Los docentes bonaerenses arrancan hoy la discusión de sus salarios con la administración de María Eugenia Vidal. A menos de un mes del comienzo de las clases, todo prefigura una paritaria difícil. Los maestros vienen de perder ingresos durante dos años seguidos: en 2018 sus sueldos se redujeron un 16 por ciento, y en 2017 ya venían de sufrir otra caída de 7 puntos. Los gremios enfrentan así la necesidad de recuperar los ingresos perdidos y obtener además, para 2019, un acuerdo que no conlleve nuevas pérdidas contra la inflación. Esto en el marco del programa del brutal ajuste presupuestario que atraviesa el país y con un gobierno nacional que en 2017 evitó y en 2018 eliminó la paritaria federal, volcando sobre las provincias toda la carga de la negociación. 

El dato sobre la caída de los salarios de los maestros bonaerenses es parte del últimos informe del Centro de Economía Política Argentina (CEPA) sobre las paritarias docentes. El CEPA calculó cuál debería ser, en este marco, el aumento para que los salarios de los maestros de la provincia le empaten a la inflación. La vara que tomó para estimar la suba de los precios es una evaluación oficial, el Relevamiento de Expectativas de Mercado elaborado por el Banco Central, y el tipo de salario considerado es el de un docente con un cargo y con diez años de antigüedad. En base a esta proyección, para recuperar el poder de compra que tenían los salarios en diciembre de 2017 (reponiendo lo que perdieron durante el año pasado) y sostener esa capacidad adquisitiva a lo largo del 2019, el acuerdo de este año debería alcanzar un 52 por ciento de aumento, con incrementos acumulativos del 3,6 por ciento mensual durante todo 2019 (ver gráfico). 

El número impacta por su magnitud. El autor del informe y titular del CEPA, Hernán Letcher, apunta que aún considerando que se firmara una paritaria así de elevada “el promedio del poder adquisitivo de 2019, de todas formas, se mantendría por debajo de los años anteriores”, debido a la inflación galopante que se vivió, mes a mes, durante todo 2018. 

Es claro que para los sindicatos docentes de la provincia la única garantía posible es una cláusula gatillo de ajuste automático por inflación. El año pasado la gobernadora la rechazó de plano.

La postura de Vidal fue primero fijar un techo salarial del 15 por ciento, porque esa era la proyección inflacionaria que hacía el gobierno nacional. La gobernadora argumentó públicamente que los docentes podían quedarse tranquilos porque sus sueldos no estarían por debajo de la inflación. La realidad la desmintió en poco tiempo, pero aún así durante todo 2018 no acordó con los gremios. Ante la disparada de los precios, lo que hizo fue ir reajustando los salarios se manera unilateral, hasta que a fin de año determinó por decreto un aumento del 32 por ciento, más 7 mil pesos adicionales. La inflación anual fue, según el Indec, del 47,6 por ciento.

El informe del CEPA enfoca, por otra parte, la cuestión de los sueldos de los maestros bonaerenses en relación con todo el período de gobierno de Cambiemos. Comparando el poder adquisitivo de los salarios de 2015 en adelante, su conclusión fue que sufrieron una pérdida mayor al 20 por ciento. En el gráfico publicado se ve cómo en 2016, cuando en su primeros meses de gestión Cambiemos llamó a la paritaria nacional (por primera y única vez), en la que se acordó un aumento del 40 por ciento, los salarios de los docentes bonaerenses tuvieron un buen período.

Finalmente, el CEPA estimó la cantidad de bienes a los que podía acceder un docente bonaerense en el último año del gobierno kirchnerista contra los de la gestión de Cambiemos. También en este caso los números muestran la gravedad del deterioro. En 2015, con su salario, un docente de la provincia (siempre con un solo cargo y con diez años de antigüedad) podía comprar bienes por el equivalente a 27.216 pesos de hoy. En 2016, el salario equivalente promedio fue de 26.062 pesos actuales. En 2017 se redujo a 24.004 pesos y en diciembre de 2018 a 21.745 pesos, su valor actual. El salario promedio del docente bonaerense, lejos de las promesas de Vidal, está por debajo de la línea pobreza, que el Indec fija para la región en 25.348 pesos.