y quedé muy impresionado por la manera en que trataba la percusión en el contexto del trío. A partir de ahí se empezó a elaborar una afinidad que después de muchos encuentros en producciones ajenas pudo canalizarse en el dúo, cuando a Mariano lo invitaron a Encuentro de Músicos de Rosario y me llevó con él”, cuenta Snajer.  “Ahí pensé que sería bueno armar algo con Ernesto y así elaboramos un taller sobre música argentina para guitarra y percusión. Lo hicimos primero en Rosario y después por todo el país, siempre combinándolo con conciertos”, agrega Cantero. “Cuando fuimos a El Calafate, encontramos el momento y el ámbito adecuado para grabar todo el material que veníamos trabajando en los talleres, que en ese caso dimos a cambio de horas de estudio de grabación. Así fue que entre las montañas y el lago, enfocados en la música, empezamos a obtener las primeras tomas del disco que más tarde terminamos en Buenos Aires, con los tiempos locos de cada uno y de esta ciudad”, asegura el percusionista. 

En Zabeca Dúo se elaboran varias de las muchas formas de desafío a un género, en este caso el folklore, como representación y tradición. Con las  cuatro invitadas de estos dos conciertos, se ampliarán los espacios para la voz y la palabra cantada. El viaje hacia un horizonte abierto, custodiado por buenas canciones. Una propuesta atractiva en el verano porteño, cuya identidad musical tiene en el reducto de calle Gorriti un lugar importante. Por ejemplo, la programación de lo que resta del mes tendrá su eje en artistas de la influyente conexión uruguaya. Entre el miércoles 9 y el domingo 13, Fernando Cabrera presentará los temas de 432, su disco reciente, además de repasar lo que por su capacidad de seguir disparando afectos podrían considerarse sus canciones clásicas. Leo Maslíah actuará el viernes 18, sábado 19 y domingo 20, combinando momentos de su historia y de Cine mudo, su último disco. Finalmente, el jueves 24 y viernes 25 de enero, Hugo Fatorusso y Daniel Maza protagonizarán un encuentro en lo más alto de la sensibilidad musical del Río de la Plata, entre boleros, candombes, canciones y esa forma de tumbar el ritmo que los gringos llaman Latin Jazz.