El consumo retrocedió 10 por ciento durante enero. El relevamiento de ventas minoristas elaborado por la  Cámara Argentina de la Mediana Empresa (CAME) acumula trece meses consecutivos en caída libre. La contracción responde a la pérdida en la capacidad de compra de los trabajadores, la destrucción de empleo y el incremento en el costo de financiamiento. Las cantidades vendidas por los locales físicos se desplomaron 11,6 por ciento frente al mismo mes del año anterior. Pese a ello, el informe elaborado por la cámara empresaria buscó maquillar ese escenario recesivo al destacar que “la venta de bienes en la modalidad online creció 4,8 por ciento”, pese a que las operaciones digitales representan apenas el 8 por ciento del total. 

Después de cerrar 2018 con una caída global anual de 6,9 por ciento, todos los rubros relevados por CAME comenzaron el año con fuertes caídas medidas en cantidades. Las más profundas se registraron en Bijouterie con un descenso del 14,9 por ciento, Calzado y marroquinería, que perdió un 14,8 por ciento y Muebles con un desplome del 14,3 por ciento. “Enero se encontró con un cliente comprando lo justo y necesario, y un empresario dispuesto a vender como sea. Hubo grandes descuentos por compra en efectivo y facilidades de pagos con tarjetas, en muchos casos asumiendo los costos el negocio”, expresa el informe de CAME al describir la dinámica minorista de enero. A lo largo del mes pasado apenas 23 de cada 100 locales relevados no registraron caídas en sus ventas.

En línea con la profunda crisis con despidos masivos y cierre de fábricas que atraviesa la industria textil, la venta de indumentaria marcó una contracción de 10,6 por ciento frente al mismo mes del año pasado. La merma se explica por una contracción del 13,3 por ciento en los locales físicos que fue levemente compensada por las operaciones online. “Se vendieron principalmente prendas de menor valor, mucho con tarjeta de crédito, también se hicieron muchas ofertas para liquidar stocks que la gente aprovechó. El despacho fue flojo en todas las ciudades, incluyendo en los centros de veraneo”, indicó el reporte de CAME. El relevamiento cubre un universo de 2200 comercios pymes en la Ciudad de Buenos Aires, el conurbano bonaerense y el interior del país. 

Para el rubro “Electrodomésticos, artículos electrónicos, de computación y celulares”, el informe marca una caída de 9,5 por ciento frente al mismo mes de 2018. La contracción se explica por una baja de 15 por ciento en los locales tradicionales y una mejora de 21,7 por ciento en las ventas por internet. El informe precisa que las ventas de equipos de aire acondicionado y ventiladores que acompañó a los días de mayor temperatura permitieron contener el desplome sectorial. Otro fenómeno identificado por la CAME para las operaciones con electrodomésticos fue que “las familias le escaparon bastante a comprar en cuotas, por el impacto que puedan tener las altas tasas de interés”.

El rubro Alimentos y Bebidas mostró en enero un retroceso 4,9 por ciento. La menor contracción expresada en cantidades, explica el informe de CAME, a que “muchos negocios liquidaron stock al costo, otros armaron canastas con precios reducidos para mover consumo en mayor número, o pusieron tres cuotas sin interés para que el público no se vaya a las grandes cadenas. Aun así, el expendio fue menor, especialmente en la segunda quincena del mes”. Como sucede a lo largo de los últimos meses, se mantiene en ascenso la demanda de segundas y terceras marcas en algunos productos.

El programa de austeridad y reformas estructurales diseñado por el Gobierno para acceder al crédito del Fondo Monetario Internacional bloquea cualquier atisbo de recuperación de la demanda interna en los próximos meses. El organismo multilateral proyectó que el consumo privado anotará un retroceso del 6,3 por ciento este año. Los datos elaborados por la Cámara Argentina de Comercio (CAC) muestran que durante el último bimestre del año pasado aumentó 11,8 por ciento la cantidad de establecimientos porteños que bajaron la persiana respecto de septiembre y octubre previos. El cierre de comercios creció 57,4 por ciento contra igual lapso de 2017. El relevamiento toma las principales arterias porteñas, donde la peor parte se la llevó la avenida Avellaneda, históricamente relacionada con la venta textil, donde se duplicó el cierre de locales de un bimestre al otro. El relevamiento de la CAC difundido hace dos semanas también presentó información de establecimientos en La Plata, donde la caída fue de 40 por ciento entre bimestres. En este caso no hay datos interanuales.