Casi un amor a primera vista es lo que surge entre Guinevere y Joe la primera vez que se ven, cuando ella entra a comprar en la librería donde trabaja él; solo hace un poco de ruido, en medio del flechazo que los rodea a los dos de una luz dorada, que él le mire las tetas y piense “Ah, ¿no tenés corpiño y querés que lo sepa?”. Apenas un ruido, algo fuera de lugar, a lo que You le va a ir subiendo el volumen poco a poco hasta que eso que era romance se distorsione y suene la violencia al palo. Cuando la chica sale de la librería, sin ir más lejos, él aprovecha los datos de su tarjeta de crédito para googlearla, la busca en redes y en cuestión de segundos consigue su dirección en Google Maps. Lo interesante de You, lo que la hace inquietante de principio a fin, es que la comedia romántica y el thriller estarán mezclados desde el principio, un género atravesado por el otro, para iluminar una verdad: que muchas veces las relaciones y el amor romántico tienen un poco o mucho de cada cosa, según como se los mire. Según cuánto se sepa de lo que oculta el otrx.

Los protagonistas son Guinevere Beck (Elizabeth Lail), una joven y rubia aspirante a escritora que vive sola, coge con la libertad de una chica moderna y tiene un cuestionable grupo de amigas chetas y competitivas que, como ella, no paran de retratarse en Instagram. Entre esas amigas influencers e it girls, ella es la sensible, la que escribe poesía y prefiere un desayuno casero a una noche de fiesta top. Joe Goldberg (Penn Badgley) es por su parte el encargado de una librería pequeña y tradicional, con un amor por los clásicos y una vida modesta lejos de las redes. Todo en él parece auténtico y sentido porque lo que Joe exhibe es un paquete de cosas que se identifican con el bien: le gustan Cervantes, Mary Shelley y Dumas, es amoroso con un nene que vive en el departamento de al lado en un ambiente violento, está satisfecho con su vida de bajo perfil y, lo que es más importante, quiere lo mejor para Beck. Entonces, no puede ser tan malo. Él sabe qué es lo mejor para ella, ella no. En su mente todo está clarísimo; qué fácil sería la vida, y qué feliz, si tan solo ella se entregara y dejara que él le diga lo que tiene que hacer, con quién tiene que relacionarse, qué hacer con hasta el último milímetro de su vida. 

You es inteligente al no plantear una situación de damisela en apuros frente a un monstruo psicópata y, la verdad, es atractiva y divertida. Quizás justamente porque mantiene cierto inverosímil, cierta impostación demasiado fantasiosa y berreta cuando muestra la jaula vidriada en la que Joe guarda los libros más valiosos y a sus víctimas, o porque él es terriblemente torpe como criminal, casi al punto de que nos preocupamos por que no lo descubran (por más que se vea siniestro con la gorrita con visera que usa para espiar, el personaje está más cerca de un chico de comedia romántica que de Hannibal Lecter). Y en este protagonista la serie resume de una manera elocuente y sintética, pero sin que resulte demostrativa, el accionar del varón patriarcal promedio. Bajo la premisa de la protección, el control se cuela por todas partes, y sin embargo desde el punto de vista de Joe todo tiene su excusa, su argumento, su justificación. A través de él, You nos sumerge en un mundo seductor, el del hombre que concibe el control y el cuidado (siempre de seres frágiles y necesitados, como mujeres y niñxs) como las dos caras de la misma moneda, la del amor. La apuesta de la serie es que haya algo de bueno y adorable en él y que, como contrapartida, ella no sea una heroína impoluta, ni sea válido el punto de vista moral para juzgarla. Por eso es importante que él no sea el malo de la película todo el tiempo ni sea imposible empatizar con él: lo que You viene a decir es lo que el feminismo está gritando a los cuatro vientos, que el varón machista y hasta el femicida no se pasean con cara de villanos y un cartel que los identifique, sino que pueden ser el chico que a la mañana te lleva el desayuno a la cama con una sonrisa perfecta. 6

You
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