“Alberto Castillo era el ícono de los carnavales de su momento”, puntualiza Daniel Fratantoni, uno de los organizadores de las Milongas de Carnaval, que este año celebrarán su octava edición con una fiesta tanguera cada sábado en el Chau Che Clu (Av. Vélez Sarfield 222). Así, Fratantoni explica no sólo la participación en el armado de la fiesta de la Fundación que recuerda al gran cantor de tangos (junto a músicos y gestores culturales vinculados al género), sino también el espíritu que recorre a esta celebración carnavalera.

“Estas Milongas de carnaval siempre tuvieron la idea de accesibilidad, que quien no pertenece al ambiente pueda llegar a un evento que no sea caro y que esté a la mano, que sea en verano”, ahonda el organizador. Por eso durante años fueron eventos callejeros, compartiendo espacio con los corsos y las murgas compañeras, hasta que las sobreexigencias burocráticas los empujaron a un espacio como el Chau Che Clu. 

Castillo es un referente ineludible para los milongueros, quizás uno de los cantores que mejor se llevó con quienes sienten el tango desde los pies. “Era amado por el pueblo trabajador”, observa Fratantoni. “Cuando empezamos las milongas, tenían una índole más tradicional que la que tienen ahora, que uno puede ir vestido como quiera y quedarse a ver bailar o escuchar orquesta sin tener que pertenecer al circuito, o ir de elegante sport como te obligaban antes”, recuerda. Parte de la búsqueda del colectivo organizador –que se replicó en sus espacios particulares– fue salir de la lógica endogámica que antes predominaba. “Era también aggionarnar los espacios a lo que les pasa a los jóvenes, algo que va desde las luces, las cortinas que usás hasta el diseño gráfico de los flyers”, reflexiona. “En un momento, en los comienzos y en la época de Castillo, el tango era muy inclusivo; lo que heredamos con las milongas tradicionales era totalmente al revés, era excluyente”, plantea.

Por eso también habrá una búsqueda de variedad con los artistas que se presentarán. Habrá, claro, orquestas que recrean los estilos de la época de oro, como la Romántica Milonguera o Los Herederos del Compás, infaltables en el circuito. Pero también hay espacio para voces nuevas, como Noelia Sinkunas, María Laura Antonelli, Dema, Luis Longhi, el dúo Pulice-De Vicenzo, Astillero, Osvaldo Peredo, la Orquesta de Señoritas o Analía Goldberg y el Chino Laborde. “Corrientes variadas dentro del tango”, señala Fratantoni. “La intención es que haya toda la amalgama de posibilidades del género, que sigue creciendo, se sigue ampliando y queremos que eso esté representado. Que la gente entienda que el tango es montón de cosas, como el rock es un montón de cosas”, propone. “Si conectás con Dema y después bailás a Troilo, para nosotros ya está: ganamos”.