Casi dos meses debieron pasar para que el clásico más barrial de la Ciudad de Buenos Aires finalmente pudiera disputarse. San Lorenzo y Huracán igualaron sin goles y, con ese resultado, el equipo de Jorge Almirón, que no gana desde su asunción y debió jugar los últimos 60 minutos con un hombre menos por la expulsión de Fabricio Coloccini, en una decisión polémica del árbitro, continúa navegando en los últimos puestos de la tabla con 14 puntos. Por su parte, la visita no pudo quebrar la maldición de 18 años sin ganar en el Bajo Flores, pero llegó a las 27 unidades y se ubica cuarto, expectante de ingresar a la próxima Copa Libertadores.

Mucha agua pasó debajo del puente para que finalmente pudiera jugarse este encuentro, que debió desarrollarse el último fin de semana de noviembre pero que se postergó porque se interpuso el partido de vuelta de la Superfinal de Copa Libertadores entre Boca y River, suspendido por incidentes. Entre otras cosas, en Huracán hubo cambio de técnico y de arquero: Gustavo Alfaro y Marcos Díaz pasaron a Boca; en lugar del uno llegó el paraguayo Anthony Silva y el puesto de técnico lo ocupó un Antonio Mohamed ataviado con traje oscuro, camisa y zapatillas blancas. Mientras que por el lado de San Lorenzo hubo tres debuts desde el inicio: dos ex Atlético Nacional de Medellín, Fernando Monetti y Raúl Loaiza, y el ex Newell’s Héctor Fértoli. 

Tras las bombas de estruendo, el partido se inició con el local decidido a pasar al ataque, pero con un rival bien plantado en mitad de cancha, dispuesto a cortarle cada uno de sus avances. No obstante, la primera llegada estuvo en los pies de Fernando Belluschi, que con un remate esquinado provocó una estirada de Silva. Poco después, San Lorenzo tuvo dos llegadas de cabeza al hilo, ambas malogradas por su capitán Nicolás Blandi, quien provocó el lucimiento del arquero paraguayo. Huracán seguía esperando de contra y tuvo su primera ocasión cerca de la media hora con una atropellada de Lucas Barrios que Monetti pudo salvar en la línea. Enseguida, Lucas Gamba tuvo su chance con un derechazo que se fue apenas arriba y dos minutos más tarde se produjo la expulsión de Coloccini, por un pisotón sobre Israel Damonte que el árbitro consideró como intencional.

Aún con uno menos, San Lorenzo no se resignó a tirar pelotazos. Enfrente tenía un rival que manejaba el trámite con paciencia, a la espera de dar el golpe, pero que le faltaba picante en ataque. No obstante, la primera ocasión del complemento fue para Barrios, que metió un cabezazo bien controlado por Monetti, que ya se erigía como figura. A los 65, una gran jugada de Belluschi fue terminada por Blandi muy cerca del palo y, cinco minutos después, un centro rasante del ingresado Gino Peruzzi, de buena actuación, casi termina en gol en contra. Eso despertó a la hinchada local, con su grito de guerra: “Hay que saltar, hay que saltar, el que no salta, es de Huracán”.

El partido se moría y San Lorenzo seguía siendo más profundo, aún con diez jugadores. Huracán, por su parte, ya con Patricio Toranzo y Andrés Chávez en la cancha, coqueteó con el gol recién en los últimos minutos. Un cabezazo de Chávez y una definición suya en posición adelantada tras una buena respuesta de Monetti ilusionaron a Mohamed, pero sólo eso. Ni la arremetida final de Huracán ni la valiente propuesta del diezmado San Lorenzo pudieron hacer nada para evitar el empate final, que alargó la mala racha de Almirón en Boedo (cuatro empates y una derrota), y que puso a Huracán en un lugar expectante en la tabla de la Superliga.