La construcción arrancó el año en baja. La venta de insumos para esta actividad se contrajo en enero 20,1 por ciento respecto de igual mes del año pasado, según informó ayer el Grupo Construya, que nuclea a las principales marcas productoras de materiales en el país. El registro de diciembre previo había arrojado un desplome de 31,8 por ciento en términos interanuales, el peor retroceso de la gestión Cambiemos. Si se compara enero con el mes anterior, la venta de materiales obtuvo una leve mejora de 3,3 por ciento, aunque el propio informe aclara que no son meses comparables por la estacionalidad. La evolución en la venta de insumos sirve como un anticipo provisorio del desempeño de la construcción, que despidió el año pasado con un retroceso de 20,5 por ciento en diciembre respecto de igual mes de 2017, según las últimas cifras difundidas por el Indec. 

El aumento de los costos de los insumos derivado de la devaluación de la moneda, el año pasado, congeló la inversión en construcciones privadas. A esto se sumó el freno de la obra pública por el ajuste en gastos de infraestructura que acordó el Gobierno con el Fondo Monetario. En el primer caso, el de las obras privadas, el efecto fue inmediato y comenzó a hacerse notar en junio, con la primera fase del cimbronazo cambiario -primer 50 por ciento de suba del dólar-, mientras que el congelamiento de la inversión pública ya venía de arrastre y en el sector estiman que se profundizará durante el transcurso de 2019.

El Grupo Construya está conformado por empresas de la talla de FV, Loma Negra, Aluar, Plavicon, Ferrum, Klaukol y Acqua System, entre otras marcas, y su índice se basa en los volúmenes vendidos de ladrillos, cerámicos, cemento portland, cal, acero, carpintería de aluminio, pisos y revestimientos cerámicos, adhesivos, pastinas, impermeabilizantes, pinturas, sanitarios, grifería y caños de agua. Previo al desplome récord de diciembre, en el noviembre previo la caída ya había alcanzado al 30,4 por ciento interanual. El máximo anterior había correspondido a julio de 2016, con un retroceso de 23,9 por ciento, que coincidió con la primera recesión del macrismo y la decisión oficial de revisar todos los contratos de obra pública licitados durante la gestión del gobierno anterior. 

Frente a la recesión, que se inició en septiembre pasado y todavía no tiene fecha de caducidad, y el ajuste en la obra pública, el Gobierno convenció al Congreso de que los programas de participación público-privada compensarían esa situación. Sin embargo, la disparada del riesgo país, que superó los 700 puntos en agosto, encareció el crédito privado y entonces el Gobierno también suspendió las obras bajo esa modalidad. 

De acuerdo con la encuesta cualitativa incluida en el informe de Construcción del Indec, el 94 por ciento de las empresas que realizan obras privadas prevé que el nivel de actividad disminuirá o se mantendrá en los actuales niveles al menos hasta marzo inclusive. Los encuestados atribuyen esa situación a la caída de la actividad económica (29,1 por ciento), a la inestabilidad de los precios (18,9 por ciento) y a los atrasos en la cadena de pagos (15,7 por ciento), entre otras causas. 

Entre los empresarios vinculados con la obra pública, el 97,5 por ciento anticipa un primer trimestre sin cambios o en caída en el nivel de actividad y la atribuyen a los mismos factores que quienes se desempeñan en el sector privado. En materia de mano obra, el 64 por ciento de los empresarios prevé una baja y sólo un 1,1 por ciento que podría aumentar. El 30 por ciento restante contestó que mantendrá el actual nivel de empleo en el sector.