Sectores ultra liberales del establishment global promueven un retroceso institucional hacia los tiempos en que los bancos centrales no existían. El interés detrás de la propuesta es que los grandes bancos privados detenten el exclusivo control de la política monetaria, sin ningún tipo de regulación. Con ese objetivo, impulsan líneas ideológicas que promueven la abolición de los bancos centrales en universidades, centros de estudios y medios de comunicación. Anotándose en esa changa, un mediático liberal criollo escribió una nota titulada: “Banco Central: el falsificador serial”.

La misma comienza con un enaltecimiento de los tiempos en que el oro ocupaba el puesto de ser la expresión material del poder social de compra, esto es, el dinero. Sin ningún tipo de justificación, al autoproclamado libertario se le antoja que como el oro es difícil de extraer, la expansión de la oferta de oro sería acorde a las necesidades del sistema económico o incluso un poco menos, “generando una caída gradual en el nivel de precios” produciendo que “el nivel de vida de cada trabajador se incremente de manera estable año a año”. Su total desconocimiento de la historia económica le lleva a pasar por alto experiencias como la “revolución de los precios”, tal como se denominó al proceso inflacionario europeo de los siglos XV y XVI, tras el saqueo del oro y la plata de América Latina. También desconoce que las condiciones de vida de la clase obrera europea en tiempos del patrón oro, con sus permanentes deflaciones que generaban masas de obreros desocupados que emigraron, entre otros tantos lugares, a nuestro país, no eran muy halagadoras y fueron ampliamente mejoradas al abolirse dicho sistema monetario y aplicarse políticas monetarias keynesianas que impulsaron la plena ocupación.

Luego continúa señalando que al extenderse el uso del papel moneda, la oferta monetaria crece por encima de las necesidades de la economía produciendo inflación. Nuevamente, no hay ninguna razón por la cual los bancos centrales impulsarán la creación de dinero por encima de las necesidades de la economía. Lo más habitual es que los bancos centrales se guíen por reglas de política monetaria que intentan alcanzar un elevado nivel de empleo, con la mínima inflación. Para ello, suelen subir la tasa de interés de referencia cuando notan que la economía se sobrecalienta, intentando moderar de esa manera los impulsos inflacionarios. Esa política puede ser efectiva en países donde las causas de la inflación son monetarias, fracasando en países donde el impulso de la inflación no tiene un origen monetario. Un ejemplo de ese fracaso es la política ortodoxa del banco central aplicada en Argentina tras el acuerdo con el FMI, que convivió con el record de inflación de las últimas décadas. 

Por otro lado, abolir el banco central y dejar que los bancos privados generen dinero sin ningún tipo de regulación no garantiza que lo hagan en forma estable sin generar inflación. Consulten sobre el tema los libros de historia y vean qué pasó con la ley de bancos garantidos en tiempos de Juárez Celman.

@AndresAsiain